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¿Qué provincias perderán más población y cuáles la ganarán?

La población residente en España a 1 de enero de 2016 y 2031 con datos del INE

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Si hace 50 años fue la industria la que llevó al mundo rural hacia las grandes ciudades, hoy esa concentración en las zonas metropolitanas se debe al turismo. Por una parte, el turismo residencial que vive en la costa mediterránea y, por otra, los visitantes temporales que generan empleos en este sector. Hasta finales de agosto, España recibió 52,5 millones de visitantes extranjeros, según el INE. Según su proyección de población para los próximos 15 años, esta dinámica continuará y las 13 provincias que crecerán están en el litoral mediterráneo, baleares y canarias, así como Madrid y Álava, que mezclan un modelo turístico e industrial.

El estudio, según explica Joaquín Arango, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, hay que tomarlo con precaución porque es una proyección del presente: “Las previsiones a una fecha lejana tienen una baja probabilidad de acierto. No sirven para predecir el futuro, pero sí para saber lo que pasaría si las cosas no cambian”. Para los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las hipótesis dependen en gran medida de la situación actual y de ahí la variación de resultados en épocas de bonanza o depresión económica.

Las mayores subidas porcentuales de habitantes en 2031 respecto a 2016, según la proyección, se darían en Melilla (13,5%), Baleares (7,7%) y Málaga (6,7%), mientras que en número de personas serían Madrid (331.453) y Málaga (109.602). Los casos de Melilla y el de Ceuta, que subiría su población un 5,1%, son excepcionales dada su posición geográfica y el gran número de musulmanes —una población con mayor índice de natalidad— que vive en ambas ciudades. El INE no hace censos por grupos étnicos, aunque la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide) estima que más del 50% de la población de Melilla es musulmana, mientras que en Ceuta se situaría por encima del 40%.

“El dato fundamental que marcará el futuro de la población española será el de las migraciones. Que la población crezca o no depende del número de personas que lleguen del exterior”, explica Arango. El volumen de llegadas a España variará asimismo en función del estado de la economía y de la demanda de empleo. El dato provisional del INE del saldo migratorio en 2015 fue negativo (-8.389). A partir de 2016, según la proyección del organismo estadístico, el saldo será positivo por la disminución de la migración al exterior. La población decrecerá aun así por la diferencia entre defunciones y nacimientos. “Estos datos, de todas formas, son inciertos. Por ejemplo, nadie previó el gran aumento de la población inmigrada a primeros de este siglo”, matiza el catedrático.

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Lo que sí tiene, en principio, más posibilidades de mantenerse es la baja fecundidad (1,33 hijos por mujer) y natalidad en España. Esto repercute de forma cada vez más negativa en el tiempo: “La baja fecundidad hace que los nacimientos disminuyan al haber cada vez menos mujeres en edad fértil”, asegura Arango. Así, en esta coyuntura, las principales bajadas según el INE estarían protagonizadas por Zamora (-17%), Cuenca (-14,9%) y Ávila (-13,1%). En número, las provincias que más población perderían son Asturias (115.596) y A Coruña (86.378). Una bajada que, como se ve en el mapa, se centraría en las dos Castillas, Asturias y Galicia.

552.245 habitantes menos

Las zonas donde más población se perdería son, precisamente, las más envejecidas y donde el peso del turismo es menor. Según la proyección, España perdería 552.245 habitantes (1,2%) en 2031 y uno de cada cuatro residentes en España tendría 65 años o más, pasando del 15,7% al 25,6% en 15 años.

Además, de confirmarse esta progresión, lo más preocupante sería la tasa de dependencia. En la actualidad, un 53,5% de la población lo componen menores de 16 años y mayores de 64. En 2031, si las hipótesis del estudio se cumplen, esta tasa sería del 62,2%, pudiendo llegar al 92,9% en 2051. “Ya hay un desfase entre las personas que están jubiladas y las que no, pero con el paso de los años esa situación se va a acentuar. Hay un escalón muy grande entre los nacidos antes y después de finales de los setenta”, matiza el experto en sociología Joaquín Arango, que concluye: “A pesar de todo, si hay algo seguro es que dentro de 50 años las cosas serán diferentes de lo que dice esta proyección”.

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