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Sánchez buscará el equilibrio de las cuentas con guiños a la izquierda

El líder socialista no quiere dejar la menor duda de su compromiso con los dictados de Bruselas

Pedro Sánchez, en el Congreso, en el pasado viernes.Foto: atlas | Vídeo: Emilio Naranjo
Anabel Díez

Los elementos determinantes que tendrá en cuenta Pedro Sánchez en su acción de gobierno son cuánto durará su mandato y el margen para llegar a acuerdos con otros partidos. El equilibrio de las cuentas lo cumplirá a rajatabla, según fuentes del partido, pero hará propuestas que satisfagan a la izquierda, con la mirada en las elecciones locales, autonómicas y europeas de mayo próximo. Este es el complicado cuadro político que tiene que afrontar.

En estas horas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está afanado en la elección de los ministros que compondrán su gabinete con la idea de que puedan tomar posesión en dos o tres días. La elección de los mismos obedecerá a criterios políticos, pero también de solvencia técnica, según señalan en su entorno. El líder socialista no quiere dejar la menor duda de su compromiso a ultranza con los dictados de Bruselas sobre el rigor en las cuentas para mantener a raya el equilibrio presupuestario y el control del déficit. Esta condición que Sánchez se pone a sí mismo, en línea con todos los países gobernantes europeos, probablemente chocará con las iniciativas que presenten Unidos Podemos, ERC y Compromís, al menos inicialmente.

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No habrá concesiones al gasto incontrolado, según los interlocutores consultados, pero sí hablará y negociará sobre las iniciativas políticas que aprobó la oposición en su conjunto, a través de proposiciones de ley, que el Gobierno del PP bloqueó pero que ahora tendrán vía libre. Estas medidas son relacionadas con las libertades y derechos civiles, en unos casos, y otras sobre políticas sociales.

Dejar una impronta

No está cerrado cuándo pondrá fin a su Gobierno y convocará elecciones. Esta es la situación que describen diferentes interlocutores socialistas. Sí consideran que en estos primeros meses muchas de las medidas y gestos del nuevo presidente deberán tener en cuenta la celebración de elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo de 2019.

En poco tiempo, Sánchez pretende dejar una impronta que le haga ganar apoyo y apego del electorado de centroizquierda para esas elecciones, como antesala de las generales, señalan las fuentes consultadas. El tiempo lo aprovechará porque a pesar de las limitaciones sí podrá poner en marcha medidas de cierto calado. La actualización de las pensiones será una de ellas.

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Si la tendencia va a que la evolución de los precios desborde la subida pactada por el Gobierno del PP con el PNV y apoyada por Ciudadanos, el presidente socialista “actualizará esas cifras para que no haya pérdida de poder adquisitivo”, informan fuentes cercanas al presidente. Este incremento se financiará con recursos nuevos, como ya pensaba hacer el gobierno de Mariano Rajoy, por ejemplo usando impuestos a las empresas tecnológicas. La fórmula se buscará a conciencia ya que no se dejará de lado al determinante colectivo de pensionistas, esenciales para todo Gobierno en unas elecciones.

Todo tendrá que someterlo a la negociación con Podemos y Ciudadanos y esta es una tarea sumamente compleja, reconocen en el entorno de Sánchez.

No debería haber problemas, piensan estos interlocutores, en derogar parte de los artículos de la llamada ley mordaza que el PSOE recurrió al Tribunal Constitucional. Estos afectan a la libertad de expresión, reunión y manifestación. Tampoco deberían entrar en colisión Podemos y Ciudadanos para buscar la fórmula que garantice la independencia de RTVE.

Una ley de igualdad salarial e igualdad de género estará también en el primer lugar de negociación del PSOE con Ciudadanos y Podemos. En todas las materias que se citan los interlocutores consultados mencionan estos dos partidos para dejar claro que Sánchez no solo quiere relacionarse con quienes le han dado su apoyo en la investidura, entre los que están el PNV, PDeCAT, ERC y Bildu, además del partido de Pablo Iglesias, sino también con Ciudadanos y hasta el PP. El PSOE cree que un cambio en el sistema de becas, o impulsar el acuerdo de rentas pueden conseguirse con pactos que la derecha no debe rechazar. Tampoco la universalización de la sanidad, añaden, aunque la restringió el PP y Ciudadanos la apoya.

Los socialistas ya saben que con 84 diputados no se puede gobernar, pero no dejarán pasar la oportunidad de sacar adelante algunas medidas, insisten en el entorno de Sánchez y su máxima será el diálogo. Este se iniciará con el recién elegido Gobierno de la Generalitat de Cataluña y su presidente, Quim Torra, “al igual que pensaba hacer Mariano Rajoy”. Así dijo este que lo iba a hacer una vez que se constituyera un Govern sin presos ni fugados, pero “dentro de la ley”. Nada hará Sánchez fuera de la ley en el diálogo sobre Cataluña porque “se rompería el país y el partido”, señalan interlocutores socialistas.

Pero sí están dispuestos a hablar de demandas de Cataluña. Habrá ministros catalanes —se menciona a Meritxell Batet—, pero el diálogo esencial recaerá en el propio presidente, y también desde la vicepresidencia, que puede ocupar Carmen Calvo, y desde el partido y la dirección del grupo, que lleva José Luis Ábalos. La actual portavoz parlamentaria, Margarita Robles, puede hacerse con la cartera de Interior y la vicesecretaria general, Adriana Lastra, con el Ministerio de Igualdad. El área de Medio Ambiente y Sostenibilidad podría recaer en Teresa Ribera, experta en la materia. En el entorno de Sánchez se asegura que los ministros “deben venir aprendidos de casa”. Esta condición la consideran imprescindible para Economía, Hacienda y Exteriores. Mientras prepara el Gobierno, Sánchez aún quiere ignorar el aviso del PP de que puede desdecirse y rechazar en el Senado los compromisos presupuestarios que adquirió con el PNV. El PSOE quiere creer que no lo harán y que la amenaza se justifica por el impacto de verse fuera del Gobierno de forma inesperada.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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