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Balance en el cumpleaños más amargo

Gobierno y partidos analizan la figura del Rey y el futuro de la institución

Natalia Junquera
SCIAMARELLA

Entre los políticos consultados para este reportaje hay republicanos, monárquicos convencidos y sobrevenidos, pero casi todos coinciden en una cosa: la Corona pasa por su peor momento. A partir de ahí, todo son discrepancias. Hay quien piensa que el debate sobre el futuro de la Monarquía ya se ha abierto y quien reza para que no se abra. En el 75º cumpleaños del Rey, y en mitad de una crisis inmisericorde que ha provocado una desconfianza histórica en las instituciones (Monarquía y partidos incluidos), EL PAÍS preguntó a dirigentes políticos con muy diferentes programas y agendas qué balance hacen de su reinado, cómo interpretan su convulso año pasado (las disculpas por Botsuana, el caso Urdangarin, la carta sobre Cataluña...) y qué posición adoptarían en el futuro si España se replanteara quién debe ocupar su jefatura de Estado.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, considera que es la misma lluvia la que está erosionando a Corona y partidos políticos: la crisis. “Es obvio que afecta a todas las instituciones. La gente lo está pasando mal y es normal que se responsabilice al poder porque todo el mundo piensa que estamos para resolverles los problemas y piden soluciones rápidas”. El ministro resta importancia al escándalo de la inoportuna cacería en Botsuana —“los humanos, y el Rey lo es, cometemos errores. Lo importante es que sean los menos y que seas capaz de pedir perdón. Que el Rey lo hiciera fue una muestra de humanidad”—, y advierte del peligro de llevar ese error más allá: “Espero que no vean mis ojos un debate sobre la Monarquía. Lo peor que podría hacer España es reabrir el melón de un tema que ya está decidido y bien decidido. El balance de aciertos y desaciertos del reinado de don Juan Carlos es tremendamente favorable. Estos años bajo la Monarquía parlamentaria han sido unos años de paz, bienestar y libertades que no conocíamos”.

“Al principio, en España, había más monárquicos que juancarlistas, pero con el tiempo muchos juancarlistas se han hecho monárquicos”, opina el ministro. Cuando se le pregunta por los grandes logros del Rey, se remonta, como casi todos los consultados, al 23 de febrero de 1981: “Él diseñó la hoja de ruta de la Transición a la democracia e hizo que el golpe fracasara”. “Es verdad que ahora no hay acontecimientos épicos como aquellos”, añade, pero “el Rey puede ayudar a superar los dos grandes problemas que tiene España en este momento: la crisis, porque es el principal activo de este país, y el arrebato secesionista, porque el Rey personifica la unidad de España”. En este sentido, Margallo cree que la carta del Monarca sobre Cataluña recomendando a los independentistas que no persiguieran “quimeras” fue “un gesto sin precedentes para una situación sin precedentes. Un papel que el Rey puede ejercer en muy contadas ocasiones” .

Para el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, “sería imposible entender estos años de democracia sin el papel que ha jugado la Monarquía antes, durante y después del 23-F. Ha tenido un papel estabilizador de la democracia impagable y así seguirá siendo”. El líder de la oposición está convencido de que “queda Monarquía para rato porque sigue siendo un elemento de estabilidad fundamental en un país con una tensión territorial como este”. Y cree que “el gran debate”, si se reabre la polémica reforma de la Constitución, no será el modelo de Estado desde el punto de vista de Monarquía o República sino desde el punto de vista territorial. “Ese sí es imparable”.

Rubalcaba destaca del Rey su capacidad para adaptarse a las necesidades del momento, y cómo en plena crisis se ha convertido, sobre todo, en embajador de la marca España. “Ahora le vemos más en temas económicos porque se le necesita más ahí. El Rey está donde se le necesita y tiene la mejor agenda del mundo”. El líder socialista asegura que jubilarse no entra en los planes del Monarca, y destaca como principal virtud su empatía: “Sabe ponerse en el lugar del otro. Escucha”.

Otro político, que pide el anonimato, considera que la erosión de la Monarquía que muestran las encuestas —en octubre del año pasado la institución suspendió por primera vez en un sondeo del CIS— obedece a algo más que la crisis y va a continuar. “Se han juntado muchas cosas. La imputación de Urdangarin ha golpeado mucho la imagen de la Monarquía y ha tenido un efecto lupa: puso un foco sobre la Casa del Rey que antes no existía. Hace unos años lo de Botsuana nunca hubiese sido un escándalo como el que fue. Pero la situación de Urdangarin, unida a la crisis, ha traído consigo un escrutinio feroz. Y tengo la impresión de que lo peor aún no ha pasado. Si condenan a Urdangarin, malo, y si no, también, porque la ciudadanía no aceptaría que no hubiese una condena”.

