Cospedal anuncia un aumento de las tropas en el exterior en 2018
Los efectivos en misiones internacionales pasarán de 2.500 a 3.000 si el general Cebrián toma el mando de la ONU en Líbano
España incrementará en 2018 su presencia militar en el exterior como prueba de que es “un país muy comprometido con sus aliados internacionales”, según ha dicho la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, en la base Miguel de Cervantes, en Marjayún (Líbano), a la que llegó el miércoles por la noche en la tradicional visita navideña a las tropas.
El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes aumentar en 152 efectivos el despliegue en Mali; en 30 en Irak; y en 95 en Afganistán. Además, si consigue hacerse con el mando de la misión de la ONU en Líbano (Unifil), el contingente español en este país, que ya es el más numeroso de los que hay en el extranjero, con 650 militares, se incrementará hasta 750. España también está dispuesta a participar, por vez primera, con un buque ligero, en la flota de la ONU que vigila el embargo de armas a la milicia chií libanesa Hizbolá, aumentando hasta 840 sus efectivos en este país. En total, los militares desplegados en el exterior pasarían de los 2.500 actuales a 3.000.
España ya aspiró en 2015 a mandar la misión de paz de Líbano, con 12.000 cascos azules, pero la burocracia de Naciones Unidas optó entonces por el general irlandés Michael Beary, lo que supuso un duro revés para la diplomacia española. Ahora, confía en que el candidato preferido por el Ejército, el general de división Luis Cebrián (con una amplia experiencia en Líbano y Afganistán) sea designado para relevar a Beary cuando este concluya su mandato, el próximo julio.
Aunque España participa en Unifil desde 2006, tras la guerra que enfrentó a Israel y Hizbolá, y 14 militares españoles han perdido la vida en Líbano, solo en una ocasión ha ostentado el mando, entre 2010 y 2012, cuando lo hizo el general Alberto Asarta.
La ministra, que durmió el miércoles en la base española, a los pies de unos nevados Altos del Golán, agradeció a los soldados su labor, especialmente en las fechas navideñas, cuando se hace más dura la lejanía del hogar, y los elogió por saberse ganar el aprecio de la población local y el respeto del vecino Israel y de los otros ejércitos con los que trabajan codo con codo en Unifil. “No hay ningún respiro”, les dijo, “a la hora de luchar contra quienes quieren atemorizarnos y acabar con nuestro modelo de convivencia y nuestra libertad”. La mayoría de los militares destacados en Líbano proceden de la Brigada Extremadura, con base en Botoa (Badajoz). Llegaron en noviembre pasado y está previsto que les releve en mayo la Brigada Aragón.
Posteriormente la ministra visitó las posiciones avanzadas de las tropas españolas en la blue line, la línea de separación entre Líbano e Israel; incluida la 4-28, donde en enero de 2015 murió el cabo Francisco Javier Soria, alcanzado por un proyectil de artillería israelí. La torre de vigilancia donde falleció ha sido blindada y la posición dispone de refugios para los 78 militares allí desplegados pero resulta difícil, admite un oficial, protegerse del impacto directo de un obús de 155 como el que mató a Soria.
El fin de la guerra contra el Daesh en Irak y el avance del régimen de El Asad en Siria hacen temer que los milicianos de Hizbolá, que han luchado en ambos países en apoyo a sus aliados chiíes, regresen a Líbano crecidos por la victoria, con experiencia de combate y mejor armados. Pero, aunque la decisión de la Administración Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel ha elevado la tensión en toda la zona, expertos en inteligencia confían en que la convocatoria de elecciones en mayo próximo en Líbano disuada a Hizbolá de enredarse en nuevos enfrentamientos con Israel. Al menos hasta entonces.
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