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Feijóo supera el embate de la corrupción en la campaña

Los socialistas gallegos se aferran al voto rural para contener a las mareas

Luis Villares, de En Marea, este domingo en Lugo.
Luis Villares, de En Marea, este domingo en Lugo.Eliseo Trigo (EFE)

Alberto Núñez Feijóo revalidó ayer su mayoría absoluta en Galicia: con el 99,6% de los votos escrutados, lograba 41 escaños, los mismos que en 2012, y subía su porcentaje de apoyo. El presidente gallego y sucesor de Manuel Fraga en la Xunta no solo refuerza su posición política en Galicia y en el PP nacional sino que con su victoria incontestable —sumada a la derrota del PSOE, que sucumbía al embate de En Marea— da un balón de oxígeno al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, al que refuerza ante la perspectiva de unas terceras elecciones generales. Feijóo, al filo de la medianoche, agradeció su victoria “al conjunto de los españoles” y al pueblo gallego, que, dijo, había dado muestra de “sentidiño”.

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La victoria de Feijóo, de 55 años y que al inicio de la campaña anunció que será padre por primera vez en febrero, le sitúa como gran baluarte de su partido. El presidente gallego, cuya participación fue duda hasta el último momento, tentado por la empresa privada, ha capeado la crisis económica y ha logrado situarse al margen de los escándalos de corrupción que han sacudido al PP, pese a que en la pasada legislatura se hicieron famosas sus fotos de los años 90 en el yate de Marcial Dorado, que sería encarcelado por narcotráfico.

La corrupción ha marcado la campaña gallega y el único debate electoral televisado durante el periodo preelectoral. Además, Feijóo debió desmarcarse públicamente durante este tiempo de la investigación a la exalcaldesa de Valencia y hoy senadora, Rita Barberá, y de la decisión —finalmente rectificada— del Gobierno de situar al exministro José Manuel Soria en la junta directiva del Banco Mundial.

Además de sus méritos políticos, Alberto Núñez Feijóo ha competido con la ventaja de tener enfrente una oposición sin líderes claros y con el PSOE en plena batalla interna —el alcalde de Vigo, Abel Caballero, subrayó públicamente que el aspirante socialista, Xoaquín Fernández Leiceaga, no es su candidato— y con En Marea tratando de desvincularse de la marca Podemos

Leiceaga firma los peores números del PSdeG

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El PSdeG firmó su peor resultado en las 10 elecciones autonómicas que se han celebrado en Galicia desde 1981. La candidatura de Xoaquín Fernández Leiceaga empató en escaños (14) con En Marea tras perder cuatro diputados respecto a 2012. Y no pudo evitar el sorpasso en votos. “No supimos explicar nuestra alternativa a los gallegos”, manifestó Leiceaga.

El nuevo partido de izquierdas aventajó a los socialistas en 16.500 papeletas. De ellos, el PSdeG se dejó 3.850 en Vigo, cuyo alcalde, Abel Caballero, no oculta su lejanía del candidato a la Xunta a raíz de los cambios en las listas. Leiceaga logró 45.000 votos en la ciudad, por detrás del PP y las mareas: Caballero, que también preside la Federación Española de Municipios, fue reelegido por mayoría absoluta en las municipales del año pasado con 73.074 (51,8%).

En Marea consiguió cinco diputados en la provincia de Pontevedra, uno más que los socialistas, a quienes superó en votos en la de A Coruña. Los socialistas no bajaron más gracias a la fidelidad del voto rural, el punto fuerte del PSdeG frente a la candidatura urbana de Luís Villares: en Lugo sumaron tres escaños, uno más que su rival por la izquierda. Ambos partidos empataron a dos escaños en Ourense, donde el PSdeG se impuso en votos y aspira a un escaño que fue para el PP.

Leiceaga partía de la certeza de que no repetirían los 18 diputados de las autonómicas de 2012. El reparto entonces fue de cinco escaños en A Coruña, cinco en Pontevedra, cuatro en Lugo y otros cuatro en Ourense. Ferraz se agarraba anoche, antes de confirmarse sus peores temores, a la remontada de los socialistas en las generales del 26-J. Entonces recuperaron la condición de líderes de la oposición perdida el 20-D al superar, por 1.110 votos y un diputado, a la entonces coalición de Podemos con las mareas.

