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¿Es un refugio para gatos de 800.000 euros lo que más necesitan los vecinos de Valencia?

La propuesta de crear un santuario para felinos callejeros lidera con diferencia la votación de los presupuestos participativos de la ciudad

Ignacio Zafra
Un gato callejero junto a una pared en una calle de Valencia.
Un gato callejero junto a una pared en una calle de Valencia.JOSÉ JORDAN

Un centro de recuperación de gatos de la calle, que requiere una inversión aproximada de 800.000 euros, encabeza las propuestas de los presupuestos participativos del Ayuntamiento de Valencia. Un apartado de los presupuestos municipales dotado de siete millones de euros en el que concursan, de momento, 312 ideas.

El “santuario para gatos”, como también es conocido, contabilizaba casi 600 votos por la tarde del viernes 27 de octubre. Un centenar más que la segunda opción: “peatonalizar para siempre la plaza del Ayuntamiento”. Y 170 más que la tercera, que consiste en la instalación de baños públicos en el jardín del antiguo cauce del Turia. El refugio gatuno va primero en la votación, que se realiza por Internet. Pero no todos en Valencia, la tercera ciudad más poblada de España (790.000 habitantes) se muestran entusiasmados ante esa posición, como refleja la fría reacción de la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, María José Broseta.

El espacio no está pensado como un lugar donde ubicar a los gatos callejeros. Sino como un “centro de apoyo” a los felinos que viven en las cerca de 500 colonias repartidas por la ciudad, explica la concejal de Cultura y Bienestar Animal, Glòria Tello. El Ayuntamiento no ha concluido el censo de gatos, pero estima que en cada colonia, establecidas en solares, parques y casas abandonadas, residen entre cinco y 20 ejemplares, lo que supone que en la ciudad hay más de 2.500.

"Hay quien le parece un poco marciano [el presupuesto destinado], pero la preocupación por los animales tiene cada vez más adeptos y es muy emocional", explica la concejal de Cultura

Lo que se está sometiendo a votación es, concretamente, un centro de apoyo a los vecinos que alimentan y cuidan a estos animales de forma voluntaria desde hace años. El santuario dispondrá de oficinas, de una clínica veterinaria donde se curará y esterilizarán ejemplares, y de un espacio para acoger temporalmente a los felinos convalecientes; también a las camadas que han perdido a su madre y a las colonias que se ven desplazadas cuando, por ejemplo, empieza la construcción de un edificio en el solar donde viven. El Consistorio prevé que el centro sirva además para canalizar adopciones.

La concejal no considera excesivo el presupuesto destinado a un lugar así. “Hay a quien le parece un poco marciano, pero la preocupación por los animales tiene cada vez más adeptos y es muy emocional. La ciudad tiene muchas necesidades, pero un centro de este tipo contribuirá a hacerla más amable y habitable”, afirma Tello. Ella misma cuidó durante años de una colonia de gatos cercana a su casa.

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La dirigente vecinal María José Broseta cuestionó en el diario Levante-EMV que el santuario sea realmente una prioridad de los barrios. En conversación con EL PAÍS, matiza que su disconformidad se dirige hacia el hecho de que los terceros presupuestos participativos de Valencia incluyan en esta edición propuestas planteadas por el Ayuntamiento —16 en total, una de ellas el santuario para gatos—, lo que resta margen a las ideas lanzadas por entidades ciudadanas y particulares.

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Broseta cree que el centro de recuperación felino debería crearse, pero con cargo a los presupuestos municipales. “Los siete millones que se destinan a los participativos no son mucho dinero”, afirma.

La coordinadora en Valencia del Partido Animalista (PACMA), Raquel Aguilar, es igualmente partidaria de que el centro se construya “sin votaciones” con el presupuesto municipal, pero por lo demás aplaude la iniciativa. “El cuidado de los animales es un deber moral. También hay quien cuestiona el gasto en cultura, pero todo es importante. Los animales también lo son”.

La primera fase de los presupuestos participativos, la presentación de propuestas, comenzó el 18 de octubre y concluirá el 8 de noviembre. Las ideas que reciban más de 100 votos —200 si se trata de propuestas planteadas por el Ayuntamiento— pasarán a la siguiente etapa, que consiste en un “estudio de viabilidad” por parte del Consistorio. Las que superen ese filtro, y se da por hecho que el centro de recuperación de gatos lo hará, pasarán a la última fase, la votación ciudadana, que tendrá lugar del 1 al 17 de diciembre. El Ayuntamiento ejecutará las obras que reciban más apoyo hasta que se agote el presupuesto previsto.

En las dos ediciones anteriores, los vecinos solo podían votar inversiones relativas a sus distritos, mientras que este año el ámbito geográfico es toda la ciudad, aunque las propuestas pueden referirse a lugares concretos. Es el caso de una de las últimas ideas clasificadas, que pide retirar los columpios instalados en la calle Luz Casanova para evitar la “gran concentración de niños gritando toda la tarde”, y que hasta el viernes no había recibido ni el voto de su promotor.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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