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El PP se escuda en el silencio y evita hablar de las obras pagadas en negro

Especulaciones sobre posibles cambios internos para reforzar a la cúpula de la formación

Mariano Rajoy comunica la abdicación del rey Juan Carlos.
Mariano Rajoy comunica la abdicación del rey Juan Carlos. Bernardo Pérez

El Partido Popular aún no se ha pronunciado sobre el auto del juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que aprecia indicios de tres delitos –contra la Hacienda Pública, falsedad documental y falsedad contable- en los pagos de las obras de reforma de la sede central del PP, en la madrileña calle de Génova. Ni la dirección ha dado explicaciones oficiales ni nadie las ha ofrecido en su nombre en una comparecencia pública. Desde el jueves, cuando el juez corroboró en su escrito esas supuestas irregularidades, la formación volvió a escudarse en el silencio.

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La secretaria general, María Dolores de Cospedal, presidió un acto institucional el viernes en Toledo en calidad de presidenta de Castilla-La Mancha, mientras que el número tres del partido, Carlos Floriano, responsable de Organización, borró casi por completo su agenda pública después de las elecciones europeas del 25 de mayo. Este lunes no se celebró la habitual reunión de estrategia semanal y nadie compareció en esa misma sede reformada, según Ruz, con pagos supuestamente realizados en negro. La formación alega que Miguel Arias Cañete tenía entrevista en La Sexta en torno las 13.00, hora a la que se suelen celebrar ruedas de prensa. En cualquier caso, ningún miembro del núcleo duro de la dirección nacional se expuso a las preguntas y repreguntas de los periodistas.

El único dirigente en referirse a este capítulo del caso Bárcenas fue, al menos hasta ayer, el cabeza de lista electo de los populares, que, de todas formas, sí pertenece al comité de dirección. El exministro de Agricultura se limitó, no obstante, al mantra oficial. Esto es, defender que “el PP ha sido transparente” y que le proporcionó a Ruz “toda la información”. Cañete minimizó la investigación al recordar, además, que “el caso está en fase de instrucción”. “Los hechos cuando se declaran probados es en la sentencia definitiva. El juez tiene que tipificar los delitos. En este país estamos anticipando a la sentencia en el momento de la denuncia”, afirmó antes de incidir en el argumentario habitual del PP sobre la acción de la justicia. Es decir, “las instrucciones deben ser mucho más rápidas”.

Pero la aparente tranquilidad de la formación refleja en realidad una marejada de fondo. En el PP está instalada la sensación de que, más allá del caso concreto del escándalo del extesorero, se está atravesando una nueva crisis tras la caída en 2,6 millones de votos en las elecciones europeas. La dirección nacional ha impulsado, de acuerdo con algunos barones, cambios en las segundas filas de algunas direcciones regionales y ha remodelado sus estructuras. Los máximos dirigentes de la formación admiten que están buscando renovar el discurso. Pero la mayoría de los cargos se pregunta ahora cuál debe ser la hoja de ruta. Los diputados esperan instrucciones para impulsar el plan de acción anunciado por Mariano Rajoy con vistas a las elecciones autonómicas y municipales de 2015. La propia Cospedal descartó públicamente relevos en la cúpula. Pero el descontento por la campaña electoral, en la que la secretaria general pasó a un segundo plano, es un secreto a voces. Y, aunque nadie habla de relevos, la hipótesis más extendida es que todos sigan en sus cargos y, con la marcha de Esteban González Pons a Bruselas, se refuerce la cúpula con nuevos nombramientos después del verano. “El Gobierno no tiene la culpa. El Gobierno tiene que gobernar. Hacer política le corresponde al partido”, resume un dirigente, que considera que “la única ventaja para el PP es ahora la crisis del PSOE”.

Una vez más, cualquier decisión depende de Rajoy, y todos esperan que él se mueva con algún cambio, sobre todo la idea de nombrar a un portavoz, un cargo que actualmente ostenta Floriano pero prácticamente no ejerce. Tras las elecciones europeas Cospedal admitió problemas de comunicación en el PP y en el Gobierno, aunque Soraya Sáenz de Santamaría, la principal aludida, rechazó esa tesis y no admitió esos fallos. Cospedal siempre ha querido tener el máximo protagonismo y comparecer en las habituales ruedas de prensa de los lunes en la calle Génova. Eso ha supuesto un fuerte deterioro de su imagen, aunque los resultados en Castilla-La Mancha no han sido malos para ella. Cuando empezaron los problemas del caso Bárcenas, en alguna ocasión Cospedal envió a Floriano a la rueda de prensa. Pero, cada vez con más frecuencia, se suspende la rueda de prensa de los lunes, la única convocatoria semanal, mientras todos los demás partidos sí la realizan.

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Si se pregunta al Gobierno en su única comparecencia semanal, los viernes, contesta reenviando al PP. Y así pasan las semanas sin que nadie diga nada sobre el espinoso asunto del presunto pago en dinero negro de la obra de la sede. El PP admite así problemas de comunicación, pero después se refugia en el habitual silencio. Por eso varios dirigentes confían en que tarde o temprano haya cambios en la cúpula y se busque un nuevo impulso.

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