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Los ministros veteranos de Rajoy también quieren seguir

Los titulares de los Ministerios con más edad reivindican su experiencia para una legislatura compleja

Javier Casqueiro
María Dolores de Cospedal y Ana Oramas (CC), este martes en el Congreso.
María Dolores de Cospedal y Ana Oramas (CC), este martes en el Congreso.ULY MARTÍN
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No hay más ministrables del futuro Gobierno del PP que los que tenga, si los tiene ya, Mariano Rajoy en su cabeza. Pero en el PP sí han empezado los movimientos, las quinielas y las especulaciones ante la inminencia de una posible reestructuración del actual equipo la semana que viene si el PSOE lo permite con su abstención. Y se ha asentado una conclusión clara: todos los ministros actuales (10) quieren seguir en el cargo, incluso los que se habían autodescartado o se consideraban de salida por su edad, que reivindican su veteranía.

Nadie se considera ahora de salida en el Gobierno en funciones de Rajoy. Algunos dirigentes populares, de la generación entre los 40 y los 50 años y con experiencia de gestión, creen que ha llegado definitivamente su momento de acceder a las más altas esferas del poder si la semana que viene se celebra con éxito otra sesión de investidura del actual presidente en funciones. Y sostienen que Rajoy lo tendría fácil para dar una sensación e imagen de “renovación por adición” solo con rellenar los tres huecos dejados por los ministros que han abandonado en los últimos meses (José Manuel Soria, Alfonso Alonso y Ana Pastor) y si se crea alguna nueva cartera, como otra vicepresidencia, Administraciones Públicas, Cultura o Presidencia y Portavoz. Los más aventurados, además, apuntan que los ministros más veteranos por edad podrían facilitar la llegada de sabia nueva. Pero los afectados no están por la labor, al menos de entrada y de forma voluntaria.

Ni el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo (72 años), ni el de Interior, Jorge Fernández (66), ni el de Hacienda, Cristóbal Montoro (66), ni tampoco el de Defensa, Pedro Morenés (68), tienen ahora la intención de retirarse. Al menos eso es lo que han confirmado a EL PAÍS en estos días directamente o a través de sus equipos, incluido Morenés, que avisó antes de las elecciones del pasado 20-D que no se veía continuando de ministro.

El responsable de Asuntos Exteriores es muy cuestionado por varios de sus compañeros y dirigentes del PP por su actitud y comportamiento a veces orgulloso de “verso libre” en el Gabinete. Margallo ocupó en las dos últimas elecciones el número uno de la lista popular por Alicante, participó en mítines y debates, pero no le gusta la uniformidad de la disciplina del partido ni los argumentarios y mantiene en vigor una enemistad política y generacional con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que en algunos momentos de la legislatura dividió en bandos al Gobierno, algo de especial desagrado para Rajoy. Esa pugna casi por grupos de edad ha perdido vigor en favor Santamaría y su equipo, que son los que ahora suenan más para ocupar más responsabilidades.

Otros dirigentes populares ven a Margallo desmotivado con la vida política española, añorando su etapa y sus retribuciones en Bruselas. Pero el interesado siempre ha estado y se sigue mostrando dispuesto a ocupar la función que le encargue Rajoy. Es la misma opinión que expresan en privado los otros ministros veteranos, que además quieren hacer valer su capacidad y experiencia ante el escenario complejo que se abre en el futuro parlamento y que consideran no proclive para experimentos ni pruebas.

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Montoro no tiene reparos, en ese sentido, en recordar a quién le pregunte su pedidrí histórico de militante popular, que ya saneó la dramática situación económica de España en dos grandes crisis (1996 y 2011) y bromea incluso con que ha efectuado rebajas fiscales justo antes de periodos electorales pensando en el interés electoral del PP. Montoro tampoco se quiere marchar.

El caso de Jorge Fernández tiene connotaciones políticas de futuro. Es amigo personal del líder y ha trabajado con él en varios departamentos. Pero el propio ministro y Rajoy saben que si la legislatura arranca estará en el punto de mira de la oposición, Ciudadanos incluido, por sus conversaciones con mandos policiales para impulsar escándalos de otros partidos. Fernández ha ofrecido varias veces a Rajoy su cargo y el presidente, por lealtad, no le ha dejado terminar esas conversaciones. Al menos hasta ahora. El ministro defiende que la Justicia le ha dado por el momento la razón y mantiene, sobre el debate de la renovación, que es interesado y que un Gobierno es un equipo en el que hace falta gente joven pero también con trienios.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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