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Altos cargos del Gobierno temen que les fuercen a encabezar las listas autonómicas del PP

Rajoy busca candidatos para combatir el auge de Ciudadanos en las encuestas

Altos cargos del Gobierno temen que Mariano Rajoy les pida que lideren las candidaturas con las que el PP intentará frenar a Ciudadanos en las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Los ministros Maria Dolores de Cospedal, Dolors Montserrat, Isabel García Tejerina, Iñigo De la Serna e Íñigo Méndez de Vigo; el secretario de Estado Roberto Bermúdez de Castro; o el portavoz europeo, Estaban González Pons, pueden ser cabezas de cartel. El PP solo les pedirá que den el paso allí donde puedan gobernar, puesto que en 2015 ganó en distintas autonomías y municipios en los que luego acabó formándose un Ejecutivo de izquierdas por los pactos entre PSOE y Podemos.

Mariano Rajoy preside el primer Consejo de Ministros de 2018.
Mariano Rajoy preside el primer Consejo de Ministros de 2018. EFE

El PP perdió seis de sus diez gobiernos autonómicos en las elecciones municipales y autonómicas de 2015. También cedió casi una veintena de alcaldías en capitales municipales. Pero de cara a las elecciones municipales y autonómicas de mayo del año próximo la situación puede empeorar si se mantiene la expectativa ascendente de Ciudadanos . No ayuda en absoluto que el proceso de renovación orgánica emprendido con los congresos regionales de 2017 no haya propiciado —salvo excepciones— la aparición de candidatos con carisma y fuerza suficiente como para aspirar a victorias claras con las que impedir un gobierno de la izquierda basado en la suma de PSOE y Podemos, según fuentes de la dirección nacional. En este contexto, ministros y altos cargos temen que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, les pida que abandonen sus tareas actuales para ocupar el puesto de cabecera en las elecciones municipales y autonómicas.

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“La política autonómica es muy dura, mucho más que la nacional, y no proporciona las mieles que se saborean en el Gobierno central”, constatan quienes han estado en los dos sitios. Por ello, el PP “no sacrificará” a ministros y dirigentes de renombre allí donde no tenga posibilidades de gobernar. “No se les mandará al matadero”, dicen fuentes de la dirección nacional, donde aún se recuerda cómo la unión del PSOE y de Podemos dejó en nada distintas victorias del PP sin mayoría absoluta en 2015.

Ese fue y es el caso de la ministra de defensa y secretaria general del partido, Maria Dolores de Cospedal, a la que se dejará elegir si quiere volver a intentar gobernar Castilla-La Mancha —en caso contrario, la podría sustituir el secretario general regional, Vicente Tirado—. La ministra de Sanidad, Dolors Monserrat, opta a la candidatura si hay una repetición electoral en Cataluña. Y otros tres integrantes del Ejecutivo del presidente Mariano Rajoy ya han hecho saber que prefieren seguir en la política nacional: el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, no querría volver a ser candidato a la alcaldía de Santander; la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, da por acabada su etapa en la política de Castilla y León, donde el PP busca candidato a la alcaldía de Valladolid; e Iñigo Méndez de Vigo, portavoz del Gobierno y ministro de Educación y Cultura, no quiere dar el paso de luchar por la alcaldía de Madrid. Pero la última palabra aún no está dicha.

No hay dudas en la candidatura de Cristina Cifuentes en al Comunidad de Madrid. Ella quiere y todos en el partido quieren. Los presidentes del PP José Ignacio Ceniceros en La Rioja y Fernando López Miras en Murcia acaban de ser elegidos por lo que nadie duda de que serán los cabezas de lista en sus regiones. En Castilla y León, todo apunta a que Alfonso Fernández Mañueco tomará el relevo de Juan Vicente Herrera tras imponerse en el Congreso autonómico del PP. De hecho, la mayoría de vencedores en los cónclaves regionales de 2017 optarán ahora al Gobierno, aunque no todos esos candidatos convencen en la sede nacional.

“Tienen poder interno, cambiarlos no asegura la victoria en ningún sitio, y no interesa librar batallas que no vayan a tener un resultado efectivo”, resumen fuentes conocedoras de la elaboración de las candidaturas. “Muchos no llevan ni un año en el cargo”, recuerdan.

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Madrid y Valencia

El PP tiene dudas sobre su candidatura en Aragón, donde el presidente autonómico, Luis María Beamonte, podría tener que dar un paso al lado en favor del secretario de Estado para las Administraciones territoriales, Roberto Bermúdez de Castro. En la Comunidad Valenciana, “un avispero” a nivel interno, la dirección nacional se inclina por Isabel Bonig “porque se lo ha trabajado en un sitio muy conflictivo, en el que se ha sufrido mucho y no hay otro”. En Extremadura se apuesta porque repita José Antonio Monago. En Cantabria, donde el PP está roto entre los partidarios de María José Sáenz de Buruaga y los de Ignacio Diego, incluso cabe la opción de buscar a una persona de prestigio de fuera del partido. En Asturias hay dudas sobre la conveniencia de que repita Mercedes Fernández, que acumula dos derrotas seguidas pero cuenta con el apoyo de Cospedal. Para Canarias se cuenta con Asier Antona. Para Baleares, con Biel Company. Para Navarra, con Ana Beltrán. No hay atisbo de duda sobre la candidatura en Andalucía de Juan Manuel Moreno Bonilla, un exponente de alto cargo que dejó la política nacional por la regional.

Muchas son las dificultades, pero las prioridades serán la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana, junto a los Ayuntamientos de Madrid (al que podría optar el vicesecretario Pablo Casado) y de Valencia (donde se intenta convencer a González Pons).

Cataluña recrudece las tensiones entre Sáenz de Santamaría y Cospedal

El pésimo resultado del PP en las elecciones autonómicas que celebró Cataluña el 21-D —solo cuatro diputados— ha recrudecido el enfrentamiento entre los partidarios de la secretaria general y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y los de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

A la número dos del partido se le achaca haber defendido hasta el final la candidatura de Xavier García Albiol con el argumento de que representa el ADN original del PP. El aún líder del PP catalán cosechó Los más bajos índices de aprobación ciudadana. Distintas voces del partido apostaron por cambiarle por un candidato o candidata con un perfil más moderado que pudiera competir con Inés Arrimadas (Ciudadanos) para atraer al electorado constitucionalista.

Del otro lado, se recalca que la vicepresidenta del Gobierno dirigió la estrategia del Ejecutivo en Cataluña, sin resultado alguno. El 1 de octubre de 2017 hubo urnas en los colegios catalanes que sirvieron para celebrar un referéndum ilegal, y la llamada operación diálogo no modificó ni un ápice las posiciones de los independentistas que siguieron adelante con su plan de celebrar una consulta y declarar la independencia de Cataluña.

Los reproches mutuos se escuchan en los partidarios de una y otra pero el presidente del Gobierno, Marianio Rajoy, mantiene la confianza en ambas a sabiendas de sus grandes diferencias. Rajoy asume que fue él quien apostó porque la campaña de Albiol girara alrededor de la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución. En la recta final de la campaña desde la dirección nacional se intervino para tratar de contener a Ciudadanos pero fue imposible. Arrimadas se llevó buena parte del anterior voto popular.

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