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Para este político, el Monarca cometió el año pasado un error inusual en él: “El Rey ha sido exquisitamente neutral... hasta la carta de Cataluña. Se pasó”.

Por su parte, Cayo Lara cree que “el debate sobre la Monarquía no hay que abrirlo. Ya está abierto”. “España no es un país monárquico, se ha hecho juancarlista. Pero el deterioro que ha tenido el Rey en el último periodo es muy importante y la sociedad es cada vez menos monárquica, especialmente la juventud, como se ve en las encuestas. Hoy hay 20 millones de ciudadanos que no votaron la Constitución y la Monarquía que venía en el paquete. Hay muchas razones para que se pueda producir un cambio”, afirma el líder de IU. “La sociedad ha estado algo acomodada desde un punto de vista ideológico en los dos grandes partidos, mientras ha vivido una fantasía económica, pero eso se ha roto. Muchos españoles se sienten alejados de las instituciones porque no les representan. Por eso va a haber una mayor organización social, sindical y política que va a ir abriendo cada vez más el debate sobre el modelo de Estado, que no es solo sobre el modelo federal sino también sobre un Estado más representativo”.

En el hipotético escenario de que en las próximas elecciones el Ejecutivo que saliera de las urnas fuera una coalición entre PSOE e IU, Lara asegura que para su formación sería clave un referéndum sobre la jefatura del Estado. “Si algún día tenemos la posibilidad de formar Gobierno, evidentemente propiciaremos que sean los ciudadanos quienes decidan si quieren mantener la Monarquía. Tenemos derecho a elegir, poner y quitar a nuestros representantes. Eso es la democracia”.

Jordi Jané, de CiU, cree, como la mayoría, que el Rey “se afianzó ante la opinión pública con su papel el 23-F, que fue muy importante, aunque la democracia tenía la partida ganada”, y opina que la Monarquía tiene una asignatura pendiente, un reto por delante: “La articulación de un Estado verdaderamente plurinacional”.

Para Joan Tardà, de ERC, "la Monarquía es un gigante con los pies de barro". "Su problema sigue siendo el mismo: la falta de legitimidad y es evidente que tarde o temprano las nuevas generaciones van a exigir su derecho a decidir qué régimen quieren ser: monárquico o republicano".

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, opina que “tras 35 años de Monarquía constitucional la institución ni está consolidada ni es indiscutible entre la ciudadanía”. El último año, añade, “ha sido de absoluto desgaste tanto en el plano personal como institucional” para el Rey. “La cuestión fundamental que hay que plantearse es si el papel de la Corona aporta un plus de equilibrio o una integración satisfactoria de las diferentes naciones existentes en el Estado. Por el momento, y vista la trayectoria, la respuesta es negativa”.

El PNV, ahora en el Gobierno vasco, pidió que la televisión pública vasca no emitiera el discurso del Rey. Preguntado por la carta sobre Cataluña, Esteban responde: “El Rey y la Corona deberían intentar convertirse en instrumentos de encuentro de sensibilidades. En el caso de Cataluña, una vez más, el Rey ocupó un espacio partidario”.

Para Iñaki Anasagasti, “el vidrioso caso Urdangarin seguirá desgastándole el año que viene”. El senador, azote de la Monarquía, sitúa “los grandes aciertos del Rey entre los años 1976 y 1978, cuando firmó la Constitución que le despojaba del poder” y entre sus grandes errores “haber escogido mal a sus amistades”. Sobre si se reabrirá en España el debate sobre el futuro de la institución, responde: “En 1930, en España nadie pensaba que en 1931 iba a haber una República. Si al PSOE le sale la vena republicaba habrá un debate. Dependerá también de la situación económica”.

Mientras, don Juan Carlos no piensa en jubilarse. Él mismo lo explicó en unas declaraciones recogidas por Juan Antonio Pérez Mateos (La infancia desconocida de un Rey. Planeta, 1980): “Para un político, el oficio de Rey es una vocación, ya que le gusta el poder. Para un hijo de Rey, como yo, es otro asunto distinto. No se trata de saber si me gusta o no me gusta. Nací para ello. En casa de los Borbones, ser Rey es un oficio”.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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