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La juez archiva la causa de la muerte de la niña hallada en las vías del tren en Málaga

El auto señala que no existen indicios de que terceras personas participaran en la desaparición y fallecimiento de la pequeña Lucía Vivar

Técnicos de ADIF inspeccionan la zona de la vía donde fue localizada Lucía Vivar, en julio de 2017.
Técnicos de ADIF inspeccionan la zona de la vía donde fue localizada Lucía Vivar, en julio de 2017.DANIEL PÉREZ (EFE)

A pesar de las “múltiples diligencias de investigación” que se han practicado, en el cuerpo de Lucía Vivar, la niña de tres años hallada muerta en las vías del tren de Pizarra (Málaga) el 27 de julio del año pasado, “no existen indicios” que permitan sostener que “terceras personas la cogieran y que, en contra de su voluntad, se la llevaran”. Es una de las conclusiones a las que ha llegado la titular del Juzgado de Instrucción Número 10 de la capital malagueña para acordar el sobreseimiento provisional y archivo de esta causa. Las pesquisas, apunta la magistrada en su auto, no permiten concluir “la comisión de un hecho delictivo”.

La resolución, que se puede recurrir, casi da carpetazo a una investigación de 11 meses en los que la familia de la pequeña ha peleado para rebatir la teoría de muerte accidental que la Guardia Civil apuntó desde el principio. El pasado octubre, los padres de la menor, Antonio Vivar y Almudena Hidalgo, presentaron en el juzgado dos informes de parte que cuestionaban la hora de la muerte fijada por la autopsia y apuntaban a la existencia de dos lesiones en la cabeza de la niña y no solo una compatible con el golpe de los bajos de un convoy, como defendía el instituto armado.

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A la vista de estos estudios, la instructora encargó un nuevo informe forense que ratificó lo que decía el primero: la muerte de la niña se produjo entre las cinco y las siete de la mañana del 27 de julio, la causa fue “el impacto” con la parte baja del tren y no existían indicios que permitieran sostener la participación de terceras personas en estos hechos.

La noche del 26 de julio, la pequeña estaba jugando con sus primos en la terraza del bar La Estación de Pizarra (9.106 habitantes), junto al apeadero del tren, mientras sus padres cenaban con otros familiares. Poco antes de las 23.20, se percataron de que la menor había desaparecido. Según la hipótesis de la Guardia Civil, defendida desde que se localizó el cuerpo sin vida a la mañana siguiente, la niña se habría desorientado y se habría dirigido hacia las vías. Caminó durante horas, algo más de cuatro kilómetros en dirección al municipio de Álora, hasta caer dormida entre los raíles. El primer tren de la mañana le habría propinado accidentalmente el golpe que le causó la muerte.

Frente a la postura defendida por la familia de que la niña “no se fue por voluntad propia”, la juez relata que las diligencias han concluido que en su cuerpo “no existen restos biológicos de personas ajenas”. Además del traumatismo craneoencefálico severo que le causó la muerte, la pequeña tenía pequeñas erosiones en las piernas y lesiones “erosivas” en la parte posterior de los talones, por el borde las sandalias. Pero no tenía contusiones o hematomas “que puedan sugerir que alguien se la llevó a la fuerza”. No hay indicios tampoco de que pudiera “haber sido drogada”, subraya el auto. Las manchas que tenía en la ropa, el cuerpo y el cabello eran de grasa, bien del tren o de la vía, y las erosiones en los talones apuntarían a “un roce continuo debido a la deambulación”.

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La pregunta que ha sobrevolado siempre este caso es cómo una niña de solo tres años puedo recorrer cuatro kilómetros de distancia, sola, en plena noche y entre los raíles. “Si bien no es posible dar una explicación de cómo pudo llegar la menor al lugar del fallecimiento, si fue andando por las vías del tren o bien de otra forma, lo cierto es que no existe indicio alguno de que terceras personas la llevaran hasta allí”, afirma la juez, que recuerda de nuevo las manchas de grasa y alude a las imágenes captadas por una cámara de la estación, a las 23.34, en las que se observa a una persona “de pequeña estatura” andando sola por las vías, “siendo altamente probable que dicha menor fue la fallecida”.

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