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El comité contra el tabaquismo pide un impuesto sobre el cigarrillo electrónico

La organización calcula que subir el precio del tabaco un 5% evitaría 3.000 muertes en 20 años La patronal del 'e-cigarrillo' achaca la caída de ventas a la autorregulación y la campaña médica

Subir los precios tiene un mayor efecto disuasorio entre los jóvenes.
Subir los precios tiene un mayor efecto disuasorio entre los jóvenes.Efe

El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo ha reclamado este martes que el Gobierno apruebe un impuesto mínimo sobre los cigarrillos electrónicos que los equipare al tabaco convencional. La intención es reducir el consumo de estos aparatos a través del incremento de precios, el método disuasorio más efectivo. En su último informe también argumentan que si se aumentara el precio de los cigarrillos y el tabaco de liar en un 5% se evitarían 3.000 muertes más en los próximos 20 años, además de fomentar el abandono entre 93.000 fumadores.

La Organización Médica Colegial ya había solicitado con anterioridad que se gravara el cigarrillo electrónico. La Unión Europea aprobó en febrero una directiva según la cual las empresas del sector que se anuncien como opción para dejar de fumar deberán respaldarlo con estudios, ya que la nicotina, además de ser adictiva, es una sustancia de riesgo para enfermedades cardiovasculares. La industria del vapeo, como se conoce comúnmente el acto de fumar de estos aparatos, no se opone a someterse a regulaciones. "Es primordial que haya una regulación para la profesionalidad del sector", afirma Manuel Muñoz, presidente de la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE), que agrupa al 60% del sector. Subraya de que no existen suficientes estudios científicos para afirmar que el e-cigarrillo es tóxico, y que los aparatos eliminan la figura del fumador pasivo.

Precios e impuestos españoles

  • En España el precio medio de una cajetilla es de 4,30 euros, por debajo de Italia, Bélgica, Dinamarca, Francia y Reino Unido, entre otros países. En Francia el coste medio es de 6,50 euros, y en Gran Bretaña e Irlanda, más de 8.
  • El comité de prevención también reclama que los impuestos españoles sean igual de altos para los cigarrillos, la picadura de liar y los puros.
  • Desde julio de 2013, un kilo de cigarrillos de tabaco convencionales tiene 128,65 euros de impuestos. Un kilo de picadura está sometido a 96,50 euros de imposición fiscal, y un kilo de puros o puritos, a 41,50 euros, según datos del comité de prevención.
  • Según la organización, subir un 10% el precio de los cigarrillos disminuye el número de fumadores un 4% en los países ricos y un 5% en los pobres. Y que el efecto es tres veces superior en los jóvenes que entre los adultos, lo que vendría muy bien para evitar que los adolescentes se inicien en el hábito tabáquico.

La propia patronal ANCE reconoce que, tras el boom del último año, las ventas de cigarro electrónico se han desinflado y han cerrado entre un 60 y un 70% de las tiendas. El pasado marzo había en España más de 3.000 comercios de e-cigarrillo, afirma Muñoz. Achaca los cierres a la voluntad reguladora de algunas empresas –"la profesionalización conlleva unos costes"–, y a lo que considera campañas de lobby de los sectores médico y farmacéutico. También resalta que es "un sector nuevo", y por tanto tiene un mercado más imprevisible.

La Sociedad Española de Medicina de de Familia y Comunitaria (Semfyc) también está en contra de estos dispositivos. Según una encuesta realizada por la organización en los ambulatorios, el 90% de los consultados cree que los cigarrillos electrónicos deberían tener la misma regulación que los productos del tabaco (prohibición de usarlo en bares y restaurantes, veto de venta a menores). La sociedad argumenta que no hay estudios sobre su toxicidad y tampoco acerca de que sirvan para dejar de fumar. Aunque sobre esto faltan evidencias. Un estudio publicado hace dos semanas en Addiction señala que aunque la mejor manera de dejar de fumar son los tratamientos integrados, estos cigarrillos son más eficaces que los parches. También la revista de medicina The Lancet, en un editorial, indica que los indicios no están claros pero no descarta su utilidad.

La propia industria propuso la semana pasada una guía de autorregulación en la que pedía a los distribuidores que no vendieran productos con más de 0,2 gramos de nicotina. El Instituto Nacional de Toxicología pidió al Ministerio de Sanidad a principios de mayo que regulase de forma específica la nicotina líquida con la que se recargan los aparatos. "Exigimos que se realicen todos los estudios necesarios para determinar si el cigarrillo electrónico es nocivo", ha reclamado este miércoles Leandro Plaza, cardiólogo y presidente de la Fundación Española del Corazón.

España se sitúa por debajo de la media europea en porcentaje de fumadores. En Bulgaria y Rumanía más del 60% de la población fuma, afirma Plaza, mientras que en España el porcentaje oscila en torno al 24%. A pesar de ello "hay margen de mejora" para reducirlo, opina Francisco Camarelles, vicepresidente del Comité de Prevención. La asociación incide en su informe en que aumentar el precio un 10% induce a un 9,3% de jóvenes que abandonen el hábito. En el caso de los adultos lo deja un 3,7%. La subida de impuestos para reducir el tabaquismo es también la propuesta de la Organización Mundial de la Salud, que calcula que el tabaco mata a 6 millones de personas al año en todo el mundo.

El comité ha realizado las proyecciones con modelos estadísticos en base a los datos recabados desde que se introdujo el impuesto mínimo sobre el tabaco en 2009, ha explicado en la rueda de prensa Ángel López Nicolás, uno de los responsables del documento y catedrático de economía sanitaria en la Universidad de Cartagena. 

Consumidores a favor de restringir el 'e-cigarrillo'

Los españoles apoyan prohibir la utilización de cigarrillos electrónicos en lugares públicos, según un estudio presentado la semana pasada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria que encuestó a 6.857 personas en centros de salud de todo el país.

El 71% de los fumadores contestó que el cigarro electrónico puede contribuir a que los jóvenes comiencen a fumar.  El mismo estudio constató que el 45% de los 180 fumadores encuestados que usaban un cigarro electrónico lo hace sin dejar de consumir tabaco.

Leandro Plaza, de la Asociación Española del Corazón, también duda de la eficacia del invento. "Los psicólogos con los que consultamos cuando salió al mercado afirmaron que al principio el fumador consume menos tabaco, pero no deja la adicción", ha afirmado este miércoles.

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