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Valls sobre Cataluña: “Los jueces alemanes deben recordar qué pasó en Europa. No se juega con eso”

El ex primer ministro francés asegura que “España es una democracia de primera y con una de las constituciones más avanzadas del mundo”

El ex primer ministro francés Manuel Valls durante su intervención en el EFEForo Líderes este jueves. Foto: EFE | Vídeo: EPV
Javier Casqueiro

El ex primer ministro francés Manuel Valls, barcelonés de origen, protagonizó este jueves el foro líderes de la agencia EFE y allí, ante la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, el candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, y la presidenta del Congreso, Ana Pastor, aseguró tajante: "España es una democracia de primera, nada de segunda" y "la Constitución de 1978 es una de las más avanzadas del mundo". El político galo dijo todo eso para refrendar que la actuación política y judicial contra los promotores del proyecto secesionista en Cataluña habrían seguido igual o peor suerte en Francia y Alemania. Y a los jueces alemanes aún pendientes de decidir de la extradición de Carles Puigdemont les apeló a que recuerden el pasado y señaló que si se empieza a romper España se va a "romper" también Europa y volver a la situación anterior a las guerras mundiales: "Los jueces alemanes tienen que recordar también lo que fue Europa". "Y no se juega con eso", ha advertido.

Valls es un baluarte para todos los partidos españoles constitucionalistas al que acuden como un comodín cuando las cosas se complican, sobre todo en Cataluña.

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En un mismo fin de semana, en la pasada campaña electoral autonómica en Cataluña, el barcelonés Manuel Valls fue capaz de compartir y brillar con luz propia en actos diferentes tanto con el socialista Miquel Iceta, con la vicepresidenta popular Santamaría, con Rivera e Inés Arrimadas de Ciudadanos, con el escritor nobel Mario Vargas Llosa y con los representantes de la Sociedad Civil Catalana. Lo contó el propio Valls en el foro de EFE para demostrar con su ejemplo y con orgullo lo difusas que pueden y deben ser según su criterio ahora las clásicas fronteras ideológicas entre las izquierdas y las derechas. Y para defender con pasión que las futuras generaciones de europeistas no tendrán más remedio que trabajar juntas para derrotar a los amenazantes populismos y extremismos, de cualquier condición.

La vicepresidenta Santamaría, que presentó a Valls, incidió en su perfil cosmopolita, humanista y de apasionado hombre de acción para subrayar que encarna, o debería encarnar, "la síntesis de lo que es Europa, la unidad en la diversidad en los valores compartidos para el futuro". Santamaría aprovechó para agradecerle esa labor que Valls parece haberse autoimpuesto de defensor de la unidad de España ante los desafíos separatistas en Cataluña.

Valls, como hizo en la citada campaña electoral catalana, no eludió el debate concreto abierto en Cataluña pero lo recogió de nuevo para plantear la gran discusión sobre lo que es y debería pujar por ser Europa. Es su obsesión. Cree y advierte de que "Europa hoy está en peligro y ha perdido el sentido" y se refiere así al auge de los populismos, de derecha y de izquierda y sus extremos, a los miedos ante la globalización, y a la búsqueda de soluciones modernas ante los grandes retos pendientes. Retos que priorizó en tres grandes asuntos: las migraciones, el terrorismo y la integración del islamismo y el diseño de los valores de la nueva Europa, diferente y diferenciada a Estados Unidos y las otras potencias emergentes.

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Todas esas razones fueron las que le llevaron, por su parte, a querer implicarse en el debate catalán y español porque entiende que detrás de esas pretensiones separatistas está el peligro de destrozar el soñado proyecto europeo. Valls admitió que en varias naciones europeas, entre las que incluyó Francia y Alemania y también Bélgica, se ha tardado mucho en entender que el desafío independentista catalán era un desafío a Europa y que "si se rompe España se rompe Europa".

El exprimer ministro francés constató cómo los líderes separatistas catalanes quisieron presumir de su espíritu europeista cuando prometieron a sus votantes y seguidores la mentira de que no pasaría nada durante el proceso independentista y que Europa acogería sin problemas a la futura república de Cataluña y que cuando se corroboró esa falsedad se transformaron en furibundos euroescepticos y antieuropeos. Para Valls "no se puede ser nacionalista y amar a Europa", aunque diferenció mucho con respecto a los patriotas. El político galo se autodefinió como un patriota, de izquierdas, republicano francés, progresista, europeista, laicista y feminista. Ni de izquierdas ni de derechas. Abogó por un nuevo y amplio espacio de centro. En España, en Francia y en Europa. Y porque esos políticos y esos votantes más transversales puedan trabajar juntos para combatir lo que la vicepresidenta definió como la futura disputa europea: "La democracia contra el populismo".

Valls insistió en que no se puede cuestionar la viabilidad y realidad de la democracia española, ni por políticos ni por jueces de otros países, incluso europeos. "España es una gran democracia, nada de una democracia de segunda, la Constitución española de 1978 es una de las más avanzadas del mundo y los alemanes y franceses saben que en España hay un Estado de Derecho y una justicia incluso más independendiente que en Francia", recalcó el dirigente francés.

El exprimer ministro destacó que todas las decisiones, y también las de los políticos, tienen consecuencias y lo hizo para aventurar su opinión de que en el caso de Puigdemont y los otros políticos separatistas huidos pendientes de ordenes europeas de extradición acabarán por ser trasladados a España para ser juzgados. No tuvo ninguna duda al afirmar que es lo que hubiera pedido si el caso hubiese ocurrido en Francia con él de primer ministro y lo que habrían reclamado desde otras naciones europeas. "En una democracia hay políticos presos pero no presos políticos y no puede haber exiliados políticos y el mensaje de que Cataluña es una colonia de España no tiene ningún sentido y no ha traspasado los Pirineos", constató.

"La secesión es muy grave para un país", remachó Valls para alertar sobre que ese tipo de movimientos empiezan en una zona concreta pero pueden extenderse peligrosamente por todo el continente: "Si se empieza así se rompe Europa y se vuelve a la Europa de antes de la II Guerra Mundial y los jueces alemanes deben recordar lo que fue Europa y no se juega con eso". Valls apostilló: "El proyecto separatista ha fracasado, lo sabe y está en un callejón sin salida".

Manuel Valls, eso sí, aceptó que los europeos, y en especial el Gobierno de España y sus partidos constitucionalistas, han perdido la batalla cultural de la palabra y que ahora hay que dar y ganar esa disputa, también por el porvenir del proyecto europeo: "Europa puede salir de la historia". Este próximo lunes, San Jordi, el catalán, francés y europeista Manuel Valls estará en su particular campaña en Barcelona "para combatir el dragón" del separatismo.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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