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Un nuevo camino para los últimos mercheros

La comunidad merchera, muy perseguida durante el franquismo, usa las redes sociales para evitar que su memoria se pierda

Jesús García Barata junto a su hijo Bernardo, en su casa de Ferral de Bernesga, (León).
Jesús García Barata junto a su hijo Bernardo, en su casa de Ferral de Bernesga, (León). Jaime Villanueva

“Anoche soñé que veía a mi madre y a mi abuela con su pañuelo al cuello, el pelo recogido en una cola de caballo con sus faldas largas, su faldriquera y el gesto amable en sus rostros. Vi el círculo de carros, los perros atados y a las bestias tralladas”, escribe Jesús García Barata en Pueblo Merchero, un grupo de Facebook en que reúne a integrantes de este grupo social. Los mercheros o quinquis, como eran conocidos en los años ochenta, son una etnia nómada que durante 400 años recorrió en sus carromatos la geografía española de punta a punta. Durante la etapa final del franquismo, los mercheros fueron perseguidos y obligados a abandonar su estilo de vida. En la actualidad, muchos mercheros jóvenes han olvidado que lo son. Un grupo de ellos usa las redes sociales para intentar que su memoria no se pierda.

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Jesús García Barata (León, 1960) es uno de los pocos que conoce de primera mano la vida de los caminos. García, al que también conocen como el Rojo, vivió hasta los 17 años pegado a los carromatos recorriendo el norte de la península con su familia. En su vida ha tenido muchas profesiones: feriante, tratante de colchones e instalador de canalones. Ahora se dedica a la fontanería "para seguir en el negocio del estaño" como sus antepasados y lamenta de que tras 40 años de democracia la gente siga sin saber nada de su pueblo y los siga confundiendo con gitanos. "Tenemos estilos de vida similares, pero somos distintos", aclara. Jesús García comprendió la necesidad de reivindicarse como merchero. Mientras cumplía condena por menudeo de drogas, un compañero le prestó el libro Camina o Revienta del también merchero Eleuterio Sánchez, más conocido como El Lute, y su lectura le inspiró. "Comprendí que con una máquina de escribir se podía vencer a la injusticia", escribe García en Pueblo Merchero, uno de los grupos de Facebook que reúne a miembros de esta etnia de toda España.

La responsable de este grupo de Facebook y de la mayor parte de los blogs y páginas web dedicadas a mercheros es Remedios García Grande. Remedios, o María Merchera como es más conocida. Tiene 54 años y nació en Burgos aunque ahora reside entre Bilbao y Berna (Suiza). Remedios García Grande es autora del libro Ni una palabra más en el que cuenta su vida como merchera, y hace ocho años abrió un blog para luchar contra la mala prensa que tienen su etnia. "Estaba harta y quería demostrar que ser merchero no significa ser un delincuente ni es ninguna vergüenza. Yo llevo ser merchera con orgullo", tercia. Fue a través de las redes sociales que Remedios conoció a Jesús. Junto a otra merchera, Milagros Jiménez Reches, los tres gestionan Pueblo Merchero y Temple Merchero las páginas en las que invitan a jóvenes y mayores a compartir experiencias y recuerdos y a conocer más sobre su pueblo.

Eleuterio Sánchez posa frente a su mujer e hijos frente a su carro valenciano.
Eleuterio Sánchez posa frente a su mujer e hijos frente a su carro valenciano.Cortesía de Eleuterio Sánchez

"Muchos mercheros han renunciado a decir que lo son, es una forma de protegerse", explica García Grande. "Durante el franquismo éramos perseguidos por la Guardia Civil y al final nos obligaron a asentarnos. Sin contacto con otros mercheros como en la época de los carros la forma de vivir se fue perdiendo", lamenta Remedios García, quien añade: "nuestra etnia se va a desvanecer, cada vez estamos más mezclados y ya muchos no viven la vida merchera ni siguen las costumbres".

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De los mercheros hay muy poco escrito. Según Javier García-Egoechea, autor del libro Minorías Malditas, la forma de vida trashumante de los mercheros siempre ha invitado al secretismo y confiar solo en el grupo. "Como todos los pueblos itinerantes han sido muy perseguidos a lo largo de la historia. Para eludir el control tenían muchas técnicas como cambiar de nombre, y también está el hecho de que en cada época se los ha llamado de una forma como andarríos o buhoneros. Todo esto hace muy difícil reconstruir su pasado", comenta el autor.

Los mercheros están repartidos por toda España. Ciudades como Salamanca, Valladolid, León o Madrid albergan comunidades de mercheros. Organizados en clanes familiares, eran los ancianos de cada familia los que tomaban las decisiones familiares. “Tenemos mucho respeto por nuestros mayores. Es algo fundamental para nosotros”, comenta Milagros Jiménez. Además de esto, el silencio, la discreción y el honor a la palabra dada son los puntales principales en los que se basa el ser merchero. Una de las costumbres mercheras más representativas y que se está perdiendo es la de la “fuga”. Cuando dos jóvenes mercheros se enamoraban, lo habitual era que escaparan juntos durante unos días para luego volver y presentarse ante sus familias como pareja. “Es una costumbre que a mí me da pena que se pierda. Pero ya es cosa antigua”, describe Jiménez.

Palabra de merchero

La palabra merchero viene probablemente de mercero, es decir vendedor de mercería, según comenta García-Egoechea. Componedor, otro de los nombres con los que se les conoce, viene de otro de los oficios que realizaban, el de reparar de utensilios de metal. Quinqui, el término más conocido para referirse a ellos viene de quincallero, o vendedor de quincalla, y la mayoría de ellos lo rechaza porque la prensa franquista y el éxito de películas como Perros Callejeros y el auge del cine quinqui, acabaron convirtiendo la palabra en sinónimo de delincuente.

En el siglo XXI, los mercheros ya no van en carromato, pero siguen apegados a profesiones nómadas. Ahora los carros se han transformado en furgonetas y camiones en los que transportan las atracciones que transportan de feria en feria por toda España. Según comenta Jiménez, otra de las profesiones típicas de los mercheros de hoy en día es la de vendedor ambulante en mercadillos en donde tienen puestos de ropa y antigüedades.

Los mercheros se hicieron tristemente célebres en los años setenta y ochenta del siglo pasado, cuando la prensa franquista convirtió a los quinquis en enemigos públicos. Es paradigmático el caso de Eleuterio Sánchez, el Lute, a quien sus fugas de prisión convirtieron en icono de esos años. Fue precisamente el Lute quién "desenterró el tema merchero". Eleuterio Sánchez (Salamanca, 1942) considera su mayor logro "haberle ganado el pulso al sistema" sacándose la carrera de derecho durante su estancia en prisión. Fue allí donde se dio cuenta de que había que reivindicar su origen merchero. "Con nosotros el franquismo tenía carta blanca porque nadie denunciaba", comenta. Eleuterio Sánchez fue el primer merchero que se reconoció públicamente como tal y ha defendido su etnia en los libros que ha publicado.

“La vida de los mercheros ha cambiado porque también lo ha hecho el mundo”, comenta pragmático García Barata. “Cuando se abandonaron los caminos comenzamos a tener una relación más cercana a los jichos (como llaman a los no mercheros), y cuanto más nos conozcan menos nos rechazarán. Lo único que podemos hacer es seguir contando nuestra historia”, zanja.

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