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Porteadoras de Ceuta, de la espalda al carrito

Empresarios en la frontera cambian el transporte ilegal de mercancías, pero las ONG creen que solo servirá “para lavar la imagen”

Porteadoras cruzando con carros sus mercancías en la frontera de Ceuta.
Porteadoras cruzando con carros sus mercancías en la frontera de Ceuta.Joaquín Sánchez
Jesús A. Cañas

“Por inhumano, porque ya no estamos en la Edad Media, pero también porque mi objetivo es lavar la imagen de este polígono”. Bilal Dadi, presidente de la asociación de empresarios del polígono Tarajal II de Ceuta, no esconde las verdaderas motivaciones del sustancial cambio que han impulsado para los porteadores con Marruecos. Desde principios de esta semana, los 4.000 marroquíes —mayoritariamente mujeres— que diariamente pasan la frontera cargados de mercancías se están viendo obligados a dejar de usar sus espaldas para cargar inmensos bultos de hasta 90 kilos. En su lugar, tienen que emplear carritos de la compra en una medida que se hará totalmente obligatoria a partir del próximo lunes.

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La implantación del carro en este comercio singular e ilegal de mercancías es la enésima medida en una frontera, la del Tarajal, envuelta en constantes problemas de saturación, avalanchas y salpicada de varias muertes de porteadoras. La iniciativa surgió hace unos días de los 30 empresarios que componen el polígono Tarajal II, el más cercano a la frontera, de carácter privado y por el que transitan los porteadores hasta su llegada al paso que usan en exclusividad para llegar a Marruecos. “Lo propusieron y nos pareció una estupenda iniciativa, sobre todo, por la dignidad de las mujeres. Posteriormente, la consensuamos con Marruecos”, reconocen desde la Delegación del Gobierno en Ceuta.

Tras el parón del porteo durante la Semana Santa, el cambio se implementó este pasado lunes, día destinado al paso exclusivo de mujeres. Aunque en un principio se planteó hacerlo obligatorio desde ese día, finalmente, se ha optado por dar una semana de transición “ya que los porteadores no tenían información suficiente”, como reconoce Dadi. Desde la Delegación del Gobierno estiman que, aproximadamente, “un 40%” de los marroquíes que se dedican a esta actividad ya ha comenzado a usar los carros. En días alternos para hombres y mujeres, el jueves 5 de abril culmina la adaptación y ya la semana próxima tendrá un carácter obligatorio para todos los que realicen el porteo a pie de mercancías.

Hasta ahora, las jornadas están transcurriendo “sin incidentes y fluidas”, como reconocen desde el sindicato Confederación Española de Policía (CEP) en Ceuta, que está siguiendo de cerca el cambio. Sin embargo, desde CEP creen que es pronto para valorar si los carritos acabarán con las escenas de caos y avalanchas en la frontera. “Es menos penoso para los porteadores. Pero no sé si resolverá el problema, ni las colas”, reconoce un portavoz del sindicato en la ciudad autónoma.

Más reticencias ha encontrado la medida en la ONG Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH-A). “Creo que es un parche más, una cuestión para lavar la imagen que solo traslada el problema a Marruecos”, reconoce Ana Rosado, miembro de APDH-A y una de las autoras del informe Respeto y dignidad para las mujeres marroquíes que portan mercancías en la frontera de Marruecos y Ceuta, elaborado en octubre de 2016. La activista critica que la medida se haya tomado “sin consultarlo con ellas”. “Además de pagar el taxi para llegar a la frontera y tener que pagar al policía [por los agentes marroquíes], ahora tendrán que comprar un carro. Son bastante escépticas porque nadie mira por su dignidad”, añade Rosado.

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Sin embargo, Bilal Dadi se muestra confiado en que el cambio sí funcionará: “Las innovaciones no suelen sentar bien al principio. Además, algunos no tienen mucha cultura”. El empresario cree que es la oportunidad “de lavar la imagen del polígono, que se hable de tiendas y comercio, no solo del porteo al que solo se dedica una minoría de empresarios”. Todo ello pese a que, durante las mañanas de lunes a jueves, los polígonos cercanos a la frontera son un constante ir y venir de porteadores a pie con bultos de 50 a 90 kilos o en coche que se cargan de productos perecederos, de limpieza o textiles para llevarlos a Marruecos.

Se calcula que, aproximadamente, entre 25.000 y 30.000 personas pasan a diario de Marruecos a Ceuta. De ellas, buena parte se dedica a la actividad del porteo, aprovechando la ausencia de aduana en la frontera entre Ceuta y Marruecos. El volumen de actividad y de tránsito de personas hizo que, el 27 de febrero de 2017, abriese el nuevo paso de Tarajal II, destinado en exclusividad a porteadores a pie. Desde entonces, los cierres temporales han sido constantes, algunos provocados por deficiencias de seguridad a ambos lados de la frontera.

En el último año ya son seis las mujeres fallecidas en la zona marroquí del paso, en el transcurso de avalanchas producidas a la entrada o salida de Ceuta. Mientras, la Delegación del Gobierno ha ido implementando medidas sobre la marcha, como el reparto de 4.000 tickets diarios para limitar la actividad o la separación de hombres y mujeres, en función del día de la semana. A su vez, poco después de la apertura del Tarajal II, desde el Gobierno en Ceuta se obligó a los empresarios a hacerse cargo de la seguridad y organización de los porteadores, en su tránsito por el polígono.

Dadi cifra en 40.000 euros mensuales lo que le cuesta a su entidad los 14 miembros de la seguridad privada que trabajan en la zona desde hace cuatro meses. A eso se suman los 36.000 euros en inversiones realizadas en este tiempo que van desde la instalación de barreras antiavalanchas, carriles de circulación, farolas o cámaras de seguridad de alta definición, la última mejora a punto de entrar en funcionamiento. Todo es sufragado con la expedición de otros tickets que deben pagar los empresarios que venden mercancías a los porteadores. Cada día, estos llegan a adquirir entre 2.500 a 3.000 vales a un coste unitario de 1,70 euros. Es el precio de intentar garantizar la seguridad en un atípico y pingüe comercio que, según datos recabados por informe de la APDH-A, nutre el 46% de las importaciones de la ciudad autónoma que acaban convertidas en exportaciones a Marruecos.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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