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Erupción volcánica en tu copa

Sal, piedra y cenizas dotan de carácter a los vinos originarios de terrenos bajo los que bulle el magma, como en las islas Canarias, cuyos vinos protagonizaron una cata en Enofusión

Paisaje de vides criadas en las laderas del volcán Teneguía, en Fuencaliente, en la isla de La Palma.
Paisaje de vides criadas en las laderas del volcán Teneguía, en Fuencaliente, en la isla de La Palma.
Pablo León

Cuando se observan de lejos, los viñedos de La Geria, en Lanzarote, se asemejan a un paisaje lunar. Las vides crecen en pequeños cráteres horadados por los agricultores en el suelo volcánico. Una singular técnica de viticultura, pero no solo en la forma sino también en el fondo: ahí nacen unos originales vinos volcánicos, que saben a sal, piedra y minerales. “Los vinos de Canarias son productos exclusivos desde su origen y ofrecen una experiencia diferente”, explican desde Enofusión, la sección dedicada al vino dentro del congreso gastronómico Madrid Fusión, y que la semana pasada celebró una cata dedicada a los vinos volcánicos.

Vides en la zona de La Geria, en Lanzarote.
Vides en la zona de La Geria, en Lanzarote.

Marcados por el terreno, estos vinos combinan frescor y acidez con toques salinos y minerales. Unos sabores genuinos matizados por los microclimas de las islas y por el modo de cultivar las vides en pequeñas explotaciones, situadas en un terreno abrupto que impide mecanizar la actividad. Los cráteres en los que crecen las plantas están formados por lapilli (cenizas volcánicas). Un terreno que en las islas llaman picón o rofe. Ese agujero, rodeado de una murallita de piedras, además de proteger a la planta, fomenta que tenga acceso a la humedad que se conserva en el lapilli.

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“Actualmente, los productos diferenciados están más valorados”, dice Cristina V. Miranda, de la organización de Enofusión, "y en el vino también pasa". De hecho, los vinos volcánicos están despertando un creciente interés. La organización The Institute of Masters of Wine (IMW), fundada en 1953 y centrada en el mundo del vino, lleva tiempo mostrando interés en estas botellas organizando seminarios, ponencias o realizando comparativas de cata. “Hay diferentes volcanes en el mundo por lo que los vinos originarios de estos suelos también difieren”, remarcan desde IMW. En su informe de 2016, donde escogían a los diez mejores del mundo en esta tipología, apareció uno del Teide: Suertes Del Marques 2013 El Ciruelo (en el número cinco).

Esta bodega tinerfeña también fue una de las invitadas al Salón de los Mejores Vinos de España, organizado el pasado octubre por la respetada Guía Peñín de los Vinos de España 2018. “Todos los vinos participantes han sido seleccionados por haber obtenido 90 o más puntos en la Guía”, resumen desde la organización. Desde el Valle de la Orotava, en Tenerife, Suertes del Marqués superó esa puntuación con 13 etiquetas. Bodegas El Grifo, en Lanzarote, lo hizo con tres.

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El origen de la viticultura en el archipiélago data del siglo XV, cuando navegantes y colonos llevaron las primeras vides a las islas. Desde entonces ha pasado diferentes momentos de auge y declive. Actualmente, en Canarias hay 11 Denominaciones de Origen Protegidas: cinco de Tenerife (Tacoronte-Acentejo; Abona; Valle de Güímar; Ycoden-Daute-Isora; Valle de La Orotova) más las de El Hierro, La Gomera, La Palma, Gran Canaria, Lanzarote, e Islas Canarias, la última en concederse. Y aunque la uva más popular del archipiélago es la malvasía, también son conocidas listán blanco, listán negro, tintilla, gual o marmajuelo.

"Pero no todos los vinos de Canarias son volcánicos", avisa José Luis González, del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria y que presentó la cata que se celebró en Enofusión. "La mayoría de los tintos lo son, pero en los blancos hay mayor variedad". Justo ese carácter volcánico es lo que se está poniendo de moda. "Es el suelo, la tierra los que vuelve a estar de moda", defiende Alice Feiring, que acaba de publicar The Dirty Guide to Wine. Following flavors from ground to glass (La guía sucia del vino. Siguiendo los sabores del suelo a la copa). Esa cara sucia es el suelo, para Feiring un factor clave que, según su visión, dentro de poco formará parte, como la uva o la denominación de origen, de los atributos reseñados en las botellas.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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