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El pulso por fiscalizar cada voto del 21-D

Los partidos movilizan a miles de interventores y piden ayuda a afiliados de toda España

Juan José Mateo
Inés Arrimadas, ante su cartel electoral.
Inés Arrimadas, ante su cartel electoral. JOSEP LAGO (AFP)

Los partidos disputan una guerra soterrada para fiscalizar los votos de las elecciones del 21-D. Los comicios se dirimen en 8.240 mesas distribuidas por cuatro provincias. Las circunstancias excepcionales en las que se vivirá el recuento —en día laborable, tras meses de desafío independentista y con la Autonomía intervenida por el artículo 155— han llevado a todas las formaciones a alistar a un ejército de interventores y apoderados para garantizar el resultado. ERC ha tejido una red de más de 6.000 voluntarios. Ciudadanos, que espera superar los 2.000, pide a la Junta Electoral que aclare si los apoderados que vengan de otras Autonomías tienen derecho a un permiso laboral retribuido. Y el PP se dice desbordado por las ofertas de afiliados de otras Comunidades, equiparables a las de las elecciones vascas de los años de ETA.

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“¿Te preocupa lo que pueda pasar y no sabes qué hacer? ¿Cómo contribuir a que volvamos al seny y a la convivencia?. Apúntate como interventor o apoderado para que, entre todos, aseguremos la transparencia de estas elecciones cruciales”. El mensaje de Societat Civil Catalana, una plataforma antiindependentista que no se presenta a la cita del 21-D, resume los temores que ha provocado en los partidos el tenso clima político y social que se vive en Cataluña. Todos dudan de todos. Todos quieren fiscalizar a todos. Y eso ha provocado una movilización sin precedentes en busca de interventores y apoderados, que se corresponde con la previsión de que también haya una participación histórica (más del 80%).

“Es necesario que haya apoderados, sobre todo en el interior de Cataluña”, apuntó una fuente de la dirección de uno de los partidos constitucionalistas. “Allí no hay nadie controlando”.

“Nunca renunciaremos a las urnas”, contrapuso con un tuit Oriol Junqueras, en prisión preventiva. “Súmate a apoderats.cat y únete a la red ciudadana que asegurará las garantías democráticas en las elecciones”.

Esos dos mensajes reflejan cómo todas las formaciones coinciden en una preocupación —garantizar la limpieza de las elecciones— y una sospecha que no verbalizan —que hay quien podría querer alterarlas—. Así, decenas de cuentas vinculadas a las tesis secesionistas del PDeCAT, ERC y la CUP animan en las redes el bulo de que el recuento de los votos será manipulado para favorecer a Ciudadanos, PSC y PP. Al tiempo, estos partidos elucubran con la posibilidad de que sus votantes tengan dificultades en determinados colegios situados en bastiones del soberanismo.

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Para impedir que nada de eso ocurra, los partidos están haciendo un esfuerzo único para desplazar a representantes de sus siglas a todos los colegios, de la costa al interior de la Comunidad, de las grandes ciudades a los pequeños pueblos... incluso aunque esos apoderados tengan que venir desde fuera de Cataluña para fiscalizar los recuentos y elevar las protestas pertinentes si es necesario.

“El día 21 habrá elecciones de verdad”, apuntó la pasada semana Antonio González Terol, el alcalde de Boadilla, durante una reunión con afiliados del PP de Madrid. Y pidió: “Por eso es importante que haya apoderados nuestros en todas las mesas”.

La formación de Rajoy —que ya desplazó a cientos de representantes desde la Comunidad Valenciana en 2015— no es la única que está intentando reforzarse. Ciudadanos ha preguntado a la Junta Electoral si es obligatorio que los apoderados estén empadronados en Cataluña y si tienen derecho a un permiso retribuido durante el 21-D. Inés Arrimadas ha pedido un esfuerzo extra a su equipo para que haya representantes de su formación en todas las mesas. Y los partidos independentistas, también. Algunos de simpatizantes incluso han planteado la posibilidad de hacer un recuento paralelo e independiente del oficial aprovechando su presencia en la gran mayoría de colegios.

“Han hecho de sus cárceles nuestra peor pesadilla, hagamos de las urnas la suya”, pidió Gabriel Rufián (ERC). “Apodérate”.

“Nos tenemos que asegurar de que todo es limpio y transparente, y por eso necesitamos miles de personas”, explicó un portavoz de la candidatura de de Junts per Catalunya, que también ha hecho un esfuerzo por recordarle a sus simpatizantes que la red (sin logo) que impulsa ERC no sirve para ayudar a la candidatura de Carles Puigdemont. Una demostración de que a la hora de contar votos no habrá aliados.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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