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Máxima tensión ante la posibilidad de perder el poder

La dirección del partido del Gobierno intenta tranquilizar

Mariano Rajoy, este miércoles en el Congreso de los Diputados. En vídeo, declaraciones de Enric Millo, delegado del Gobierno en Cataluña.Foto: atlas

El PP lucha por su supervivencia. Esa es la sensación que se extiende por el partido ante la moción de censura que ha presentado Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy, y que llega con la formación conservadora acosada por los casos de corrupción, las malas perspectivas de los sondeos y el auge de Ciudadanos. Perder el poder impediría al PP culminar la recuperación económica desde La Moncloa y le quitaría su gran argumento electoral. Al tiempo, el triunfo de la moción dejaría sin trabajo a cientos de cargos de confianza populares que trabajan para el Ejecutivo. Y, por encima de todo, la unión de la oposición convertiría a Rajoy en el primer presidente censurado de la democracia. En consecuencia, los populares afrontan la moción con pesimismo. “Vivimos estos días con dureza y tranquilidad”, se ha lamentado un veterano del PP con importantes responsabilidades en la batalla política con la oposición. “Es muy injusto, pero no hay que perder la calma”.

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“Hay incertidumbre y calma tensa”, ha reconocido un diputado en pleno ascenso en la estructura nacional, que describe cómo los representantes populares se enviaban frenéticamente las noticias relacionadas con la moción. “Lo vivimos sin locuras, pero en cada comisión y en cada intervención nos sacan el tema los diputados de la oposición”. La dirección nacional ha intentado calmar las tensiones internas con una estrategia en la que ha mezclado el ejercicio de la autoridad y la apelación al orgullo de partido.

El viernes, el coordinador nacional, Fernando Martínez-Maillo, y el vicesecretario de Acción Territorial, Javier Arenas, se dedicaron a llamar a los principales líderes autonómicos para pedirles su opinión y transmitirles tranquilidad. El martes, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, aprovechó su comparecencia en la comisión parlamentaria que investiga la presunta financiación ilegal de su partido para protagonizar un encendido alegato en defensa de los afiliados y representantes del PP. Y este miércoles, coincidiendo con la llegada de Rajoy al pleno, la bancada popular se ha puesto en pie para dedicarle una ovación al presidente.

Tres señales de unidad que actuaron como tres espejismos con los que intentar tapar la intranquilidad que une a cargos de base, regionales y nacionales. El desconcierto en el PP es total, como demuestra que este martes se conociera que Teófilo de Luis, diputado desde 1995, dejará su acta, con el consecuente revuelo hasta que ha aclarado que acudirá a votar en contra de la moción, que su compromiso con el PP y su lealtad a Rajoy son incuestionables, y que su baja solo tendrá efectos el 20 de junio si así le conviene al grupo parlamentario.

En el PP nadie se engaña. El destino de su Gobierno ya no depende de los diputados que lo sostienen, sino de los de la oposición. Y no hay ninguna garantía de que el Ejecutivo sobreviva.

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“Si sale la moción, lo siento por nuestro país, porque va a tener consecuencias muy negativas, pero es lo que hay”, resumió un diputado popular, que reflejó en sus palabras el fatalismo que rodea en las últimas horas a muchos representantes de la formación conservadora. “Es verdad que habrá tensión hasta el final”, ha dicho un integrante de la dirección nacional. “Pero en la sesión de control hemos visto a un Rajoy al ataque”.

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