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“¿Prefieres que te arreste a que tu hija pase frío?”

El jefe del Ejército de Tierra activa el protocolo de acoso ante la denuncia de la legionaria sancionada por no ir a la celebración de la Inmaculada

Desfile de la Legión en Málaga.Vídeo: JON NAZCA REUTERS / ATLAS
Miguel González
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El Ejército del Aire quiere echar a la cabo que defiende a las mujeres militares

—¿Prefieres que te arreste a que tu hija pase frío?

—Por supuesto, mi capitán.

La soldado, destinada en el Tercio Juan de Austria de la Legión, fue sancionada con tres días de multa por faltar a la celebración de la Inmaculada, el pasado 8 de diciembre en la base de Viator (Almería). Pero su mayor castigo no ha sido que le descuenten tres días de sueldo, sino verse sometida a la persecución de algunos mandos, como refleja el parte elevado a la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. El jefe del Ejército de Tierra, general Francisco Javier Varela, ha ordenado activar el protocolo frente al acoso sexual y por razón de sexo en las Fuerzas Armadas tras tener conocimiento del parte elevado a Cospedal.

Carta de la soldado a la ministra

La legionaria sancionada por no asistir a la celebración de la Inmaculada el pasado 8 de diciembre ya que no tenía forma de dejar a su hija ha sido trasladada a otra dependencia la base de Viator (Almería). En la carta que le escribió a la ministra de Defensa escribió: “Nunca fui mala militar hasta que fui madre, hasta que solicité reducción de jornada para cuidar a mi hija, hasta que pedí que se respetaran los derechos que tengo como militar”.

La dama legionaria, que disfruta de una reducción de jornada de una hora diaria (con la consiguiente merma retributiva) para cuidar a su hija de dos años, fue convocada para participar en los actos de la patrona de Infantería. Al ser un día festivo, y estar cerradas las guarderías, excusó su asistencia, aduciendo que no tenía con quién dejar a su hija, y reclamó un día de asuntos propios al que tienen derecho los militares.

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El capitán se lo negó y le recriminó que no pidiera el día su marido, un cabo destinado en otra compañía de la misma bandera. Pero a su esposo también se lo negaron, por lo que la mujer volvió a reclamar el día, explicando sus circunstancias personales: no tenía ningún otro familiar en la ciudad y su madre, residente en Málaga, estaba convaleciente de un cáncer.

Obligación de desfilar

La cabo de la que dependía la soldado preguntó al capitán si ésta podía subir más tarde a la base con su hija, cuando no hiciese tanto frío, pues a primera hora de la mañana la temperatura rondaba los 5 grados. El capitán respondió que no era viable, pues tenía que desfilar.

El 7 de diciembre comunicó a su superior que, sintiéndolo mucho, no acudiría al desfile. Cuando al lunes siguiente llegó al cuartel, la estaba esperando el sargento. “Te van a arrestar y yo he pedido que te pongan la pena máxima, lo que más daño te haga”, le espetó. “Lo que has hecho no tiene nombre, es una deslealtad absoluta. Si pasas de venir a un desfile ¿qué harás cuando haya una guerra? Si fueras civil hoy mismo te echaría a la calle y tu hija se moriría de hambre. Los privilegios son para gente que cumple, así que olvídate de estudiar para el curso de cabo”, añadió.

Por su parte, el capitán le dijo que no podía consentir que se pasara por alto su autoridad, y que debía haber hecho como otro legionario, que acudió a la base con un bebé de ocho meses liado en una manta y lo dejó en las gradas con un desconocido mientras desfilaba.

Tras anunciarle que iba a sancionarla, el capitán añadió: “De ti depende cumplir y que todo quede aquí o alegar y seguir tensando la cuerda”.

A partir de ahí empezó el acoso. El sargento la obligaba a presentarse ante él cada mañana, “casi a diario le echaba alguna reprimenda delante de sus compañeros, fomentando que la aislasen”, le encargaba tareas para impedirle acudir al curso de cabo y le recriminaba que tuviera reducción de jornada, como si fuera un premio.

Cuando la soldado recurrió la sanción, el cabo mayor le hizo saber que al capitán le había sentado muy mal. “Si quiere normas va a tener normas, eso implica que la puedo arrestar por cualquier cosa”, le trasladó de parte del oficial. El capitán ordenó suprimir la media hora de vidilla (salida anticipada de la base) que disfrutaban los miembros de la bandera, poniéndolos en su contra. El marido de la legionaria se ha visto obligado a pedir la baja del Ejército.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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