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La fiesta canaria solo para mujeres que desafió las críticas feministas

Miss Licenciada en Follometría, Miss Salida y Miss Estrecha se reivindican en un polémico evento en Güímar, Tenerife. "Las integrantes de la Plataforma Feminista no nos representan en nada", afirman

Mujeres que participan en una fiesta 'solo para ellas' en Güímar, Tenerife.
Mujeres que participan en una fiesta 'solo para ellas' en Güímar, Tenerife.Octavio Toledo

Narices-pene, silbatos-pene o una tarta con un pene gigante: una fiesta “solo para ellas” cargada de referencias al sexo masculino. El restaurante Balcón de Higa, en Tenerife, acogió en la noche del pasado sábado el espectáculo que días antes había suscitado críticas de grupos feministas y la apertura de una investigación por parte de la fiscalía. Miss Licenciada en Follometría, Miss Salida y Miss Estrecha se coronaron en una velada celebrada con el apoyo del Ayuntamiento de Güímar, que pagó 250 euros para sufragar el coste de parte del transporte de las asistentes.

Los hombres hoy aquí (exceptuando a los strippers) juegan un papel secundario. A media hora de que comience la velada, el presidente de la comisión de fiestas del barrio de Fátima de Güímar, Juan Cabrera, aguarda en la puerta del restaurante. Ellos son los organizadores de este acto que busca recaudar fondos para los festejos que tendrán lugar en mayo en honor a la virgen. Las mesas para la cena-espectáculo están ya preparadas, adornadas con globos azules y rojos de helio en forma de corazón. Cabrera está dolido con la polémica generada: “Aquí no hay maldad, es algo organizado por las propias mujeres”, explica mientras señala la mesa en la que se sentarán los hombres —tanto los que componen la comisión como los chóferes de los autobuses que trasladan a las asistentes hasta el municipio de La Orotava, donde se ubica el establecimiento—. Una mesa justo a la entrada del restaurante y separada del resto del local por un gran biombo que impide ver lo que pasa dentro. “A partir de este punto nosotros no pasaremos; de ahí para allá, solo mujeres”, enfatiza.

“La Plataforma Feminista intenta coartarnos la libertad. Nosotras somos libres de ser Miss Cachonda o lo que sea. Esas mujeres no nos representan en nada"

Pocos minutos después de las nueve llegan ellas. Son unas 200, casi el doble de las que se esperaban hace solo unos días. Las críticas recibidas generaron una reacción que se tradujo en una mayor venta de entradas. La franja de edad de las que entran va desde los 18 y hasta los 80 años, aunque la mayoría se sitúa entre los 50 y los 65. Se las ve animadas y con intención de pasarlo bien, aunque también con el objetivo de reafirmar lo que consideran una celebración en la que no hacen nada censurable.

“¡Vamos a demostrar a la Plataforma Feminista que no somos como ellas, que venimos a divertirnos!”, se escucha por el altavoz al comienzo de la fiesta, lo que desata los aplausos enfervorecidos en el salón. Inmediatamente suena la canción A quién le importa, de Alaska y Dinarama, que todas cantan con especial énfasis.

Una de las presentes es María Luisa Castro, la alcaldesa de Güímar (Partido Popular), quien decide de ese modo reafirmar su soporte a la celebración “como colaboramos con el resto de las asociaciones del municipio”, apunta. Le parece mal que haya mujeres que las hayan criticado sin saber, “porque muchas veces nosotras mismas somos nuestras propias enemigas”, y rechaza la utilización del argumento de la entrega de las bandas de Miss para afirmar que se denigra con ello a la mujer. “Esos son complejos que tienen otras. Esto es una sátira del sexo. Las mujeres de Güímar somos valientes, comprometidas y solidarias”, zanja. En ese instante, la llaman para que se acerque al escenario donde quieren reconocerle públicamente el apoyo prestado. “¡Es una mujer con dos huevos, como tiene que tener un hombre! ¡Es la mejor digan lo que digan!”, y los aplausos vuelven a inundar la sala. “¡Las mejores son ustedes!”, responde ella.

