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La formación de Iglesias se estanca en el CIS y se aleja de su máximo histórico

Podemos alcanzó su mínimo histórico en intención de voto en octubre de 2015, remontó en enero de 2016 y desde enero de 2017 no ha logrado ningún avance significativo

Los sondeos trimestrales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en torno a Podemos reflejan un partido de contrastes. La evolución de la intención de voto del partido morado refleja dos grandes subidas a lo largo de su serie histórica (enero de 2015 y enero de 2016) y un momento de crisis (en octubre de 2015). EL PAÍS recopila la evolución de la formación encabezada por Pablo Iglesias y la valoración de su imagen política por parte de la ciudadanía.

Mayo a julio de 2014: Fundación y elecciones al Parlamento Europeo

La llegada de Podemos al tablero político español tuvo un desembarco previo en Europa en mayo de 2014, de la mano de su líder, Pablo Iglesias, y con una infraestructura y unos medios exiguos en comparación con el resto de partidos (los tradicionales; PP y PSOE fundamentalmente). El día de su fundación, el 17 de enero de ese mismo año, la formación emergente se postulaba como una "marca transversal", con un discurso, un tono y unas formas alejados de lo establecido; organizada en círculos —pequeñas agrupaciones locales o de barrio— y con un nuevo color (el morado) que buscaba atraer al voto más desencantado de las clases medias de las grandes ciudades. Al día siguiente, el partido reunió 50.000 avales para continuar con su proyecto. Dos semanas antes de la celebración de elecciones, sin embargo, el sondeo del CIS le otorgaba una intención de voto pírrica, de apenas un 2%, representado en un escaño.

La realidad, bien distinta, quintuplicó las expectativas del organismo y Podemos alcanzó los cinco representantes en Bruselas, rebasando a formaciones políticas como UPyD o Ciudadanos. Uno de sus cofundadores, Íñigo Errejón, relataba a EL PAÍS una de las claves de ese vertiginoso ascenso: “Nacer y estar en campaña ha sido prácticamente nuestra seña de identidad”. Podemos se situó en el barómetro de julio, como el tercer partido con mayor intención de voto ciudadano (15,3%), doblando a Izquierda Unida y a tan solo seis puntos del PSOE, uno de sus máximos rivales y al que aspiraba a sobrepasar (el mencionado sorpasso) para convertirse en alternativa de gobierno.

Enero de 2015: Máximo histórico en intención de voto

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En seis meses, la formación de Iglesias registró en el CIS su mejor calificación, y por primera vez, superó al PSOE de Pedro Sánchez —este ocupaba el cargo de secretario general desde agosto de 2014—. A principios del año siguiente, con un 23,9% de intención de voto, marcaría el mejor dato de su serie histórica. El Partido Popular, en caída sostenida desde las elecciones de 2011, vio reducida su distancia hasta un margen de tres puntos y medio. La idea de los dirigentes de Podemos de “ocupar la centralidad del tablero político para acabar con el bipartidismo reinante” iba calando en una parte de la sociedad.

Octubre de 2015: Peor dato de su serie histórica

La campaña electoral presentada por Podemos de cara a las municipales de mayo de 2015 fue la primera prueba de fuego de la joven formación, presentada en muchas localidades a través de confluencias, impulsando la denominada “ruptura con la vieja política”.

Un cambio que se reflejó en la victoria de Manuela Carmena en Madrid, en la que Ahora Madrid obtuvo 20 escaños, rebasando al PSOE y quedándose a dos diputados de la mayoría absoluta. En ciudades como Barcelona o Cádiz, Podemos también logró abultadas victorias conformando una alternativa al poder local que, en muchos casos, el PP detentaba desde la llegada de la crisis.

Sin embargo, en clave nacional, el apoyo a Podemos registrado por el CIS marcaba la senda contraria: en solo nueve meses, el partido emergente dilapidó su ventaja y cayó a la cuarta posición (superado por Ciudadanos) con un 10,8% de intención de voto; la peor nota registrada en su serie histórica. Además, el desgaste de la realpolitik comenzó a afectar al corazón del partido: el 30 de abril de 2015 dimitió Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de la formación.

Enero de 2016: Podemos vuelve a superar el 20%

Tras las elecciones catalanas de septiembre, en las que Podemos se integró en la coalición de Catalunya Sí que es Pot consiguiendo más de 350.000 votos, la formación liderada por Pablo Iglesias volvió a ganar terreno en el sondeo del CIS de enero de 2016, alcanzando el 21,9%. La subida fue de 11 puntos en apenas tres meses. Su regreso a la segunda posición en intención de voto, superando ligeramente al PSOE, coincidió con la celebración de las elecciones generales del 20 de diciembre, en las que obtuvo más de 5.000.000 de votos (69 escaños) y se convirtió —gracias en parte a sus coaliciones territoriales—, en la tercera fuerza del Congreso.