Los nacionalistas resisten en las peores circunstancias

El Bloque Nacionalista Galego (BNG) resiste. Conserva a sus votantes y mantiene el grupo parlamentario. Contra todo pronóstico y contra parte de su propia militancia, que optó por integrarse a título individual en el partido instrumental En Marea, los nacionalistas encabezados por Ana Pontón han conseguido mantener el grupo parlamentario. Y con un solo diputado menos que en 2012. El BNG ha sobrevivido a su muerte anunciada. La formación ha obtenido un respaldo del 8,3%, menos de dos puntos porcentuales que en 2012. Ha mostrado la fortaleza de sus cimientos con unos resultados estables.

El mayor respaldo al nacionalismo se produce en las principales villas y en las ciudades, con excepción de la de Ourense (con dos puntos menos en Galicia), en donde no ha conseguido recuperar los votos perdidos en las pasadas municipales, cuando quedó fuera de la corporación local de la ciudad.

“Esto demuestra que hay esperanza de un cambio real”, manifestó ayer Pontón, emocionada en su comparecencia ante los medios para analizar el resultado de los comicios.

La formación, controlada por la UPG (Unión do Pobo Galego), le encomendó a principios de este año la difícil tarea de sobrevivir a la ruptura interna del congreso de 2012. Pontón ha cumplido.

Con ella al frente, el BNG mostró durante toda la campaña su disposición a favorecer el Gobierno alternativo al PP que pusiera fin a la mayoría de Feijóo. Pontón ha conseguido situar fuera de peligro a su formación en el momento en que se jugaba su supervivencia. Al mismo tiempo, ha consolidado su liderazgo en la formación en la que ocupa desde febrero la portavocía nacional.

La alianza Beiras y Podemos roza la segunda plaza

En Marea acaricia el sorpasso y se aleja de la posibilidad de frenar a Feijóo. El partido instrumental creado para acabar con la mayoría absoluta del PP en estos comicios, y en el que Podemos confluyó in extremi", se sitúa, con el escrutinio del 90 % como segunda formación política en el Parlamento gallego. En Marea obtendría 14 escaños, sin una más que el PSdeG, al que superaría en casi un punt porcentual para situarse por un estrecho margen como la principal fuerza de la oposición al futuro Gobierno de Alberto Núñez eijóo.

La suma de Podemos y las mareas municipales a la antigua AGE (la Alternativa Galega de Esquerda que aglutinó en 2012 a los nacionalistas de Beiras con Izquierda Unida) ha sido eficaz para su crecimiento. Ha conseguido superar el respaldo del 13,99% de los votos que en 2012 le dieron 9 escaños. Con ese porcentaje, el embrión de la actual En Marera protagonizó su primer sorpasso: al BNG, al que relegó a la cuarta posición, que mantendría ahora, en el Parlamento gallego,

Cuatro años después, sin el carismático Xosé Manuel Beiras encabezando la candidatura y con la mayoría de las bases de Podemos en contra de una confluencia en la que han tenido que renunciar a sus siglas, En Marea se consolida, pero se aleja de su objetivo.

A los dos meses escasos de la creación del partido instrumental, el exmagistrado Luis Villares, bendecido por Beiras, ha conseguido sumar un puñado de diputados a los cosechados por AGE en 2012.

El discurso de “la corrupción del PP” en España y Galicia no ha sido suficiente pra acabar con la hegemonía popula y propiciar un Gobierno de cambio, pero sí ha logrado equilibrar sus fuerzas con los socialistas. El avance de En Marea se asienta especialmente en las zonas urbanas de la comunidad autónoma. La fuerza liderada por Luis Villares es la segunda formación en votos en todas las principales ciudades de la comunidad, excepto en Ourense, donde el PSdeG se mantiene levemente por delante con un estrechísimo margen, a falta del final del escrutinio. En el resto de los núcleos urbanos, incluidas las tres ciudades con alcaldes de En Marea, A Coruña, Santiago y Ferrol, el sorpasso a los socialistas se consuma holgadamente.

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