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Las víctimas de ETA: “Qué menos que pedir perdón, y ni siquiera lo piden a todos”

La organización terrorista dejó casi mil muertos y miles de heridos. Viudas, huérfanos y padres de asesinados encaran de forma distinta el comunicado. Para algunos era absolutamente necesario; otros lo califican como una declaración oportunista. Pero todos critican la distinción que hace entre víctimas

Ofrenda floral del PSE-EE a Froilán Elespe, concejal asesinado por ETA hace 17 años, en marzo. En vídeo, la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco.Foto: atlas | Vídeo: EP | ATLAS
Mónica Ceberio Belaza

Cuando leyó el comunicado de ETA en el que la banda lamenta el daño causado a lo largo de su sanguinaria historia, a Josu Elespe ya le habían pedido perdón cara a cara por haber matado a su padre, Froilán, el 20 de marzo de 2001, en Lasarte (Gipuzkoa). Fue el primer concejal socialista asesinado por la banda. Díez años y medio después se reunió personalmente con un preso disidente de la banda, adscrito a la llamada vía Nanclares. Aunque él no había sido el autor material del asesinato de su padre, el recluso le pidió perdón por lo ocurrido como miembro de ETA. “Salí reconfortado de esa reunión porque fue algo humano entre dos personas y él había hecho un recorrido ético para llegar hasta ahí”, reflexiona Elespe. “Este comunicado no es lo mismo. Es solo un papel, un documento político con un objetivo”.

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Ayer se enfrentó al texto con sentimientos encontrados. “Es positivo que hayan dado este paso, pero no es lo que yo habría querido ni creo que haya que darles las gracias por ello. Y hay cosas que no me gustan nada. El texto es muy contradictorio y ETA sigue justificándose, como cuando hablan de Gernika. Y me preocupa que ahora vendan en Euskadi el discurso de que ellos ya han hecho su parte. Yo lo que quiero es que desaparezcan de nuestras vidas, que dejen de acaparar a los medios, que dejen de hacer comunicados, que estén fuera de la escena política, que dejen de influir. Quiero poder decirles hasta nunca”.

Lourdes Rodao, viuda de militar: “Quiero que se desarmen ya”

Lourdes Rodao, de 53 años, no quiere saber nada ni de que le pidan perdón en persona ni a través de un comunicado. Le da igual. Su marido, brigada del Ejército de Tierra, Luis Conde, fue una de las últimas víctimas de ETA. Murió asesinado en presencia de Lourdes el 22 de septiembre de 2008. Estaban de vacaciones en una residencia militar en Santoña (Cantabria) cuando ETA avisó de que había colocado un coche lleno de explosivos junto al edificio. Cuando lo estaban desalojando, explotó e hirió de muerte a Conde. Muy poco a poco, Lourdes ha conseguido ir rehaciendo su vida y superar el dolor.

“Para mí este comunicado no es más que palabrería y estrategia de ETA”, opina. “Lo hacen porque les viene bien, sin más. Yo lo único que quiero es que se desarmen y que desaparezcan de una vez por todas. Eso sí lo voy a celebrar. Lo demás no me interesa. Una vez me preguntaron si quería ir a la cárcel para que un etarra me pidiera perdón, pero no lo hice. Para mí no tiene sentido. Sí lo tiene conservar la memoria. Hace poco se puso en marcha un programa piloto para ir a hablar con chavales de tercero y cuarto de la ESO sobre terrorismo, y en eso sí participé. Me pareció impresionante ver a chicos de 14 y 15 años que no saben quién es Irene Villa o Miguel Ángel Blanco. Salí muy contenta de estas charlas y creo que es algo importante: que no se pierda lo que ha ocurrido en nuestro país, nuestra historia reciente. Lo que hagan los etarras, que pidan perdón o no, a mí no me hace sentir mejor ni peor. Lo único que les pido es que dejen de marear la perdiz y, si dicen que se van a disolver, que lo hagan ya y entreguen las armas”.

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ETA ha dejado 853 muertos, según los últimos datos del Ministerio del Interior, que incluyen los asesinatos de los Comandos Autónomos Anticapitalistas y otros casos que el Gobierno considera del entorno de la banda. Más de la mitad son miembros de las Fuerzas Armadas o de los cuerpos de seguridad —fundamentalmente, y por este orden, guardias civiles, policías nacionales y militares—.

Hay víctimas de todas las ideologías y edades. Unas viven en el País Vasco, otras fuera. Unas han rehecho sus vidas; otras no lo han logrado. Unas salen a menudo en los medios de comunicación; otras no lo han hecho nunca. Unas dicen haber perdonado; otras aseguran que es imposible. Algunas están en asociaciones con presencia pública y opiniones claras, pero otras van pensando sobre la marcha y entre lágrimas cuando las llama una periodista para saber qué piensan del reciente comunicado de ETA reconociendo el daño causado y pidiendo un perdón parcial. Algunas dan cierto valor a la declaración porque llevan años reclamando un gesto de este tipo. Para ellas, era ineludible, aunque lo que ha salido no es suficiente. Otras consideran que es oportunista y que no aporta nada.

