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Miguel Lorente se une al equipo de Juana Rivas como experto en violencia de género

El que fuera delegado del Gobierno en esta materia actuará como perito en el juicio sobre la patria potestad de los hijos que se celebra en Italia

Miguel Lorente en una foto de archivo.
Miguel Lorente en una foto de archivo.Jaime Villanueva

Juana Rivas refuerza su equipo de defensa con un fichaje de muy alto nivel. Miguel Lorente Acosta, profesor de la Universidad de Granada, médico forense y, sobre todo, especialista en violencia de género, será el perito forense que represente a Rivas en el juicio que se celebra en Italia en el que se dirime quién obtiene la patria potestad de sus hijos, ella o el padre, Francesco Arcuri. En la última sesión de este caso, que desde el 31 de octubre pasado tiene lugar en el juzgado número uno de lo Civil del Tribunal de Cagliari, la juez determinó que cada una de las partes designara un perito forense para evaluar la situación actual de los hijos de Rivas y su expareja. Tres expertos forenses, dos de parte y uno a instancias del juez, evaluarán a los dos menores, de 4 y 11 años, en su actual periodo de convivencia en Italia con el padre y “valorarán la idoneidad de Juana y Francesco pero, fundamentalmente, el bienestar de los niños”, según un miembro del equipo legal de Rivas.

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La función de Miguel Lorente será “realizar un estudio médico legal de las circunstancias del caso e intentar demostrar que solo existe una realidad”, cuenta el propio Lorente, responsable de la unidad de Igualdad de la universidad granadina. Para el forense y exdelegado del Gobierno en violencia de género, “en este y en muchos casos de violencia de género, se presentan como hechos diferentes capítulos que forman parte de una única realidad. Se fragmenta lo que en realidad está unido y en íntima relación”, explica. Para él, los distintos avatares del caso son indisolubles del hecho principal denunciado por Rivas, un presunto caso de violencia de género, como explicó extensamente en el momento álgido del caso.

“No podemos ver por un lado lo que pasa con la custodia, por otro lo que pasa con la relación del matrimonio y por otro las decisiones que se han adoptado en estos últimos meses. Hay que hacer una valoración de conjunto para ayudar a la justicia, que es lo que hacemos los peritos forenses en estos casos”, aclara Lorente, para quien “obviar la violencia de género en todo este caso es sorprendente”, en referencia a algunas de las medidas adoptadas por los jueces y al escrito del fiscal al final de la instrucción del caso, en el que no se menciona en absoluto este hecho. El profesor considera que, “aún sin haber estudiado el caso en todos sus detalles”, el hecho de que se hayan enviado los niños a Italia evidencia que se ha obviado el posible delito de violencia de género, ya que no se ha tomado ninguna medida preventiva sobre los dos menores.

Al ser un caso civil, por otro lado, Lorente recuerda que su trabajo no consistirá en hacer un informe global o en abstracto, si no que se tendrá que limitar a las respuestas concretas que les plantee el juez.

Para José Estanislao López, responsable del equipo de abogados de Juana Rivas, la incorporación de Miguel Lorente al equipo de defensa es ya un éxito. “Tener con nosotros a un experto de primerísimo nivel, que pone su prestigio al servicio de la causa de Juana Rivas porque cree en la justicia de su posición, es un honor. Y más cuando lo va a hacer sin cobrar y solo guiado por su deseo de colaborar a que se haga justicia”, explica López.

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Situación de violencia de género

Lorente se muestra convencido de que “en este caso, como en otros, se da una situación de violencia de género con derivadas diferentes. Aunque no lo parezca, es muy similar a otros casos. El 73% de las mujeres que sufren violencia de género se separan y cuando van al juzgado de familia no hablan de esa violencia, lo que les acaba provocando problemas en ese trámite de separación”.

El caso de Juana Rivas y Arcuri saltó a la luz pública en el verano de 2017 cuando se conoció que un juzgado obligaba a Rivas a entregar a sus dos hijos a su expareja para que retornaran con él a Italia, su última residencia familiar. Desde unos años antes, Rivas y Arcuri convivían en Carloforte, en Cerdeña (Italia), con los niños. En mayo de 2016 la madre viajó a España con ellos y nunca regresó. Dos meses después, el 12 de julio, interpuso una querella por violencia de género contra Arcuri. No era la primera. En 2009 Juana denunció a su marido por violencia de género, lo que fue refrendado por una sentencia judicial que condenó a Arcuri a tres meses de cárcel (que no tuvo que cumplir) y a un año de alejamiento. A partir de ahí, las citas judiciales se han sucedido y alcanzaron un punto álgido el 25 de julio del año pasado. Ese era el día en el que Rivas debía entregar a sus hijos al padre. Sin embargo, la madre se fugó con ellos y estuvo en paradero desconocido durante más de un mes. Finalmente, en los últimos días de agosto, Rivas apareció y los hijos se reunieron con su padre. El 31 de agosto ponían rumbo a Italia donde se encuentran en este momento.

En la actualidad, Juana Rivas y Francesco Arcuri tienen abiertos tres procesos judiciales. Dos son extremadamente importantes. El que ya está en marcha es el de Italia sobre la guardia y custodia, en la que intervendrá Miguel Lorente. El otro es un juicio penal, que arrancará en pocos meses una vez terminada la fase de instrucción, por secuestro de menores. Tanto la Fiscalía como Arcuri piden cinco años de cárcel para Rivas. El ministerio fiscal solicita también seis años de pérdida de la patria potestad que el equipo legal del padre de los niños aumenta a ocho. El tercer caso es algo menor, un juicio ya visto para sentencia por los gastos incurridos por Arcuri durante su estancia en España el verano de la desaparición de Juana y sus hijos. Este, con el visto bueno del fiscal, solicita a Rivas 1.912 euros.

La denuncia perdida

La denuncia por violencia de género que Juana Rivas interpuso en España el 12 de julio de 2016 tiene una vida muy azarosa. No se admitió a trámite y se le dijo a Rivas que la presentara en Italia. Meses después, el juzgado tuvo que admitirla pero como trámite para enviarla a un juzgado italiano. Para ello había que traducirla al italiano, trabajo que requirió meses. Finalmente, en agosto de 2016 fue traducida y en septiembre enviada a Italia. Ahí se pierde la pista. Hoy, febrero de 2018, ningún juzgado italiano ha iniciado actuación alguna. El equipo legal de Rivas en Italia busca, sin éxito, dónde está esa denuncia.

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