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Tania Varela, el misterio de la más buscada

La abogada gallega es la única mujer en la lista de los 70 fugitivos más buscados de Europol. Desapareció tras ser condenada a 7 años de cárcel por un desembarco de cocaína

Manuel Jabois
Ficha policial de Tania Varela
Ficha policial de Tania Varela

La primera vez que Tania Varela (Cambados, Pontevedra, 1974) apareció en los periódicos fue como ángel. La nombraron directora del Centro de Información da Muller de Cambados, una oficina recién creada dedicada a asesorar judicialmente a mujeres maltratadas. Varela, menor de una familia de tres hermanos, era abogada y tenía 27 años. Según sus excompañeros, era una persona extrovertida y trabajadora, que llenó de contenido una oficina que no había en toda la comarca. La contrató el alcalde José Manuel Cores Tourís, que acabaría haciendo carrera en el PP, primero como senador y luego como delegado de la Xunta en Pontevedra. Varela compaginó el puesto con su actividad privada, llevando en los juzgados casos de todo tipo, especialmente divorcios. Pronto su destreza y su ambición le hicieron ganar mucho más dinero en el despacho que en el Ayuntamiento (“En el CIM se cobraba un sueldiño”, recuerdan en el Gobierno local en aquella época). Lo dejó a los tres años, en 2004.

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Cuando Tania Varela abandonó la plaza pública para dedicarse a la abogacía estaban encarcelados Manuel Charlín, Sito Miñanco y Laureano Oubiña, la santísima trinidad del narco gallego. Un príncipe heredero había emergido: David Pérez Lago (Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, 1977), hijo de Esther Lago, considerada el cerebro de las operaciones de su segundo marido, Laureano Oubiña. David Pérez Lago, ya involucrado en 1999 en un desembarco de hachís ('Regina Maris') que acabó con Oubiña en prisión, tomó el mando de los negocios aprovechando el vacío de poder. Con una diferencia: en lugar del hachís con el que traficaba el viejo capo de su familia, él lo hizo con la cocaína.

Las vidas de Tania Varela y David Pérez se cruzaron en algún momento de 2005. Ella como su asesora jurídica antes de tener una relación más íntima, o eso fue lo que declaró Varela al juez; Perez Lago lo negó. En Cambados y Vilagarcía la relación era vox pópuli, como también era vox pópuli que no se trataba de nada serio. Pero la relación que interesaba a los investigadores no empezaría hasta marzo de 2006, cuando comprobaron que, como otros letrados de traficantes de droga, la antigua abogada había cruzado la línea. Un día advirtió a Pérez Lago por sms de que le estaba siguiendo un Fiat Bravo en el que un hombre toma notas; días después se reunió con el enlace de los colombianos para que le entregasen una cantidad de dinero; a principios de abril viajó a Oporto con otros dos miembros del grupo para negociar la compra de teléfonos satelitales habituales en las operaciones de entrada de droga.

David Pérez Lago abandona la Audiencia tras firmar una condena a tres años de prisión por blanqueo de capitales.
David Pérez Lago abandona la Audiencia tras firmar una condena a tres años de prisión por blanqueo de capitales.Patxot © MONICA PATXOT/ Pontevedra Viva

El 26 de abril de 2006 era la fecha prevista para que culminasen los preparativos: tras fallar semanas antes en el sur, David Pérez Lago trató de hacer llegar 2.000 kilos de cocaína por el método tradicional en tierra conocida, Galicia. Esa madrugada un barco se quedó en alta mar a la espera de que las planeadoras se acercasen para recoger los fardos e introducirse invisibles, en medio de la noche, en las rías. Pero hubo problemas en una de las lanchas en alta mar, y el propio Pérez Lago y uno de sus socios, que seguían la operación desde tierra, zarparon en otra embarcación rápida para salvar a los tripulantes y hundir la planeadora averiada. Una llamada a la Guardia Civil avisó de un hundimiento cerca del faro de Fisterra, zona habitual de naufragios; los agentes esperaron a Pérez Lago en el puerto de Corcubión: se lo encontraron empapado, oliendo a gasoil y con 14.000 euros encima. La droga había llegado a salvo a una playa seguida por un helicóptero de la Guardia Civil: 1.705 kilos de cocaína con un 83% de pureza y un valor en el mercado de 160 millones de euros.

