_
_
_
_
_

El teniente agredido de Alsasua: “Temí por mi vida, nadie nos ayudó”

El mando de la Guardia Civil reconoce a cuatro de los jóvenes acusados como autores de la paliza

Varias personas miran en la pantalla el inicio del juicio de Alsasua, este lunes.Vídeo: Álvaro García | EFE
Fernando J. Pérez

El teniente de la Guardia Civil que sufrió una agresión multitudinaria en Alsasua (Navarra) el 15 de octubre de 2016 junto con un compañero suyo y las parejas de ambos ha reconocido este martes “sin ningún género de duda” a cuatro de los ocho acusados en el juicio como los autores materiales de la paliza, en la que sufrió la fractura de un tobillo. El mando del instituto armado ha manifestado que en la agresión, ocurrida de madrugada en el bar Koxka de la localidad, participaron decenas de personas, que nadie les ayudó y que llegó a temer por su vida. “Estoy seguro de que sabían que era guardia civil, mi profesión la conocían perfectamente”, ha señalado el agente, a preguntas del fiscal José Perals, que reclama para los acusados penas que oscilan entre los 12 y los 62 años de cárcel por supuestos delitos de lesiones y amenazas con carácter terrorista por el ataque. Todos los acusados negaron el lunes, en la primera jornada del juicio, haber participado en la agresión.

Más información
Los acusados niegan que participaran en la agresión a los guardias de Alsasua
El juicio por terrorismo a los agresores de Alsasua, pendiente de un pacto de última hora
La Fiscalía pide 50 años de cárcel para los agresores de los guardias civiles de Alsasua

Los hechos ocurrieron sobre las 2.30 de la madrugada del sábado de ferias de Alsasua. Según el teniente, cuando el grupo estaba tomando una consumición en el bar Koxka se les acercó Jokin Unamuno, al que conocía profesionalmente de haberle visto en actos de Alde Hemendik y Ospa, movimientos de la izquierda abertzale que buscan la expulsión de la Guardia Civil y la Policía Nacional del País Vasco y Navarra. Unamuno, tocado con una boina, fue “de los más activos al empezar la pelea, el que motivó el inicio de la pelea”, según ha manifestado. Unamuno entró acompañado por una menor, y, muy alterado, acercándole la cara a la suya le empezó a increpar.

En ese momento, los agentes comenzaron a recibir puñetazos, patadas y empujones por todo el cuerpo, especialmente en las piernas, la espalda y la cabeza. “Veo que a mi novia le zarandean, sitúo al sargento y decidimos marchar, nos cuesta, se crea un pasillo de unas veinte personas donde seguimos recibiendo golpes, y llegamos a la puerta del bar”. Allí, había más luz que en el interior del Koxka, y el teniente pudo reconocer a Adur Ramírez y a otro joven más alto y con el pelo largo, Julen Goikoetxea, que también les estaban lanzando golpes. “Eso lo recuerdo con más lucidez”, ha afirmado el teniente, de 24 años. Ya en la calle, otro grupo de unas 15 o 20 personas les estaba esperando. “Noto que recibo más golpes, me empiezo a aturdir, pierdo la estabilidad y me desplomo, caigo al suelo, con mucho dolor empiezo a sangrar”, ha rememorado.

“Nadie nos intentó ayudar. Nadie se acercó a mí. La única que yo recuerdo que estaba cerca fue Mari Jose [su novia], que en un momento se puso encima mía cubriéndome pidiendo que pararan, que pararan, por favor”, ha señalado.

Clima "peculiar"

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El teniente, natural de Valencia, llevaba casi un año al frente del cuartel de Alsasua cuando ocurrió la agresión. En el inicio de su declaración, ha recordado el clima “peculiar” que imperaba en la localidad, con fuerte implantación de la izquierda abertzale. “Había lugares donde se podía acudir y otros donde no entraría porque me lo desaconsejaban o no me iba a encontrar a gusto, o me iba a sentir observado y no bien recibido. También había lugares donde te sentías más arropado, hoy ni eso”. Compañeros que llevaban más años que él en Alsasua le advertían de que “anduviera con cuidado”, que “no sacara" a su familia "por el pueblo” y que “siempre fuera acompañado, solo nunca”.

Pese a estas prevenciones, durante su estancia en la localidad navarra el teniente intentó acercar a la Guardia Civil a la población. Para ello, y con la colaboración del párroco de la iglesia de los Capuchinos, organizó una jornada de puertas abiertas del cuartel a la que acudieron unas 50 o 60 personas. Un grupo de Alde Hemendik, ha recordado, “empezó a increpar a la gente que había acudido, a las madres que habían ido”. Algunas personas se mostraron incómodas porque una fotógrafa estaba tomando imágenes de los asistentes.

El segundo acto de acercamiento fue el 12 de octubre, tres días antes de la agresión, con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar, patrona del cuerpo. “Tuvimos una problemática similar, en la puerta de la iglesia pintaron Alde Hemendik (fuera de aquí, en euskera). Tratamos de borrarlo, y el párroco nos dijo que no nos preocupáramos, que se tenía que ver la vergüenza que había allí”, ha recordado la víctima. Durante el vino posterior a la misa, un grupo de asistentes se acercó al teniente para decirle que un grupo estaba a la puerta de la parroquia increpando a los que entraban al acto. “En ese grupo reconocí a Jokin Unamuno”, ha afirmado.

El sargento: "Algunos jaleaban"

Tras el teniente, ha prestado declaración el sargento que le acompañaba, y que apenas llevaba un mes en el cuartel de Alsasua cuando sucedió la agresión. Este también ha manifestado haber temido por su vida. "Estoy acostumbrado a las situaciones violentas y al estrés por el trabajo, y esa situación no la he vivido nunca; estábamos en inferioridad, esa sensación de odio por ser guardia civil nunca la había sentido". El sargento ha corroborado que nadie les ayudó en el ataque y que "algunos incluso animaban y jaleaban".

Este agente ha afirmado que la agresión que sufrió con su teniente y las parejas de ambos "no fue casual", sino que "estaba un poquito premeditada". El sargento, en su declaración ante el fiscal Perals, ha identificado a Jokin Unamuno "sin ninguna duda" como la persona "que inició todo". Tambien ha corroborado que los otros seis varones que ocupan el banquillo participaron en la paliza. Respecto a Ainara Urkijo, la única mujer, ha señalado que esta les dijo: "Esto es lo que vais a tener cada vez que bajéis del cuartel".

El sargento sigue destinado en Alsasua y tiene un hijo de pocos meses con su pareja. Esta víctima ha señalado que evita hacer vida en el pueblo, y que otros compañeros suyos, tras la agresión, han recibido muestras de hostilidad. "Algunos compañeros estaban apuntados a un gimnasio y tuvieron que borrarse. A otro que iba a un centro de artes marciales, el monitor le preguntó si era guardia. El compañero le dijo que no, que estaba de paso y el monitor le dijo que tuviera cuidado que allí lo que se enseñaba era para pegar a los guardias civiles. Ese compañero entrenaba con el joven rubio", ha dicho en referencia a Oihan Arnanz, uno de los ocho acusados.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_