Las asociaciones lo tienen claro: no creen en las palabras de ETA y están convencidas de que el comunicado no es más que un paso más en su planificada estrategia. La Asociación de Víctimas del Terrorismo opina que la banda terrorista solo busca “diluir su verdadera responsabilidad, justificar el uso de la violencia para la imposición de su proyecto totalitario y manipular la historia”. La Fundación Víctimas del Terrorismo critica la distinción entre víctimas que “se merecían la bomba” y las que no, y pide a la banda terrorista que, si quiere hacer algo útil, colabore con la justicia para esclarecer los más de 300 crímenes que quedan sin resolver.

Hortensia Gómez, madre de guardia civil asesinado: “Mi vida sigue destrozada”

Hortensia Gómez está muy enfadada con el comunicado. Es la madre de Alberto Alonso Gómez, guardia civil asesinado por ETA a los 23 años el 25 de abril de 1986. Supo que su hijo había muerto cuando vio su zapato talla 47 en las sangrientas imágenes del atentado en el telediario. De ese día solo recuerda un dolor indescriptible que dura hasta hoy. Se ha quedado anímicamente en ese momento, como muchos padres de niños y jóvenes asesinados por la banda. Seguramente, uno de los dolores más difíciles de superar. Ella no quiere saber nada de comunicados, ni cree que las palabras de ETA sean sinceras.

“No puedo perdonarles. ¿Cómo voy a hacerlo?”, se pregunta. “Han destrozado mi vida y la de mi familia. Y ahora piden perdón, después de tantos años… Ni siquiera me lo creo. Seguro que quieren algo, no creo que sea de corazón. Yo soy católica, pero cuando mataron a mi niño perdí toda la fe. Mi marido se murió un año y medio después del atentado. Mis otros dos hijos están destrozados también. Yo tengo 75 años y sigo llorando, pensando que ahora tendría 55 años, el pobrecito. No he conseguido superarlo y no puedo perdonar. Hoy, de hecho, el comunicado me ha amargado la mañana”.

Ángel Chaparro, policía nacional retirado: "No le doy valor a este comunicado"

Ángel Chaparro, policía nacional reconocido como víctima del terrorismo, se salvó de milagro de una bomba-lapa colocada en los bajos de su coche. Estuvo destinado en Bizkaia desde 1974 a 1987. “A mí me da igual este comunicado", asegura. "No le doy valor a que pidan perdón después de todo lo que han hecho. Ahí está el caso de Alsasua. Ese mundo nos sigue odiando y nos va a seguir odiando siempre. Supongo que lo de pedir perdón es simplemente algo que les va bien en este momento”.

Maixabel Lasa e Iñaki García Arrizabalaga: “Un paso, pero con muchos matices”

Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jauregi —exgobernador civil de Gipuzkoa asesinado el 29 de julio de 2000—, e Iñaki García Arrizabalaga, hijo de Juan Manuel García Cordero —delegado de Telefónica en Gipuzkoa, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en San Sebastián en 1980—, creen que es un paso que ETA pida perdón, pero critican muchas frases que consideran inaceptables. Por ejemplo, aquellas en las que ETA diferencia a las víctimas “ajenas al conflicto” de las otras para acabar pidiendo perdón solo a las primeras. “Yo me quedo con una frase: ‘Ojalá nada de esto hubiera sucedido”, dice García Arrizabalaga. “Esto es importante, aunque sea una obviedad, porque se dice por primera vez. En vez de enorgullecerse, como hasta ahora, cambian el discurso. Pero, cuidado, tampoco los elevemos a los altares por este comunicado. ETA es la que ha causado este sufrimiento. Qué menos que pedir perdón, y aún no se lo han pedido a todos”.

“Es la primera vez que ETA habla de perdón como organización, y eso es un paso”, añade Lasa. “Pero hablan del sufrimiento de todos, incluyéndose, incluyendo a sus presos, cuando eso es algo que se han buscado ellos. Y qué menos que pedir perdón, claro, por el daño causado. No han conseguido nada con toda esa violencia. Me molesta también que a unas víctimas les pidan perdón y a otras les ofrezcan respeto. Eso es terrible. Supongo que mi marido está dentro de esta última categoría, la de los enemigos de Euskal Herria. Pero bueno, espero que las generaciones futuras se queden con la idea de que el uso de la violencia no lleva a nada y está mal”.

Carmen Gisasola: "Algunas víctimas no van a entender este comunicado"

EP

Carmen Gisasola, exmiembro de ETA de la corriente de los presos de la vía Nanclares, que se apartaron de la organización terrorista y pidieron perdón, opina que hay víctimas que "no van a entender este comunicado". En declaraciones a Euskadi Irratia, Gisasola ha señalado que ETA "ha adoptado la fórmula del IRA, haciendo una diferencia entre los que han tomado parte en el conflicto y los que no", y se ha preguntado dónde quedan víctimas como Yoyes, ex dirigente de ETA asesinada en 1986 después de acogerse a la reinserción, o el edil socialista Isaías Carrasco, asesinado por ETA en Mondragón en 2008.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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