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La oposición fracasa en un nuevo intento de obligar a Rajoy a explicar el caso

El PP achaca al PSOE "frivolidad y partidismo" porque fue el inventor del "rodillo parlamentario"

Anabel Díez

La insatisfacción de la oposición por las explicaciones que ofreció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a propósito de su relación con el extesorero Luis Bárcenas quedó patente el mismo día que se produjeron hace un mes y 10 días; el pasado 1 de agosto. Pero de la insatisfacción se ha pasado a la exigencia de que vuelva a comparecer porque “mintió”, según señalan sin ambages los parlamentarios de la izquierda; y quienes no son tan descarnados también quieren que comparezca. La declaración de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, en la Audiencia Nacional el 14 de agosto respecto a que las condiciones laborales del extesorero Luis Bárcenas las pactó Mariano Rajoy con el afectado ha alentado y sublevado a la oposición que requiere de nuevo su presencia.

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En este contexto, el Congreso ha mantenido un debate provocado por el Grupo Socialista, a través de una proposición de ley, para cambiar el Reglamento del Congreso con el objetivo de que si toda la oposición se une para pedir la comparecencia del presidente del Gobierno su mayoría parlamentaria no lo pueda impedir. El secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina, ha concitado el voto de todos los demás pero el rechazo decisivo del Grupo Popular defendido por el diputado Ignacio Astarloa, experto jurista y constitucionalista.

El apoyo a la iniciativa del PSOE no ha impedido que tanto Joan Tardà, y Chesús Yuste de Izquierda Plural (CHA), hayan regañado al PSOE por defender ahora esa iniciativa cuando nada hicieron al respecto en sus ocho años de gobierno para que el control al Ejecutivo fuera más fácil. No había posibilidad de réplica por lo que Madina no ha podido defenderse ni de la fuerte crítica del popular Astarloa ni de los reproches de ERC e Izquierda Plural. El primero tildó la propuesta de “una ocurrencia más en la línea de otras muchas” relacionadas con el caso Bárcenas, aunque el diputado no mencionó en ningún momento este asunto. “Ustedes no tienen interés de mejorar el Reglamento del Congreso, sino que es una excusa para otro fin y lo hacen con una iniciativa técnicamente frívola y políticamente partidista”.

Los socialistas proponen este cambio para que las comparecencias del presidente “las decida la minoría” cuando no lo hicieron durante sus años de gobierno, ha sintetizado el diputado popular. “Podemos cambiar las normas si así lo aconseja el interés general, pero normas razonables que llevan funcionando 30 años y que los socialistas han mantenido sin cuestionar una coma no se van a cambiar ahora cuando ustedes tienen el dudoso honor de haber pasado a la historia como los genuinos inventores del rodillo parlamentario”.

Con esta respuesta y sin ella los socialistas ya sabían que poco tenían que hacer y, por tanto, los argumentos del diputado Eduardo Madina, cayeron en saco roto a ojos y oídos del PP. “El miedo no es bueno en política porque agarrota a quien lo practica”, dijo el político socialista con la mirada en el Grupo Popular. “Uno no está siempre en el poder, así que permitan que avance y se perfeccionen los instrumentos de control”, ha pedido el dirigente del grupo socialista cuya iniciativa ha sido considerada pertinente por el resto de los grupos aunque todos han anunciado que presentarían enmiendas si esta triunfaba; algo que no ha ocurrido.

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De nada han servido los argumentos de Rosa Díez, de UPyD, para quien no está en duda la legitimidad de origen del grupo mayoritario, pero sí pone en cuestión la forma en la que ejercen el poder al cercenar las iniciativas de control del Parlamento. “Cuando llegue el momento voten ustedes lo que estimen pero no impidan la tramitación de las iniciativas; no impidan el debate”, ha pedido Díez.

Este mismo criterio lo ha esgrimido Montserrat Surroca, de CiU y Aitor Esteban, del PNV. “Se está utilizando la mayoría de forma espuria para bloquear iniciativas y no solo para temas sobre Bárcenas o Gürtel, sino sobre asuntos que de forma coyuntural no le venía bien al Gobierno”, ha expuesto el portavoz peneuvista. Desde el Grupo Mixto se endureció el discurso como hizo Joan Baldoví de Compromís–Equo, para quien un caso de financiación del PP con “sobresueldos, dinero negro, donaciones ilegales obligaría al presidente no solo a dar explicaciones sino que debería dimitir y convocar elecciones”. El presidente del Gobierno “es responsable directo de lo que ocurre en el PP y es evidente que mintió el 1 de agosto”, ha dicho la portavoz del BNG, Olaia Fernández Dávila. Muy corto se queda el PSOE en su petición a decir de Joan Tardà de ERC.

“Nosotros creemos que el presidente debe comparecer si lo pide el 25% de la Cámara, según enmienda que ERC ha presentado a la Ley de Transparencia y sin que se requiera la unanimidad de la oposición”, ha dicho Tardà. A partir de ahí ha empezado a recriminar al PSOE: “¿Acaso el PSOE se está preparando para protegerse también; los socialistas siempre se quedan a mitad de camino”, ha espetado el diputado republicano. El debate ha quedado en nada por los votos de la mayoría popular.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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