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Rajoy intenta frenar la inquietud del PP al anunciar su candidatura

El jefe del Ejecutivo teme la crisis de imagen que supondría que Carles Puigdemont consiga ser investido president de la Generalitat

Rajoy, este miércoles con un grupo de escolares de visita en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Rajoy, este miércoles con un grupo de escolares de visita en el Museo Reina Sofía de Madrid. ÁLVARO GARCIA
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Mariano Rajoy tiene la voluntad de ser el candidato del PP a la presidencia, aunque vincula esa decisión a la evolución de la situación política y económica. La resolución de la crisis de Cataluña, la marcha de la economía, el avance de Ciudadanos y las consecuencias que tengan las revelaciones del caso Gürtel marcarán su decisión. “En la medida en que yo vaya viendo cómo se van produciendo los acontecimientos intentaré repetir”, dijo el presidente para intentar calmar la inquietud de su partido. El jefe del Ejecutivo teme la crisis de imagen que supondría que Carles Puigdemont consiga ser investido president de la Generalitat.

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“En la medida en que yo vaya viendo cómo se van produciendo los acontecimientos intentaré repetir como candidato. Mi idea a fecha de hoy es intentar repetir de candidato. Tiene que querer mi partido. Vamos a ver cómo evolucionan las cosas, pero yo desde luego lo intentaré porque creo que caminamos en la buena dirección”. Esta fue la declaración de intenciones que hizo este miércoles el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en Onda Cero para intentar calmar la inquietud que reina en su partido por el auge de Ciudadanos, la crisis de Cataluña y las revelaciones sobre corrupción que está provocando la instrucción de los casos Gürtel, Púnica y Lezo.

No obstante, el líder del PP también puso algunos condicionantes a su futuro político. Distintos dirigentes del PP interpretaron este miércoles que Rajoy ha dejado abierta la posibilidad de no presentarse en el caso de que no se cumplan los objetivos básicos de su mandato: la recuperación de la economía y la resolución de la crisis catalana.

Los interlocutores consultados estiman que difícilmente la economía se va a torcer de aquí a 2020 —fecha prevista para las próximas elecciones generales—, por lo que será la cuestión catalana la que lleve a Rajoy a tomar la decisión última sobre su candidatura a la presidencia. Ahora bien, si él se quiere presentar nadie lo pondrá en duda, señalan las fuentes consultadas.

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“Por primera vez ha puesto en duda su presentación como candidato”, dijo un dirigente popular. “Pero al final se presentará. No hay nadie mejor que él”.

“Ha dicho que se siente con fuerzas, que piensa repetir... Y que ya veremos cómo vienen las cosas”, abundó un segundo dirigente del partido. “Es decir, ha dicho que sí, que no y todo lo contrario”, ironizó un dirigente regional. “Va en la línea de no hacer una manifestación de debilidad en su autoridad ni interna ni externa, además de aportar tranquilidad a la estabilidad institucional del país”. Otros políticos consultados por este periódico expresaron matices sobre las intenciones de Rajoy. “Interpreto que ha dicho que sí o sí quiere ser candidato”, apuntó un integrante de la Ejecutiva nacional del PP. “Ha cambiado del ‘estoy en forma’ y ‘estoy bien’ al que ‘si el partido lo quiere seré candidato”, añadió. “Pero queda mucho”, matizó. “Tiene mucho sentido común y no se aferrará [a la candidatura] sí o sí”.

Los problemas son muchos en estos momentos, pero el inminente y el más grave se sitúa en Cataluña. El presidente del Gobierno, todo el Gabinete, y la cúpula del PP saben que la opinión pública tiene los ojos sobre ellos para ver la respuesta gubernamental a lo que pueda hacer Carles Puigdemont. Las instrucciones para cortar el paso al expresidente de la Generalitat están dadas, pero no hay garantías de que se pueda impedir que cumpla su objetivo de ser investido presidente por vía telemática o persona interpuesta, aunque no tenga validez jurídica.

“Enorme ridículo”

El temor del Gobierno va en dos direcciones. Por un lado, el Ejecutivo calibra si el político catalán tendrá la intención de entrar en Cataluña subrepticiamente para aparecer en persona en el Parlament aunque sobre él pesa una orden de detención. Eso supondría “un enorme ridículo” para las instituciones españolas, según fuentes gubernamentales.