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“Aquí venimos a disfrutar mujeres que estamos todo el año cuidando a los maridos, a los hijos, y creo que nos merecemos un día, nada más que un día"

María Suárez, de 56 años, ha venido a acompañada de su nieta. “La Plataforma Feminista intenta coartarnos la libertad. Nosotras somos libres de ser Miss Cachonda o lo que sea. Esas mujeres no nos representan en nada; no se representan ni a ellas mismas”, dice. Gabriela Lorenzo, de 18 años, incide en lo dicho por su abuela: “Si no queremos que ningún hombre venga a limitarnos, mucho menos que sea una mujer la que quiera ponernos trabas”. Organizaciones feministas se habían hecho notar esa misma tarde: una caravana de coches con globos violetas recorrió el centro de Güímar con gritos y consignas en contra de la celebración.

Mujeres bailando con 'strippers' en una fiesta 'solo para ellas' en Güímar, Tenerife.
Mujeres bailando con 'strippers' en una fiesta 'solo para ellas' en Güímar, Tenerife.Octavio Toledo

Actuaciones musicales, entrega de bandas y 'strippers'

La gala transcurre según lo previsto. Hay sorteos, actuaciones de drag queen y de transformistas, y durante toda la noche las mujeres no paran de reír, cantar y bailar. También se entregan las bandas. Nazaret Casanova, de 35 años, se siente “muy contenta” de haber sido nombrada Miss Salida. María Luz Cruz, de 52 años, luce también orgullosa su enseña que la acredita como Miss Licenciada en Follometría: “Aquí venimos a disfrutar mujeres que estamos todo el año cuidando a los maridos, a los hijos, y creo que nos merecemos un día, nada más que un día. Yo soy una señora donde quiera que vaya, y esta banda, que la puedes encontrar en cualquier bazar chino, es solo un cachondeo”. María Luz pujó por la condecoración, lo mismo que hizo Ana Carvajal, de 65 años, por la de Miss Estrecha. “Lo hago por apoyar a la organización de la fiesta, para manifestar así que no están solos”. Cuenta que el cura del pueblo ya ha dicho que no va a recoger lo que se recaude aquí por considerarlo “pecaminoso”. Ella le recuerda que el dinero no es para él sino para “los fuegos artificiales, la banda de música y los castillos hinchables para los niños”.

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Mientras el espectáculo sigue su curso, en el oasis masculino que representa la mesa de los hombres a la entrada del local ya van por los postres. Miguel Núñez es uno de los conductores de los autobuses que espera para llevar a las mujeres de vuelta a Güímar. No puede ver lo que pasa al otro lado del biombo, pero oye todo y palpa el ambiente de diversión reinante a través de la música y las carcajadas de las mujeres. “No nos dejan pasar de aquí, pero si me dejaran, claro que pasaría”, afirma entre risas.

Llega la actuación más esperada, la de los dos strippers. Se colocan en el centro de la pista y las asistentes se levantan para hacer un coro alrededor de los fornidos jóvenes ligeros de ropa. La fiesta está en su punto más álgido. En su actuación, al estilo de una despedida de soltera, los chicos simulan toda clase de posturas sexuales con las más atrevidas. Tras varios minutos, y cuando a uno de los strippers ya solo le queda puesto el tanga, la maestra de ceremonias decide que ha llegado la hora de acabar con el número. Justo en el momento en el que una de ellas está poniendo su cara sobre el miembro viril del hombre.

Antes de que acabe la cena y el salón se convierta en una pista de baile, aparecen dos grandes tartas. Una lleva escritas las palabras “solo para ellas”. La otra, un pene descomunal. Casi del mismo tamaño del que luce un burro de peluche propiedad del restaurante que está situado sobre una mesa en un rincón del salón. El lugar elegido por no pocas de las presentes para inmortalizar con una foto junto a él su asistencia a la fiesta.

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