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Con el grupo detenido, la abogada Tania Varela, según la policía, tomó el mando provisional las semanas siguientes. Además de ser la representante legal de David Pérez Lago, se movió para vender el combustible sobrante de la operación fallida, negoció con unos y otros para repartir el dinero de la organización y avisó a la esposa de uno de los detenidos de dónde guardaba el hombre el dinero para ponerlo a salvo antes de que se lo incautase la policía. Los vecinos de Cambados que le habían perdido la pista, algunos de ellos amigos suyos que llevaban dos años sin saber nada de ella, vieron en los periódicos la misma foto con la que la prensa saludó en 2004 su llegada al Ayuntamiento de Cambados. Esta vez como miembro de una organización de narcotraficantes.

Libertad provisional

Cuando también la encarcelaron a ella, apareció en escena un famoso abogado en el mundo del narco, Alfonso Díaz Moñux, que ya había defendido en los 90 a Sito Miñanco, y sería representante legal de un capo de la mafia rusa, Zakhar Kalashov. Varela y Díaz Moñux iniciaron una relación sentimental. El letrado se encargaba de la defensa de los dos, Tania y David, y del resto del grupo encausado en el desembarco de la droga. Cuando Tania Varela salió en libertad provisional, hizo la maleta y se fue con su abogado a vivir a Madrid. Era 2007. Pérez Lago, que ya no era defendido por Díaz Moñux, siguió en prisión.

La tercera parte de la vida de Tania Varela no fue más tranquila que la segunda. Antes de la Navidad de 2008, el 18 de diciembre a las 21.30 horas, Alfonso Díaz Moñux estaba metiendo el coche en su garaje de la calle Antonio Rodríguez Villa de Madrid cuando dos sicarios le metieron dos balas en la cabeza. Junto a él, en el asiento del copiloto, estaba Tania Varela. Llevaban tiempo siguiéndole, había sido amenazado de muerte en la cárcel de A Lama de Pontevedra en una reunión con varios de los detenidos por el desembarco de 2006 y había pedido protección al Colegio de Abogados de Madrid tras recibir un mensaje en su móvil en el que se le pedía que renunciase a la defensa de Tania o se atuviese a las consecuencias.

La muerte anunciada de Alfonso Díaz Moñux inauguró los últimos pasos de la vida pública de Tania Varela. Primero dijo al juez que quería colaborar y señaló a un colombiano como autor de los seguimientos. Su declaración judicial fue obtenida por los periodistas Manuel Marlasca y Luis Rendueles: llegó a decir que los sicarios también trataron de matarla, pero justo en ese momento se agachó para coger su bolso. En los meses siguientes le dijo al juez que no recordaba nada del crimen ni de su primera declaración; tenía un cuadro de insomnio que era tratado por un psiquiatra del cual no recordaba el nombre, ni dónde vivía ni el número de teléfono al que llamaba para hablar con él.

Fue juzgada en 2011 por la operación de narcotráfico junto a David Pérez Lago. Mientras los demás miembros de la organización, incluido el jefe, llegaron a acuerdos con la Fiscalía, ella se negó siempre a admitir su culpabilidad y fue condenada a siete años de cárcel. Tenía que entrar en la cárcel en enero de 2013, pero ya se había esfumado. Tampoco acudió a declarar como testigo del asesinato de Alfonso Díaz Moñux, por el que fueron condenados siete personas, entre ellos cuatro colombianos y un padre y sus dos hijos españoles, todos por encargo. Nunca dijeron quién encargó ese asesinato. Tampoco se ha sabido nunca dónde se esconde Tania Varela.

Este mes de febrero, David Pérez Lago fue detenido en una operación policial por tráfico de cocaína que también se ha llevado por delante a un histórico, Sito Miñanco. Días antes, la Guardia Civil hizo público el cartel de los 70 fugitivos más buscados por la Europol. Solo hay una mujer: es gallega, mide 1,69 y tiene 44 años.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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