_
_
_
_
_

Ninguna campaña es capaz de frenar el ‘balconing’

Autoridades y empresarios tratan de atajar una práctica que se ha llevado la vida de cuatro jóvenes turistas en Mallorca durante este 2018

Un turista se asoma al balcón de un bloque de apartamentos de Magaluf, Mallorca.
Más información
El 'balconing' le cuesta la temporada al atleta polaco Parszczynski
'Turismo de borrachera': la ruta al desenfreno etílico que esconde España

Nada parece capaz de frenar el balconing, un absurdo y letal fenómeno que consiste en pasar de un balcón a otro o tirarse desde una altura considerable a una piscina, siempre tras un consumo importante de alcohol y en ocasiones también de drogas, y que prolifera en las zonas turísticas, sobre todo de las Baleares. En lo que llevamos de temporada ya se ha cobrado cuatro víctimas. 

El problema de los también llamados “precipitados” se ha llevado por delante la vida de cuatro personas en Mallorca durante este 2018: una chica y un chico británicos, un joven irlandés y un cuarto francés. La primera se había dejado las llaves dentro del apartamento turístico y trató de entrar por el balcón, cayendo desde un quinto piso. El segundo se precipitó desde un séptimo del mismo edificio de apartamentos y el tercero murió tras caer por la ventana del quinto piso de un hotel en el que no estaba alojado. El último fallecido se precipitó desde la sexta planta de unos apartamentos y su cadáver no fue hallado hasta la mañana siguiente.

“En mayo de 2011 fui con unos cuantos amigos a Magaluf. Estaba en el balcón y necesitaba un mechero para encender el cigarro. Entonces se lo pedí a los de la terraza de debajo y fue al intentar cogerlo cuando me caí de cabeza. Vi como seis o siete balcones mientras caía y aterricé encima de una tumbona de plástico. La gente me dijo que si no llega a estar ahí, no habría sobrevivido”. Es lo que cuenta Jake Evans, un joven de Liverpool ahora en la veintena, que se ha convertido en los últimos años en la imagen de las campañas promovidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Reino Unido y por la Asociación de Agencias de Viaje del país para concienciar a los jóvenes de los peligros del balconing. Una campaña que no ha logrado frenar esa especie de ruleta rusa turística de las alturas.

“El perfil de la víctima es el de un joven que ronda los 20 años, procedente de Reino Unido o Irlanda, que en el 85% de los casos trata de pasar de un balcón a otro”, afirma el doctor Juan José Segura, médico cirujano en el hospital universitario de Son Espases de Palma, que atiende cada año una media de entre 10 y 15 accidentados. Los jóvenes llegan con contusiones muy importantes que en el 70% de los casos terminan provocándoles algún tipo de secuela o discapacidad, fruto de lesiones medulares graves. “Son chavales que hasta el momento del accidente han llevado una vida sana y que pasan a depender de alguien por una tontería” afirma el doctor Segura, que ha participado en una serie de vídeos divulgativos que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Reino Unido y la Asociación de Agencias de Viaje han lanzado en el país para concienciar a los británicos que viajan a Mallorca de los peligros de la práctica.

El 'balconing' es un fenómeno del que hay noticia en Baleares desde hace casi una década, aunque no existen registros oficiales sobre el número total de personas fallecidas por este motivo. La ratio es de 2,5 casos por cada millón de turistas británicos, según un estudio impulsado por el doctor Segura. Estos episodios, sin embargo, también se producen en otros lugares de España como Salou y Lloret, donde los saltos desde las terrazas de los hoteles se castigan con multas. También se han registrado heridos por 'balconing' en zonas de veraneo de los Balcanes con el turismo ruso como mercado mayoritario. "En Reino Unido se promociona la fiesta y el alcohol y existe la tradición de pasar una semana consumiendo alcohol y viviendo la vida intoxicado y prácticamente se ha convertido en una etapa que los jóvenes tienen que pasar antes de llegar a la madurez" concluye Segura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Campañas de refuerzo

El repunte de casos durante las últimas semanas ha llevado a las autoridades a convocar reuniones para tomar medidas que permitan atajar el problema. Alfonso Rodríguez, alcalde del Ayuntamiento de Calviá en el que se ubica el núcleo turístico de Magaluf, apuesta por intensificar las campañas de divulgación tanto en el país de origen como en los trayectos de avión hasta la isla para los que visitantes vengan concienciados de las consecuencias de este tipo de prácticas. “Hace falta trabajar en este tipo de campañas, pero también deberíamos tener capacidad normativa para limitar la oferta agresiva de alcohol tanto del todo incluido de ciertos hoteles, como la ‘hora feliz’ y la barra libre de los establecimientos de ocio que se ofrecen a precios muy baratos e incitan a un alto consumo” sostiene.

En los últimos años el Ayuntamiento ha modificado la ordenanza para el fomento de la convivencia y ha elevado las multas por el consumo de alcohol en la vía pública. También mediante la ordenanza que regula la estética exterior de los establecimientos comerciales ha prohibido la exposición de bebidas alcohólicas en los escaparates de tiendas, supermercados y licorerías. “Algunos establecimientos están empezando a autocontrolarse y a entender que deben ir hacia la calidad y evitar esas ofertas excesivas. Otros desgraciadamente son resistentes al cambio” dice Rodríguez, que exige un marco normativo claro para intentar sacar el alcohol del régimen del todo incluido que ofrecen los hoteles.

Se trata de una oferta, la de todo incluido, que los hoteleros no consideran como uno de los factores desencadenantes de los casos de ‘balconing’. “La mayoría de accidentes se producen de madrugada cuando los jóvenes salen de las discotecas y locales” dice el presidente de la Agrupación Hotelera Palmanova-Magaluf, Sebastiá Darder, que aboga sólo por controlar el alcohol en la oferta de los hoteles destinados a jóvenes y dejando fuera a los complejos familiares. Los empresarios llevan varios veranos adoptando iniciativas para evitar estos accidentes; se ha aumentado la altura de las barandillas de los balcones, se intenta aloja a los grupos más problemáticos en las plantas bajas y los empresarios se intercambian información para evitar realojar a los turistas que han tenido comportamientos vandálicos.

Multas en Palma

En Palma el Ayuntamiento ha decidido atajar el problema del ‘blaconing’ con multas. La nueva Ordenanza del Uso Cívico de los Espacios Públicos que entrará en vigor en el mes de septiembre prevé sanciones de hasta 750 euros para quienes sean sorprendidos pasando de balcón a balcón. También ha decidido poner coto al alcohol y ha prohibido su venta entre la medianoche y las ocho de la mañana si no es para consumirlo en el interior del establecimiento o en las terrazas habilitadas. “La normativa permitirá intervenir en el turismo de excesos que hace del alcohol su principal actividad y genera una mala imagen para la ciudad” afirma el alcalde Antoni Noguera.

“Las campañas de prevención son muy importantes. Cuando ocurre un caso se ponen en marcha muchos servicios, desde la atención extra hospitalaria hasta la activación del código trauma que implica a cirujanos, anestesistas, personal de urgencias, intensivos y enfermería” subraya el doctor Segura, que estima en unos 32.000 euros el coste de la atención para la sanidad pública de cada caso de ‘balconing’. “Aunque sobrevivan a la caída ya no van a tener la misma vida que tenían. Ni ellos ni su familia” concluye Segura.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_