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Rajoy, no nos falles

Joven, precario, sin expectativas y votante del PP. Los que han confiado en el nuevo Gobierno también son escépticos y lo juzgarán con dureza

Pablo Ximénez de Sandoval
Lidia Moreno, psicóloga, votó al PP en las generales del 20-N.
Lidia Moreno, psicóloga, votó al PP en las generales del 20-N.JULIO E. FOSTER

El PP es el partido al que una generación entera de jóvenes españoles, con casi un 50% de paro, va a juzgar en función de una sola variable: que haya más puestos de trabajo. En 2004, el paro juvenil era menos de la mitad que ahora. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones, un grupo de jóvenes en la sede de Ferraz comenzó a gritar: “¡No nos falles!”, improvisando un estupendo eslogan político. Se referían a las tropas en Irak, al control de los precios de la vivienda, quizá a un Gobierno menos antipático en general. Si alguien recuperase aquel eslogan para aplicárselo al PP, si hubiera un Rajoy, no nos falles en 2012, se referiría al empleo. No hay nada más en agenda.

“Los del no nos falles se encontraron un Gobierno con superávit. Los retos son muy distintos. Hace ocho años no nos podíamos imaginar una situación así”. Lo dice Beatriz Jurado, de 29 años, presidenta de Nuevas Generaciones del PP. Su trabajo es ser los ojos y oídos del partido entre los jóvenes. Licenciada en Derecho, ha rondado siempre el mileurismo en un despacho de abogados de Córdoba hasta que la han nombrado senadora. Con su nuevo sueldo, ayuda a un hermano mayor en paro. “Tengo amigos a los que no están explotando, sino lo siguiente”. Quiere que se vea que sabe lo que hay en la calle.

Para Jurado, las elecciones las decidió el voto joven, “porque es el que más cambia”, y cree que los de 2012 son “más realistas” que los de 2004. “Se han encontrado sin salidas. Hay un cambio drástico de una generación a otra”. Los jóvenes que han confiado en Rajoy, “le van a pedir cuentas por las oportunidades laborales” y por lo que llama una “regeneración democrática”. En el PP saben que el margen para responder a esa confianza es estrechísimo. Lo resume Jurado: “Al que se ha quedado en paro este mes ya le hemos decepcionado. Y se han ido muchos jóvenes al paro este mes. Así es la política”.

“Al que se ha ido al paro, ya le hemos decepcionado”, dice una dirigente del PP

No tanto, pero casi. Lidia Moreno, sevillana de 31 años, votó al PP en diciembre y lo volvió a votar para las andaluzas del domingo pasado. Licenciada en Psicología en la Universidad de Sevilla y máster en Recursos Humanos en la Escuela Europea de Negocios de Madrid, su último trabajo fue como psicóloga en una casa de acogida de Zaragoza, donde vive. Cobraba 739 euros. Se quedó en paro en enero. Solo ha llegado a cobrar 1.200 una vez, en 2007.

Es la tercera vez que se ve desempleada. Ha trabajado en tres ciudades y nadie le puede decir que no esté dispuesta a todo (administrativa, teleoperadora, apoyo social). Pero ahora está “más desmotivada que nunca”. Como especialista en recursos humanos, le indignan las entrevistas de trabajo en las que los candidatos invierten tiempo, esfuerzo y preparación para que luego no se dignen ni a llamarlos. “Las empresas se están aprovechando”.

Lidia Moreno votó al PP “para que se fuera toda la corrupción y se mejorara el empleo”. Sin saberlo, dice prácticamente lo mismo que Jurado. “Cuando estaba estudiando, comulgaba más con el PSOE, pero con el PP fueron mejor las cosas” en los años que gobernó en el pasado, opina. Moreno es una votante a la que Rajoy se tendrá que volver a ganar en cada elección. “Si las cosas hubieran ido bien con el PSOE los habría votado, lo tengo claro”. Pero cree que, además de haberlo hecho mal en materia económica, “le daban mucha importancia a temas sociales como el aborto o los derechos de la mujer”. “A mí eso, hablando mal y pronto, me da igual. No era la prioridad ni de lejos”, sentencia Moreno.

