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El Consejo de Europa acusa al senador del PP Pedro Agramunt de corrupción

El expresidente de la asamblea de esta institución recibió presuntos pagos de Azerbaiyán para suavizar las críticas a ese país

Lucía Abellán
Pedro Agramunt, durante una reunión con un ministro turco, en junio de 2016.
Pedro Agramunt, durante una reunión con un ministro turco, en junio de 2016.ADEM ALTAN (AFP)

La visita al presidente sirio, Bachar el Asad, en marzo de 2017 fue la última gota en un mar de corrupción orquestada por el español Pedro Agramunt. Este senador del Partido Popular, expresidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, participó durante años de una estrategia corrupta que condicionó decisiones de este órgano europeo y alcanzó su cenit con la reunión celebrada en Damasco con el líder sirio, a espaldas del Consejo de Europa. La investigación independiente que encargó este organismo, guardián de la democracia y los derechos humanos en 47 países europeos, ha acreditado este lunes una “fuerte sospecha” de que Agramunt formó parte de ese esquema y de que se sirvió de él para auparse a la presidencia.

Extrañas donaciones que potenciaron su candidatura a la presidencia de esta asamblea, relojes y licores ofrecidos por cargos políticos de países del Este y hasta sospechas de prostitución pueblan el informe del cuerpo independiente de investigación divulgado por el Consejo de Europa. En casi 200 páginas distribuidas con el membrete de la organización, el texto recoge las supuestas prácticas corruptas que realizaron varios miembros de la asamblea, entre ellos Agramunt, con el objetivo principal de acallar las críticas del Consejo a Azerbaiyán. Este político del PP valenciano, que tuvo que dejar la presidencia de la Asamblea del Consejo de Europa tras un insólito proceso de pérdida de confianza por parte de la institución, maniobró para hacerse con ese dossier y suavizar las críticas europeas hacia un país caracterizado por la falta de mecanismos democráticos y la represión de los opositores. Logró mantenerse al frente de la institución entre enero de 2016 y octubre de 2017.

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Apoyándose en diferentes estudios —entre ellos del laboratorio de ideas European Stability Initiative, que destapó la llamada diplomacia del caviar ejercida por el régimen azerí— el documento destaca los “vínculos entre el éxito de la carrera de Agramunt y su amistad con Azerbaiyán”. Las autoridades de este país le proporcionaron 200.000 euros para impulsar su candidatura a la presidencia de este organismo, según la investigación de Freedom Files. Otros parlamentarios también recibieron dinero “para que se postularan para diferentes cargos [en la Asamblea Parlamentaria] que les permitieran controlar las resoluciones o influir en ellas”, añade. Este país vecino de Rusia gastó 30 millones de euros en esas actividades de presión.

15.000 euros en el hotel

Más allá de las sospechas de otros, el propio Agramunt ofreció alguna pista de su habitual manejo de grandes cantidades de efectivo ante el estallido del escándalo de la visita a Siria. Para alejar el foco de ese viaje, para el que Agramunt no pidió autorización, el senador contó que su habitación de hotel en Estrasburgo había sido allanada en los días posteriores a la reunión con El Asad. Como muestra de que lo que buscaban los presuntos autores eran datos, no dinero, alegó que en su habitación había “un sobre con 15.000 euros en efectivo que no había sido tocado”, según relató un testigo a los investigadores. Lejos de exculparlo, las palabras de Agramunt reforzaron las sospechas de sobornos.

Este trabajo considera probado que Agramunt “desempeñó un papel clave en la adopción de varias decisiones de la Asamblea percibidas, directa o indirectamente, como favorables a Azerbaiyán”. Incluso vulneró las normas de la institución al desvelar a las autoridades azeríes un informe confidencial sobre ese país. A continuación, “recibió instrucciones” sobre lo que debía incluir en esos informes de los que era responsable. “Hay evidencias de que Agramunt intervino en borradores de informes para suavizar las críticas hacia las autoridades de Azerbaiyán”, destacan los investigadores.

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Ya desde el principio, el senador mostró interés en hacerse con este dossier. El propio Agramunt intervino para que otra diputada del PP, la sueca Marietta de Pourbaix-Lundin, desistiera de aspirar a ser responsable de los informes de supervisión de Azerbaiyán, miembro del Consejo de Europa desde 2001. Finalmente, él obtuvo el puesto. El resultado fue que “el tono y la actitud respecto a las autoridades de Azerbaiyán se suavizaron”, desde las críticas constantes vertidas en 2005 hasta la actitud mucho más amable de 2010.

Gerald Knaus, presidente de European Stability Initiative, celebra las conclusiones, aunque sugiere que solo desvelan parte de las corruptelas. “Solo se muestra la punta del iceberg. Pero dadas las limitaciones, es importante y está lleno de detalles”, asegura Knaus, que ha revelado muchas de esas irregularidades.

En sus informes sobre el país, Agramunt evitó condenar uno de los aspectos más aireados por la institución de Estrasburgo respecto a las autoridades azeríes: el encarcelamiento de disidentes políticos. Y aunque los visitó durante sus estancias en Bakú, “nunca tenía nada que decirles, algo que solo pasaba en Azerbaiyán”. Como ejemplo de buenas relaciones con el poder, el informe cita la presencia de Agramunt en Bakú dos días antes de que llegara la delegación oficial de la asamblea parlamentaria.

Citas con prostitutas

El documento alude a testimonios de la secretaría de la Asamblea Parlamentaria que aseguran que Agramunt “pudo ser sobornado con prostitutas” mientras participaba en una misión electoral del Consejo de Europa enviada a Azerbaiyán en 2015. Uno de esos testigos asegura haberlo visto un día regresar a su hotel con tres mujeres jóvenes. Hay otros dos casos relatados, con dos mujeres y con una respectivamente. Los autores del trabajo creen que se trata de alegaciones “no corroboradas” y que, incluso si se reunió con prostitutas, “no hay evidencias de que fuera parte de un esquema corrupto”.

Un testimonio de la misma secretaría asegura que en una ocasión vio a Agramunt con “una cantidad significativa de efectivo” en su poder, un indicio de haber aceptado sobornos. El texto también recoge irregularidades del diputado del PdeCAT Jordi Xuclà y del exdiputado del PP Agustín Conde.

Con todos estos detalles, el trabajo de investigación concluye que existe “una fuerte sospecha de que Pedro Agramunt formara parte de una actividad de naturaleza corrupta”. Los expertos aclaran que el político español ha rehusado ofrecer su testimonio ante el comité de investigación. El Consejo de Europa decidirá ahora posibles sanciones a los diputados que aún integran la asamblea.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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