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Santamaría y Cospedal, diferencias ante los focos

El incidente del Día de la Comunidad de Madrid es el último de una lista de desplantes entre ambas dirigentes

Soraya Sáenz de Santamaría y Cospedal, separadas por una silla vacía, el pasado Dos de Mayo.
Soraya Sáenz de Santamaría y Cospedal, separadas por una silla vacía, el pasado Dos de Mayo.Luis Sevillano

La escena de la silla vacía entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría en el patio central de la Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid, el pasado 2 de mayo llamó la atención por lo impropio de la situación —ninguna de ellas hizo nada por evitar la fotografía de la discordia— y por lo delicado del momento que atraviesa el PP en Madrid. Pero la situación no es ni mucho menos nueva. El pasado septiembre se repitió esa lejanía entre ambas con todo el partido como testigo, durante una reunión interparlamentaria celebrada en Valencia. También ha sucedido en citas del PP en hoteles de Barcelona, donde Santamaría no era invitada a la mariscada oficial de los dirigentes populares presentes y hacía ostentación de su ausencia al presentarse en la terraza donde los periodistas almorzaban a base de bocadillos.

Y al contrario. Si el terreno de juego político era el Congreso, en un debate sobre el estado de la nación, Cospedal llegaba antes y se sentaba en el escaño pegado al presidente, en teoría reservado para la portavoz, o se plantaba la primera en la mesa de la taberna reservada para una comida restringida justo al lado del jefe.

Algunas veces los incidentes se han provocado casi sin buscarlo. Como sucedió este pasado mes de marzo en una convención del PP europeo en Valencia. Cospedal ya estaba en el hotel que hospedaba el acto, esperando, mientras Sáenz de Santamaría viajaba y se fotografiaba en el AVE junto a Mariano Rajoy y Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo. Esa imagen, distribuida a través de las redes sociales, no sentó nada bien a la secretaria general del PP, y no tardó en pagarle con la misma moneda. Al llegar al hotel, Santamaría se retrasó un poco en el jardín y Cospedal aprovechó el momento para preparar la fotografía oficial del evento, con Rajoy, Tajani y el vicepresidente del PPE, Esteban González Pons.

Esa treta molestó a su vez al entorno de Santamaría, que lo hizo saber. Tras la comida oficial se buscó un espacio similar y se avisó de nuevo a los fotógrafos de prensa para que hicieran una nueva foto, ya con la vicepresidenta también presente.

Un mes más tarde, en abril, y durante una jornada del Congreso Nacional del PP en Sevilla, en medio del escándalo por el máster supuestamente fraudulento de Cristina Cifuentes, desde la secretaría general del partido se organizó una comida de Rajoy con los barones del PP. Los servicios de protocolo de la secretaría general hicieron saber a la vicepresidenta del Gobierno que ella no estaba invitada. Se marchó entonces con sus colaboradores a almorzar, fuera de la sede del Congreso, y retornó ya bien avanzada la tarde.

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El miércoles pasado, en la recepción del Día de la Comunidad de Madrid, fue Cospedal la que, según diversas fuentes del PP, “no quiso dejar todo el espacio mediático y político que quedaba vacante tras la renuncia y vacío de poder de Cifuentes en exclusiva en manos de la vicepresidenta”, y se presentó en los actos institucionales tras avisar de su presencia a última hora de la tarde anterior.

Tan a última hora que en La Moncloa, que intenta sin éxito coordinar los actos a los que acuden los ministros para que no se produzcan ausencias indeseadas, aún desconocían que el encuentro inoportuno estaba a punto de producirse. Rajoy viajaba hacia Burgos mientras las dos mujeres más poderosas de su Gobierno daban fe pública de sus diferencias.

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