Moreno opina que en España era necesaria una reforma laboral. “Lo que no esperaba era que nos destruyeran los derechos a los mayores de 30 años, cuando necesitamos más el dinero. Se han olvidado de los que empezamos un poco a volar. Creo que teníamos que tener algo en esa reforma”. El voto de Lidia Moreno no es un cheque en blanco.

Tampoco el de Rosalía Fernández, 33 años, que siempre ha votado al PP. “El año de la mayoría absoluta no fui a votar porque iban a ganar igual. Pero este año sentí que tenía que ir para que nos sacaran adelante”. Ella también pone el ejemplo de la recuperación de 1996. “Les he votado porque iban a solucionarlo. Aunque estoy viendo claramente que todos son malos, me fío más del PP”. A pesar de ser su partido de toda la vida, el PP tiene un margen mínimo para no decepcionarla. “Les doy un año para que esto remonte”. Si no, se irá de España.

“No entiendo por qué abaratan el despido”, señala una seguidora de Rajoy

Fernández es de Barcelona, licenciada en Periodismo y máster en Gestión Integrada de Calidad Medioambiental y Prevención de Riesgos. Además, tiene una diplomatura en piano y el CAP, el curso que habilita para ser profesor. Vive en Valladolid, porque a su marido le salió un trabajo en Palencia. Ha hecho de todo. Nunca ha ganado más de 1.000 euros. Ahora trabaja de teleoperadora. “Con esta formación me siento fatal. Voy a trabajar a disgusto, no me gusta, me siento ninguneada”. Cobra 850 euros por seis horas diarias. “Da para lo justo”.

Al igual que Moreno, Fernández está desconcertada con la reforma laboral. “No entiendo por qué abaratan el despido”. Le indigna el copago, con el que coquetea el PP en los Gobiernos autónomos. “Yo pago la sanidad tres veces: en la nómina, cada vez que voy al médico y en la gasolina, que ya está a 1,52 euros el litro en Castilla y León por el céntimo sanitario. Al final todo lo pagamos nosotros”. Esta votante fiel del PP ve injusto el sistema de impuestos. “¿Por qué hay gente rica que paga menos impuestos que yo? Hay que repartir los costes”. También quiere que, cuando mejoren las cosas, se vuelvan a bajar impuestos y se recuperen las ayudas sociales que se están recortando. A pesar de la precariedad, que le impide el ocio fuera de casa, intentará ser madre en breve. “Yo tengo que vivir mi vida”. que entre sus amigos “nadie se plantea buscar trabajo, sino seguir estudiando”.

Este nuevo votante, aunque haya optado mayoritariamente por el PP, no constituye una generación de derechas, según los datos de Metroscopia. Las entrevistas para los estudios preelectorales muestran que consideraban a Rajoy mejor gestor y con un equipo mejor preparado para afrontar la situación. Pero es una generación que se estrellará contra el mercado de trabajo español con la derecha en el poder. Quizá tenga que ver a Mariano Rajoy en los telediarios durante toda su juventud, como sus hermanos mayores han tenido a José Luis Rodríguez Zapatero. Es la generación, en definitiva, que juzgará al PP dependiendo de si ha conseguido encarrilar una carrera profesional o no.

Para Zapatero, ese juicio ha sido durísimo. Marta López Caballero (31 años, profesora de danza, 1.150 euros) y su amiga J. B. (33 años, “empleada de la industria cultural”, 1.130 euros) son para el PSOE lo que los veinteañeros de hoy serán para el PP dentro de unos años. Las dos se consideran de izquierdas y ninguna de las dos lo votó el 20-N. El PP ganó en buena parte por la deserción masiva de 4,5 millones de votantes.

En las entrevistas de Metroscopia previas al 20-N, el 51% de los que decían haber votado al PSOE en 2008 se mostraban indiferentes, o incluso esperanzados, ante la posible victoria del PP. “Zapatero lo ha hecho muy mal, pero no en la segunda legislatura, cuando no podía hacer nada, sino en la primera, cuando pudo haber cambiado el modelo productivo y no lo hizo”, confiesa J. B. Los nimileuristas que han votado al PP no serán menos duros con Rajoy.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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