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Feijóo no quiere hablar de la sucesión de Rajoy hasta 2020

El dirigente gallego reafirma su compromiso de terminar la legislatura y preparar en Galicia su relevo

Javier Casqueiro
Santiago de Compostela -
Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo en el Comité Ejecutivo Nacional del PP.
Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo en el Comité Ejecutivo Nacional del PP.JAIME VILLANUEVA

El plan de Alberto Núñez Feijóo para su futuro político pasa por cumplir su palabra y su compromiso de acabar su mandato en Galicia hasta 2020, liderar allí su sucesión en 2019, y esperar a que Mariano Rajoy termine su última legislatura y se retire. Esa hoja de ruta, que volvió a refrendar este lunes tras el apabullante triunfo electoral que le ha situado en primera posición en el mapa de la sucesión en el PP, está condicionada a ver qué sucede con Rajoy a corto y medio plazo, es decir a si logra gobernar los próximos años tras la abstención del PSOE o después de unas nuevas elecciones en diciembre.

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En el PP nacional y en el PP gallego especulan ahí con que en ambas hipótesis la última legislatura de Rajoy en el poder, en La Moncloa y el partido, no tendría que durar cuatro años y podría coincidir con el final de etapa de Feijóo en Galicia.

Feijóo no quiere entrar ahora en el juego de las especulaciones y elucubraciones de la sucesión de Rajoy porque defiende que en estos momentos no debe haber más debate que la continuidad de la candidatura del líder nacional del PP para la presidencia del Gobierno. El dirigente gallego aprovechó este lunes su primera rueda de prensa tras la amplia victoria del domingo para intentar rebajar las disparadas expectativas sobre su persona y para expresar su cariño por la “lealtad” de Rajoy hacia Galicia, España y el partido.

En el PP nacional y en el PP gallego especulan ahí con que en ambas hipótesis la última legislatura de Rajoy en el poder, en La Moncloa y el partido, no tendría que durar cuatro años y podría coincidir con el final de etapa de Feijóo en Galicia. Y cuando llegue ese momento nadie en el PP se atreve a descartar nada y tampoco entre los colaboradores del dirigente popular gallego, aunque en su entorno subrayan que también será determinante su decisión personal de tener un hijo a sus 55 años y su voluntad de que se críe en Galicia.

Ni todos viejos ni tampoco de la Galicia rural

J. C., Santiago de Compostela

Los dirigentes veteranos del PP gallego recuerdan aquel Alberto Núñez Feijóo que tomó el mando de la nave heredada por Fraga en 2006. Usaba gomina y tenía pinta de burócrata algo distante: “El primer gran cambio que se nota es que ahora interactúa y no le molesta hablar con todo el mundo, hasta le gusta”. Sus enemigos le achacaron luego que ganaba solo por el voto de los viejos y la Galicia rural. En esta campaña ha visitado aldeas y ciudades, agradeció a los mayores su sabiduría y no deja de citar a sus padres. El PP gallego ganó el domingo en 304 de los 314 municipios, logró el 47,5% de los votos y 15.000 papeletas más que en 2012 y recuperó espacio en las tres grandes ciudades que En Marea le arrebató en las municipales.

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Hasta tres veces le preguntaron a Feijóo, tras la ejecutiva del PP gallego que celebró antes de volar a Madrid para ser la estrella de la reunión de la cúpula nacional, por sus posibilidades de relevar a Rajoy de forma más o menos inmediata. No se salió del guion que ratificó durante la campaña cuando se comprometió públicamente a acabar su mandato aunque con la idea en la cabeza ya de cómo y cuándo afrontar su sucesión: “Quise hacer un contrato con Galicia de cuatro años y los gallegos han dicho que sí”. Su idea es gobernar en Galicia al menos hasta 2019, poner en marcha entonces un congreso abierto como el que le eligió a él en 2006, impulsar en este periodo la figura del relevo que lleva tiempo fabricando con su vicepresidente en la Xunta, Alfonso Rueda, presidente provincial en Pontevedra, y quedar liberado para emprender vuelo a nivel nacional o dar el salto a la empresa privada. Entonces tendría entre 58 o 59 años.

Feijóo defiende, además, que se puede y debe hacer política nacional desde la presidencia de una autonomía y más si resulta, como pasa en Galicia, que es la única en España actualmente gobernada con mayoría absoluta. Y no con una mayoría cualquiera.

Feijóo ya empieza a competir en Galicia solo con los resultados históricos del patrón Manuel Fraga y muy por encima de los datos que cosecha en esa comunidad su jefe y presidente, el también gallego Rajoy. En su equipo más cercano recordaban sin querer señalar específicamente a nadie durante la noche electoral que Feijóo, su marca y su estilo habían logrado recuperar 10 puntos desde las elecciones municipales de hace año y medio (en las que el partido perdió muchos feudos locales) y casi ocho en pocos meses sobre los números recabados en ese territorio por Rajoy en las generales del 20-D y el 26-J.

Los colaboradores de Feijóo no se fijan tanto en las comparaciones con Rajoy, con el que no se lleva tan bien como los implicados repiten ni tan mal cómo otros especulan sin datos, y destacan el mérito de haber logrado una tercera mayoría absoluta consecutiva y esta última con la irrupción de nuevos partidos y un competidor teórico en el centro derecha.

Ciudadanos, que en las últimas generales había arrancado del electorado del PP casi 134.000 votos en Galicia, apenas sumó ahora 40.000 pero esas papeletas en poder de Feijóo hubiesen elevado su porcentaje ya récord de votos del 48% a niveles cercanos al 51% y 52% de Fraga en 1993, 1997 y 2001. Feijóo, durante la caravana electoral, escribió en la porra de los periodistas que esperaba llegar a 40 escaños aunque en privado apostaba por 42. Logró 41.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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