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La Audiencia Nacional suspende la entrada en prisión de un yihadista a cambio de que se desradicalice

Tarik Hajji Bakali fue condenado a un año de prisión por enaltecimiento deberá someterse a un programa contra el odio

Una imagen de Hajji Bakkali Tarik obtenida de su Facebook.
Una imagen de Hajji Bakkali Tarik obtenida de su Facebook.

La Audiencia Nacional adoptó el pasado verano una medida sin precedentes con un condenado por yihadismo. La Sección Tercera de lo Penal decidió suspender el ingreso en prisión del ciudadano marroquí Tarik Hajji Bakali, de 33 años y condenado a un año de prisión por enaltecimiento del terrorismo islamista. A cambio de no entrar en la cárcel, el reo deberá participar en un programa de desradicalización, igualdad de trato y no discriminación en un centro dependiente de Instituciones Penitenciarias.

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Tarik Hajji Bakali, nacido en Tetuán (Marruecos) en 1984, fue detenido en marzo de 2015 en Madrid. Las fuerzas de seguridad habían detectado que desde octubre de 2014 había estado publicando en su perfil de Facebook contenidos que alababan al terrorismo yihadista. Estas expresiones se hicieron más evidentes a partir del 7 de enero de 2015, cuando los hermanos Kouachi perpetraron el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo.

“El asesinato de aquella gentuza causó bienestar en mi pecho”, “Esto es vuestro castigo, perros de Francia”, “Me siento orgulloso de quienes enviaron a los periodistas franceses al infierno”, escribió Bakali durante aquellos días. También publicó fotos con la bandera del Estado Islámico y textos de alabanza a los líderes de esta red terrorista y a Osama bin Laden, el antiguo líder de Al Qaeda a quien Estados Unidos dio muerte en mayo de 2011 en venganza por los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Bakali, que fue detenido en Torrejón de Ardoz (Madrid) cuando volvía de Marruecos, pasó una noche en los calabozos de la policía. En el juicio, celebrado en marzo de 2016, el acusado aceptó el relato de hechos de la fiscalía y se conformó con la pena de un año de prisión que pedía para él el ministerio público por enaltecimiento.

El pasado junio, la Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional, con el informe favorable de la Fiscalía, decidió suspender durante tres años la pena de prisión de Bakali. El tribunal presidido por el magistrado Alfonso Guevara puso como condición para que Bakali no entrara en la cárcel que participara en “un programa de igualdad de trato y no discriminación u otro similar” para “desterrar el discurso del odio” generado por su “concepción radical y violenta de la religión musulmana”. El programa se seguirá en el Centro de Inserción Social Victoria Kent, de Madrid, dependiente de Instituciones Penitenciarias.

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Se trata de la primera vez que el tribunal suspende el ingreso en prisión de un condenado por delitos de yihadismo que no sea menor de edad, según confirmaron ayer fuentes judiciales. El juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, encargado del seguimiento de todo el colectivo de presos yihadistas calificó como “muy positiva” esta medida. Según él, permite alejar más eficazmente del radicalismo a un perfil de penados islamistas que tienden a convertir sus frustraciones laborales o personales en delitos de odio. Además, en estos casos relativamente más fáciles de abordar, apuntan fuentes judiciales, el ingreso en prisión puede ser contraproducente y derivar en una mayor radicalización.

Instituciones Penitenciarias distribuyó en octubre de 2016 a todas las cárceles españolas un "programa marco de intervención" con el que pretende alejar de la violencia islamista a 228 reclusos musulmanes. Dicho documento pone como objetivo “la prevención, el desenganche y desradicalización de aquellos internos con una asunción arraigada de una ideología extremista”. Para ello, planteaba hasta tres fases que sumaban 19 pasos para conseguir la reinserción de los mismos. La participación sería "voluntaria”. El programa contempla dividir a los reclusos en tres tipos. Por un lado, el denominado “Grupo FIES (A)”, formado por "procesados o condenados por su vinculación con el terrorismo islámico". Cuando se elaboró el documento eran “115 internos”.

El segundo es el llamado “Grupo FIES (B)”, formado por 33 internos que si bien entraron en prisión por otros delitos, ahora “llevan a cabo una misión de adoctrinamiento y difusión de ideas radicalizadas sobre el resto de internos”. El tercer colectivo ha sido bautizado como "Grupos FIES (C)”. Son 80 presos “con un mayor o menor nivel de riesgo y vulnerabilidad hacia el proceso de fundamentalización y radicalización, asumiendo un papel más pasivo”. En este grupo también se han incluido a reos “musulmanes jóvenes de segundas y terceras generaciones que presenten factores de riesgo”. Interior guarda hasta ahora un mutismo absoluto sobre los resultados del programa, aunque fuentes penitenciarias apuntan que “son prácticamente nulos”.

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