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La convivencia tras el fin de ETA

La Guardia Civil relaciona la agresión de Alsasua con la estrategia de ETA

El instituto armado considera que el movimiento Ospa, al que pertenecían algunos acusados, se creó a raíz de “instrucciones” de la banda terrorista

Fernando J. Pérez
Inicio del juicio del caso Alsasua, en la Audiencia Nacional, el 16 de abril.
Inicio del juicio del caso Alsasua, en la Audiencia Nacional, el 16 de abril. POOL (Europa Press)

Dos peritos de la Guardia Civil han vinculado este martes la agresión multitudinaria a un teniente y un sargento del instituto armado y a sus novias en el bar Koxka de Alsasua el 15 de octubre de 2016 con la estrategia de ETA para expulsar a las fuerzas de seguridad estatales del País Vasco y Navarra. Los dos expertos policiales, pertenecientes al Servicio de Información, han afirmado en el juicio por esos hechos que se sigue en la Audiencia Nacional que el movimiento Ospa! (¡Largo!, en euskera), al que supuestamente pertenecían algunos de los ocho acusados por el ataque, deriva de unas “instrucciones” incautadas a José Javier Arizkuren Ruiz Kantauri, jefe de los comandos de la banda terrorista detenido en marzo de 1999. “Indudablemente está ligado y sigue la estrategia y fines de ETA”, han afirmado. De la calificación del ataque como delito terrorista dependen las enormes penas de prisión que las acusaciones reclaman para los jóvenes que se sientan en el banquillo.

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Según los peritos, Ospa!, movimiento social que comenzó a operar en Alsasua en 2011, recoge el testigo y da continuidad a la campaña Alde Hemendik (Fuera de aquí, en euskera), “fagocitada por ETA desde su creación”. Después de que en octubre de ese año la banda terrorista decretara el cese de su actividad armada, sus “organizaciones satélites”, como Haika, Segi o Askatasuna, fueron anunciando su autodisolución en los meses posteriores. Para los analistas de la Guardia Civil, estos anuncios fueron un mero “blanqueamiento”: “Los objetivos estratégicos no han cambiado ni un ápice”, han señalado.

Los agentes han defendido ante el tribunal el informe sobre los actos de acoso a la Guardia Civil en Navarra que les encomendó la juez instructora del caso, Carmen Lamela. El dossier policial recoge numerosas referencias a zutabes (boletines internos de ETA) desde 1979 a 2014. Junto con las reivindicaciones de atentados contra miembros de las fuerzas de seguridad y ataques terroristas a comisarías y cuarteles, estas publicaciones restringidas recogen la estrategia Alde Hemendik, en las que se insta a lograr “el máximo aislamiento”, así como el “vacío y la marginación” de lo que los etarras denominan la “fuerza extranjera”.

Tras el cese de actividades de 2011, la campaña de hostigamiento a los cuerpos policiales no cesó, sino que quedó encomendada, según los agentes, a “movimientos populares y sociales” de diversa denominación y especialmente activos en municipios con mayor implantación de la izquierda abertzale, como Leitza, Lekunberri, Estella o la propia Alsasua.

La actuación de movimientos como Ospa!, han señalado los agentes, busca la “deshumanización” de los miembros de la Guardia Civil o la Policía Foral de Navarra, representándolos como cerdos o perros incluso en actividades infantiles como castillos hinchables. También se actúa contra los vecinos que no participan de la estrategia de vacío social hacia los guardias o que simplemente se relacionan con ellos. Los agentes han recordado el caso de un bar regentado por dos mujeres –madre e hija– que mantenían una relación sentimental con dos agentes. En 2012, el establecimiento fue objeto de pintadas con la leyenda Txakurrak kanpora (perros fuera). También se lanzaron petardos al interior y se rompieron los cristales, y un contenedor en llamas fue colocado junto a la puerta.

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En un gaztetxe (casa de la juventud) de Olazagutía, municipio vecino de Alsasua, la Guardia Civil encontró durante un registro en el año 2000 un manual en el que se recoge la estrategia de “socialización del rechazo” y “aislamiento” que debería conducir a la “expulsión” de los cuerpos policiales. “Es un programa de actuación para el futuro”, ha señalado uno de los dos peritos, que ha leído un fragmento del documento al tribunal presidido por Concepción Espejel: “Poner una pegata con una flecha amarilla [símbolo de Alde Hemendik] en la puerta de un bar está muy bien ¿pero si no podemos hacer efectivo su contenido de qué vale?”, decía el manual. Según los agentes, la actuación de Ospa! y la agresión al teniente y al sargento encajan en esta lógica.

El ataque de 2016, en el que el teniente acabó con un tobillo fracturado y el sargento con diversas contusiones, no es sino el “hecho más grave” de una “violencia” que han ido generando los movimientos como Ospa y similares “siguiendo directrices de ETA desde el año 2000”. Los peritos han manifestado que esta marginación de una parte de la población ha estado “fomentada” por el propio Ayuntamiento, que ha amparado las fiestas y actos del movimiento Ospa otorgando permisos para su celebración.

Tras la agresión del bar Koxka, el vacío a los agentes por una parte de la población de Alsasua ha permanecido. “A un guardia de Alsasua después de la agresión no le cogen reserva en un restaurante porque no quiere problemas con la gente del pueblo, eso está denunciado. Imagínate la situación de un comerciante, si es afín a la izquierda abertzale no quiere guardias en su negocio y si no es afin se mueve promovido por el miedo”, han relatado.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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