Otra opción sería que Puigdemont tratara de ser investido por persona interpuesta con la autorización del presidente de la Mesa de la Cámara, que le daría la palabra para que hablara en nombre del fugado.

Si se tratara de forzar una votación para investir a Puigdemont, no tendría validez ninguna pero la imagen con un resultado favorable quedaría patente. Las fuentes consultadas señalan que es una fotografía indeseada que no se podría impedir, aunque de inmediato el Gobierno recurriría la propia decisión de la Mesa de haber autorizado dicha votación. El recurso ya está preparado.

El Gobierno “hará todo lo posible para que se cumpla ley”. “Estamos preparados para recurrir ante el Constitucional en cuanto se produzca una decisión de la Mesa del Parlament, ya que no se puede recurrir una declaración de intenciones sino que tiene que producirse un hecho que dé lugar al recurso”, explicó este miércoles Rajoy, de manera que aclaró que no puede presentarse un recurso preventivo. Ya sabe Puigdemont cuáles son “las reglas del juego y la existencia de división de poderes”, recordó el presidente, para añadir que si Puigdemont regresa a España será detenido porque hay una orden judicial en ese sentido contra él.

No ha tenido tiempo Rajoy de leer la carta del presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, al haber estado fuera del despacho lunes y martes con viajes de trabajo oficiales. Torrent le pide una entrevista para tratar de la situación en Cataluña pero, sobre todo, de la investidura de Puigdemont y de la autorización para que voten los huidos a Bélgica. Sobre esto último no tiene nada que hablar Rajoy ya que esas personas están condicionadas por el Poder Judicial.

El presidente no aclaró este miércoles si aún así aceptará una reunión con Torrent, pero no mostró la menor proclividad. Sí confirmó la utilización de todas las posibilidades que le ofrece el artículo 155, por ejemplo, para no reconocer, si fuera necesario, la investidura de un fugado de la justicia. De hecho, esta previsión constitucional estará vigente hasta que el nuevo Govern tome posesión.

Cuando Rajoy estaba siendo entrevistado aún no había empezado la declaración del ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa. Este declaró que el expresidente Francisco Camps tuvo presuntamente un papel decisivo en la trama de financiación ilegal del PP en esa comunidad. Su reacción ha sido poner distancia sobre la corrupción en general y proclamar que nunca se ha encontrado nada ilegal en la actuación de Camps. Sobre la rama valenciana de la Gürtel, señaló su creencia de que nada tiene que ver con financiación ilegal del PP y situó en un núcleo de “7, 10 o 12 personas” las implicadas en casos de corrupción.

Rajoy mencionó sus tres últimas victorias electorales para deducir que “a pesar de los errores del PP” los ciudadanos decidieron dar la victoria a su partido. Los estudios demoscópicos y la victoria de Ciudadanos en Cataluña es otro de los elementos de máxima perturbación en el PP. Pero Rajoy quiere creer que tiene tiempo de recuperar el apego social perdido.

La seguridad de que habrá nuevos Presupuestos

Mariano Rajoy garantizó este miércoles que logrará aprobar las cuentas públicas de 2018 pese a la minoría parlamentaria en la que se encuentra su Gobierno. "Usted no se preocupe, que habrá Presupuestos", dijo el presidente en Onda Cero.

Los 137 diputados que tiene el PP son insuficientes para aprobar el proyecto de Presupuestos. Para alcanzar los 176 votos necesarios, esta formación se alió en 2017 con Ciudadanos (32), PNV (5), Coalición Canaria (1) y Nueva Canarias (1). La repetición de esos acuerdos en 2018 se ha visto complicada por la aplicación del artículo 155 en Cataluña —los nacionalistas vascos no apoyarán las cuentas mientras siga activo— y las nuevas exigencias de Albert Rivera —que, tras alcanzar un pacto, ahora pide la dimisión de la senadora Pilar Barreiro, imputada—.

“El mejor procedimiento para que la negociación vaya mal es ir radiándolo o televisándolo”, ironizó Rajoy, que se ha marcado abril como límite para llevar a término el proyecto.

Además, los asesores del presidente aseguran que el Ejecutivo no renuncia a pactar con estos u otros socios medidas concretas sobre las pensiones, la subida del salario de los funcionarios o la equiparación salarial de las fuerzas de seguridad del Estado y las policías autonómicas.

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