Abril de 2016: El bipartidismo contrataca

Los siguientes seis meses estuvieron marcados por las frustradas negociaciones entre Podemos y el PSOE de Pedro Sánchez para intentar formar gobierno. Unos lazos que se rompieron, según Pablo Iglesias, por la proximidad de Sánchez a Ciudadanos en detrimento de “trabajar por alcanzar un pacto de las fuerzas progresistas”. El barómetro del CIS correspondiente al mes de abril indicaba un declive de hasta cuatro puntos (17,7%): la formación emergente volvía a ser superada por los socialistas.

En esa encuesta, se incluyó por primera vez a Pablo Iglesias en el apartado de valoración de líderes. El secretario general de Podemos se quedó en cuarta posición, —con una nota de 3,16 solo superó a Mariano Rajoy—. Por delante quedaron Pedro Sánchez, Albert Rivera y Alberto Garzón (este último con la mejor calificación de todas).

Las elecciones generales de junio, en las que Podemos se presentó en coalición con IU, mejoró notablemente la percepción electoral de los encuestados alcanzando el 25,6% en intención de voto.

Julio de 2016: No hay 'sorpasso' a los socialistas

Las elecciones generales de junio premiaron a Unidos Podemos (el partido resultante de la unión de Podemos e IU) con 71 escaños, dos asientos más que en diciembre de 2015. Un triunfo exiguo y agridulce (en función de los resultados de ambos partidos por separado testados unos meses antes) que solo le valió para superar a Ciudadanos. No sirvió para llevar a cabo el anhelado sorpasso al PSOE.

Un mes más tarde, el sondeo del CIS atribuía a la coalición dirigida por Iglesias un ascenso de dos puntos con respecto a abril, llegando al 19,6% en intención de voto, casi cuatro puntos por debajo de los socialistas. El organismo estatal ya señalaba el comienzo de un estancamiento en los apoyos de Unidos Podemos.

La encuesta también recogía un refuerzo de la imagen del líder (3,48), muy lejana de las primeras posiciones, afianzadas por las figuras de Rivera (C´s) y Garzón (IU). Podemos había vivido durante 2016 varias fracturas en sus cúpulas territoriales, en comunidades clave como Euskadi, Galicia o Madrid.

Octubre de 2016 a Julio de 2017: Estancamiento

Tras el verano de 2016, el terremoto político que sacudió a los socialistas a raíz de la dimisión de su hasta entonces líder, Pedro Sánchez, no fue aprovechado por Unidos Podemos en los sondeos posteriores del CIS. Pese a que la valoración de Iglesias se mantuvo en alza en la encuesta realizada en octubre, el partido solo ascendió dos puntos en intención de voto (21,8%) —sacándole un margen de cinco al PSOE— y a una gran distancia del Partido Popular, que rondaba la cota del 34,5%.

Una vez investido Mariano Rajoy y tras la vuelta de las Navidades, Unidos Podemos no volvería a superar en los sondeos del CIS la cifra obtenida en octubre. Lentamente, los socialistas consiguieron reducir la brecha con la formación encabezada por Iglesias. En enero de 2017, Podemos baja un punto (21,7%) y su secretario general se convierte en el político peor valorado cayendo hasta los 2,87. El desgaste interno de la formación, la lucha de poder, la celebración de Vistalegre II y las renuncias de dirigentes como Carolina Bescansa lleva a Podemos a caer en abril hasta la tercera posición (19,7%).

Octubre 2017: Desgaste por el desafío independentista

De julio a octubre, Unidos Podemos fluctuó ligeramente consolidándose en el tercer puesto. El último sondeo publicado, justo después de la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre en Cataluña, otorgaba a los de Iglesias un 18,5% en intención de voto, a casi seis puntos de los socialistas y con una diferencia de solo un punto con los Ciudadanos de Rivera. Después de cumplirse un año de gobierno del PP y del resurgir de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, Iglesias obtiene la peor nota, junto a Joan Tardà, en comparación con sus rivales (2,67).

El enfrentamiento de la cúpula de Podemos con la directiva de sus socios en Cataluña (y la posterior destitución de Albano Dante Fachin) perjudicó al partido unas semanas antes de celebrarse las elecciones catalanas del 21-D. En ellas, En Comú Podem fue relegado a un comedido quinto puesto, consiguiendo algo menos de la mitad de los votos que el PSC.

A expensas del último barómetro, que debe publicar el CIS en febrero de 2018, Pablo Iglesias ya ha advertido de la necesidad de acercarse de nuevo a sus votantes más próximos en materia ideológica: “Amplios sectores de las clases populares en Cataluña esta vez no se han identificado con nosotros. Es algo que debemos tener muy en cuenta”, afirmó el pasado 13 de enero. Las miras estaban puestas en las elecciones municipales y autonómicas de 2019.

Cuatro años de la fundación de Podemos

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