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La moción de censura a Rajoy se debatirá este jueves y viernes

La urgencia de la convocatoria fuerza al PSOE a acelerar sus contactos y negociaciones con el resto de grupos

Alicia Sánchez-Camacho, Ana Pastor y Rosa María Romero se dirigen a la reunión de la mesa del Congreso. ULY MARTIN / VÍDEO: ATLASFoto: atlas
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La moción de censura del PSOE a Mariano Rajoy se celebrará este jueves y viernes. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha acordado con Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, celebrar el debate de moción el 31 de mayo y 1 de junio. "Para el PSOE es una buena noticia y una oportunidad para acabar con la situación de deterioro de nuestras instituciones, para mejorar nuestra calidad democrática y abrir un nuevo tiempo. Esta semana se decidirá si Rajoy es censurado o no", informan fuentes socialistas.

Tras reunirse con la Junta de Portavoces, Pastor ha explicado que el jueves el pleno se iniciará a las 9.00 y terminará a las 21.00. El viernes empezará a la misma hora y concluirá a las 14.30. Respecto a la celeridad con la que ha convocado el pleno, la presidenta de la Cámara ha manifestado que, a diferencia de la moción que presentó Podemos en 2017 (tardó 25 días en convocarse), ahora no hay ningún trámite presupuestario y el Congreso ha liberado su agenda. La urgencia de la convocatoria fuerza al PSOE a acelerar sus contactos y negociaciones con el resto de grupos.

Con todo, la moción registrada por el PSOE cumple el plazo de no ser votada antes de cinco días desde su registro, lo que ocurrirá el viernes. Si Ciudadanos quiere presentar una moción alternativa instrumental, como han apuntado algunos de sus dirigentes, dispone de plazo hasta este miércoles a las 20.00, para lo cual necesita la firma de 35 diputados, tres más de los que tiene. 

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Tres días después de que el PSOE presentara la moción, la Mesa del Congreso ha avanzado este lunes en su trámite. La Mesa calificó la iniciativa (ha verificado que es correcta) y el texto ha sido enviado tanto al presidente del Gobierno como a los portavoces de los distintos grupos parlamentarios. 

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Para su éxito, la moción de censura requiere la mayoría absoluta de la Cámara, es decir, 176 votos, una cifra que con la fragmentación del actual mapa parlamentario es difícil de alcanzar. El PSOE dispone de 84 diputados y para alcanzar la mayoría absoluta tendría básicamente dos opciones. Una sería sumar a Unidos Podemos (con 67 diputados) y a Ciudadanos (con 32) a la iniciativa, una alianza que en la legislatura fallida se demostró imposible y que en la actual sería muy complicada. Ciudadanos ya se ha desmarcado de esta posibilidad y maneja registrar su propia moción de censura instrumental para convocar elecciones inmediatamente y evitar que el PSOE se instale en el Gobierno, en la que, de nuevo, necesitaría más disputados de los que tiene.

La otra alternativa tampoco cuenta con todas las garantías. Además de apoyarse en el grupo confederal Unidos Podemos, que ya se ha mostrado partidario, el PSOE necesita obtener el respaldo de los partidos nacionalistas e independentistas: los nueve diputados de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), los ocho del PDeCAT, los cinco del Partido Nacionalista Vasco (PNV), los cuatro de Compromís y los dos de Bildu. Con ello superaría la barrera exigida con 179 votos. Después de que Coalición Canaria (CC) se haya mostrado contraria a dar su apoyo a esta moción o a la que pueda presentar Ciudadanos, al PSOE se le ha cerrado la puerta que podía permitirle el éxito de la moción sin el PNV y con su diputado y el de Nueva Canarias.

En esta situación, el PNV, como en los Presupuestos, vuelve a ser crucial. La formación vasca se ha mostrado abierta a dialogar con el PSOE sobre la moción crucial y ha puesto la condición de que no se convoquen elecciones. Tampoco se han cerrado a apoyarla ERC y Compromís. Ni el PDeCAT, aunque este partido, por boca del presidente de la Generalitat Quim Torra, ha supeditado su respaldo a la liberación de los presos. La coordinadora de la formación, Marta Pascal, sin embargo, ha evitado poner condiciones antes de hablar con el PSOE. Por su parte, los socialistas han insistido este fin de semana en que no negociarán condiciones con ningún partido.

CONVOCATORIA ELECTORAL

La sustitución del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mediante una moción de censura no impediría la convocatoria de elecciones en un breve plazo de tiempo, según la opinión de varios catedráticos de Derecho Constitucional consultados. Alberto López Basaguren considera que sin nombrar ministros sería “una irresponsabilidad” porque no habría nadie al frente de los ministerios. Sin embargo, con el planteamiento de una moción de censura instrumental con el objetivo de convocar elecciones “en un plazo de meses” tras la constitución del Gobierno sí será factible. En la misma línea, pero con menor demora, opina el también catedrático de la Universidad del País Vasco Eduardo Vírgala. Para Vírgala, una vez nombrado el nuevo presidente, “cuesta un día” nombrar al gabinete, convocar el Consejo de Ministros y “la misma tarde” adoptar la decisión de convocar elecciones con 54 días de plazo para su celebración. La misma posición ha respaldado el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Madrid Antonio Rovira.

Sin el apoyo del PNV, la moción de censura estaría condenada al fracaso por no alcanzar los votos requeridos. En caso de que este partido, además, votará en contra, junto a los 134 diputados del PP (más los tres de sus coaligados UPN y Foro Asturias), los 32 de Ciudadanos y los dos de CC y NC, la iniciativa sería rechazada por mayoría absoluta.

Mientras tanto, el Comité Federal del PSOE avalará por la tarde la decisión de presentar la moción, previsiblemente por unanimidad, según han avanzado los dirigentes territoriales del partido, cuyo líder se ha comprometido a no negociar "con nadie".

Los presidentes autonómicos socialistas podrán exponer su opinión. No fueron consultados en un gesto de autoridad del líder del PSOE, que tras las primarias controla el partido y no pide permiso. Todos respaldan la moción como única salida a la corrupción del PP y no la cuestionarán, aunque hay reticencias sobre el posible apoyo de los independentistas y el tiempo hasta las elecciones.

Sánchez no renuncia a recibir el apoyo de los independentistas, aunque afirma que no negociará con ellos, y los presidentes no alzarán de momento la voz. No significa que entusiasme la idea, pero hay varias razones, algunas de tiempos, que harán que nada enturbie la reunión del comité federal.

Por su parte, el presidente del Gobierno ha despejado su agenda estos días en medio de la incertidumbre que ha generado la moción de censura. Tras anular su viaje a Kiev para el partido de la Champions, este lunes no acudirá a un foro sobre autónomos como se había anunciado ni presidirá la reunión del Comité de Dirección del Partido Popular. Tampoco se verá mañana martes con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Esa entrevista estaba prevista para analizar la situación en Cataluña, en línea con los encuentros que el jefe del Ejecutivo mantuvo hace 10 días con Pedro Sánchez y Albert Rivera.

De entrada, Sánchez tiene asegurado el apoyo sin condiciones de los 67 diputados de Unidos Podemos, y de los cuatro de Compromís, con lo que cuenta con 155 votos. Se da también por seguro el voto de Nueva Canarias, socio electoral del PSOE que aporta un diputado y que, eso sí, no quiere que se alteren los acuerdos a los que llegó con el Gobierno de Rajoy para los Presupuestos.

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