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Pocas rectoras para una mayoría de universitarias

Solo cuatro de los 50 campus públicos cuentan con mujeres a su cabeza frente a siete de 26 en los privados. Poco a poco ellas se abren hueco

Las rectoras Pilar Aranda, Margarita Arboix, Nekane Balluerka y María Antonia Peña.
Las rectoras Pilar Aranda, Margarita Arboix, Nekane Balluerka y María Antonia Peña.Mònica Torres

Cuatro de las 50 universidades públicas en España están regidas por una mujer. Y una quinta, Valencia, podría estarlo pronto. La cifra suena escasa, a priori, pero lo cierto es que el techo de cristal se está resquebrajando. EL PAÍS aprovechó una reunión en Valencia para retratar a estas cuatro profesionales —Pilar Aranda (Universidad de Granada), Margarita Arboix (Autónoma de Barcelona), Nekane Balluerka (País Vasco) y María Antonia Peña (Huelva)— en una imagen inusual. No hubo una mujer en el puesto hasta 1982, y desde entonces apenas ha habido 15 más. La nada en casi ocho siglos de Universidad y sin olvidar que hasta 1910 ellas no podían matricularse en cualquier estudio.

Todavía hay situaciones que pasan desapercibidas para la mayoría de sus colegas. Margarita Arboix, de la Autónoma de Barcelona, no lo planteó pero aquel episodio no se le olvida. Fue hace un año, en la primera asamblea de la conferencia de rectores españoles, la CRUE, después de que la Universidad de Sevilla suspendiese al exdecano de Educación Santiago Romero, condenado a siete años de cárcel por abusos sexuales y lesiones psicológicas a dos profesoras y una becaria. Un rector, hombre, pidió que se hiciera un comunicado conjunto ante su gravedad. “Ni se votó, se comentó que era mejor que este tema se resolviera en casa. Pasó inadvertido. No se ha retomado el tema”, recuerda Arboix, catedrática de Farmacología. Sí hubo un pronunciamiento de la CRUE, sin embargo, por aquellas fechas por el plagio del rector de la Rey Juan Carlos, Fernando Suárez.

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Han pasado más de 35 años desde que España tuvo su primera rectora, Elisa Pérez Vera, que estuvo al frente de la UNED (1982-1987) y, además de problemas invisibles, hay otros que se perpetúan. Como el difícil encaje entre la vida familiar y la académica. “Tuve que esperar a que otros compañeros accediesen al puesto antes”, se lamentaba en 2011 Adelaida de la Calle, la única mujer que ha presidido la CRUE (2011-2013). La rectora de Granada ahonda en ello: “Hasta que no nos han evaluado externamente, con comisiones, no hemos llegado a catedráticas. Las oposiciones las controlaba el jefe. Desde que existe la ley de igualdad hay muchas más catedráticas, un 20%”.

Hoy acceden a la Universidad más mujeres que hombres (54%), son más aplicadas y se gradúan más (57%), según el estudio Científicas en cifras 2015 del Ministerio de Economía, pero a la hora de optar a un doctorado los porcentajes se igualan (50%), para desde ese momento decrecer hasta la cumbre de la pirámide. Apenas el 13% de las profesoras universitarias llega a catedrática, frente al 25% de ellos. Este es el gran embudo que explica que apenas haya rectoras, porque para gobernar un campus hay que pertenecer a ese cuerpo académico. “Para acceder a la cátedra tienes que tener una actividad investigadora bastante consolidada, con publicaciones, estancias en el extranjero… Y cuando las mujeres —somos más doctoras que doctores— queremos acceder a ser investigadoras principales, nos toca en la edad en la que tenemos que optar por tener hijos u otros proyectos de vida”, reflexiona Nekane Balluerka, al frente de la Universidad del País Vasco desde 2016.

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Las cuatro secundarán, en distinta medida, la huelga feminista

Cada vez más universidades buscan la paridad en el equipo rectoral y previsiblemente algunas de esas nuevas vicerrectoras, una vez mostrada su gestión, optarán a alcanzar la cima. Ocurrirá lo mismo con las decanas y directoras de departamento, que poco a poco crecen en número. La mayoría de las grandes universidades no han tenido nunca a una mujer al frente, pero al menos ahora ellas se presentan en las elecciones. “Hemos perdido el miedo”, asegura Aranda.

A ninguna le entusiasma la discriminación positiva, pero entienden que aún es necesaria. La Autónoma de Barcelona suma un año más de antigüedad a todas sus profesoras por cada hijo, justo para compensar el parón investigador. La iniciativa, según Arboix, ha tenido poco eco en los órganos de Gobierno de los rectores.

María Antonia Peña ha sido la última en llegar a este reducido club. Encabeza un campus joven, la Universidad de Huelva. Sus colaboradores bromean porque, en 25 años de recorrido, la de Huelva ha conseguido lo que no ha tenido la Universidad de Salamanca en 800 años de historia: una mujer al frente. “Me siento muy responsable, se trata de llegar a la gestión y demostrar que somos muy buenas, porque lo somos. Es lo mejor para desmontar tópicos”, reflexiona. Como en sus diversos viajes a Marruecos en su puesto de vicerrectora de Internacionalización y otros países del Magreb: “Traté con vicerrectores rocosos, de esos que percibías claramente que pensaban que debías estar en casa con tus hijos en vez de allí. Pero hasta esos terminan reconociendo tus méritos”.

Además de las cuatro públicas, siete de los 26 campus privados están hoy en manos de mujeres: Rosa María Visiedo (CEU-Valencia), Imelda Rodríguez Escanciano (Miguel de Cervantes), Concepción Burgos (UDIMA), Myriam Cortés (Pontificia de Salamanca), y Josefina García, Asunción Gandía y María Rosario Sáenz Yuguero, de las universidades católicas de Murcia, Valencia y Ávila. “En las privadas el consejo de administración elige al rector, no la comunidad universitaria, y ahí se fían de la gestión de las mujeres”, alaba Aranda, rectora y catedrática de Fisiología.

El gran embudo para llegar a dirigir una institución se halla en las cátedras

Si gana en la segunda vuelta se unirá a su club Mavi Mestre, que resultó vencedora con un 43,17% en la primera votación en la Universidad de Valencia, pero no obtuvo la mayoría absoluta. “Esto es imparable, aunque poco a poco”, coinciden Balluerka y Aranda.

Las cuatro rectoras secundarán, en mayor o menor medida, la convocatoria de huelga del próximo jueves 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. A su lucha parece haberse sumado el nuevo presidente de la CRUE, Roberto Fernández (Universidad de Lleida), que cuenta con dos rectoras y una secretaria general en un comité permanente de 10 miembros. “Algunos rectores también están apoyando el cambio y los necesitamos”, añade esperanzada Balluerka.

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