_
_
_
_
_

La cúpula del PP lanza en Sevilla la precampaña andaluza

Rajoy, Cospedal y Arenas clausuran el congreso de los populares pidiendo expresamente el voto

Javier Arenas y Mariano Rajoy saludan al auditorio en la clausura del 17º congreso del PP.
Javier Arenas y Mariano Rajoy saludan al auditorio en la clausura del 17º congreso del PP. JULIÁN ROJAS

Mariano Rajoy ha dicho que el XVII congreso del PP, que se ha celebrado en Sevilla, ha sido el de Manuel Fraga, el presidente fundador, pero el gran protagonista ha sido Javier Arenas. Los populares han aprovechado un cónclave en el que nada estaba en juego para lanzar su candidatura a la Junta andaluza, una institución que se le ha resistido tres veces y que, según las encuestas, en esta ocasión está al alcance de la mano. Y se ha escenificado en la clausura del cónclave, cuando tanto la intervención de Arenas como la de Dolores de Cospedal o, el propio Rajoy, han pedido expresamente el voto: "Andalucía necesita un cambio político después de toda la vida de Gobierno socialista", ha defendido el presidente.

Ni siquiera ha ensombrecido este propósito –la glorificación electoral de Arenas al unísono por los oradores—que Dolores de Cospedal haya quedado como la gran ganadora del congreso, al conseguir que no exista la figura del coordinador como pretendían los barones. Arenas ha mantenido su puesto en la vicesecretaría de Política Territorial (el único freno internos a la secretaria general) y en las escenas finales de la clausura todos han sidos prolijos en elogios y lisonjas. Hasta lo empalagoso. Empezando por la propia Cospedal, que ha querido hacer ver, merced a un aluvión de piropos, su apoyo sin condiciones a la candidatura de Arenas, una empresa de la que, por cierto, nadie ha dudado que culminará en victoria el próximo 25 de marzo.

Andalucía necesita un cambio político después de toda la vida de Gobierno socialista" Mariano Rajoy

Es la cuarta vez que intenta alcanzar la presidencia de la Junta. Las expectativas son enormes con un PSOE hundido por la crisis, el abultado paro andaluz (1.200.000 personas) y el escándalo de los ERE. Aunque el dirigente andaluz ha estado hasta hace muy poco jugando a la baza de volver a la política nacional, como hizo en 1996 cuando perdió frente a Manuel Chaves contra pronóstico, ahora no hay vuelta atrás. Si se queda a las puertas de la mayoría absoluta, y PSOE e IU forman un Gobierno de coalición, el margen de maniobra es escaso. Arenas lo sabe. Está convencido de que va a ganar, pero siempre queda la duda y el vértigo.

En el XVII congreso del PP sobre todo lo que ha transmitido a los suyos es que ir de favoritos no significar haber llegado a la meta. Que no va a ser un paseo y no pueden relejarse en el último momento, aún más con una multitud en la calle tronando por la reforma laboral y el negro futuro que ha pintado esta misma mañana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Arenas trata de suavizar, de matizar, y repite como un mantra que el diálogo social no está en absoluto muerto.

El PP nacional se ha comprometido con su causa. Desde el mismo Rajoy --que ha dicho que si le llaman los andaluces, nunca tendrán que hacerlo dos veces—hasta el último militante. El congreso ha sido su lanzamiento electoral y así se ha concebido. Si Arenas gana en Andalucía, el poder del partido será casi absoluto.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_