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Condenado a 19 años un joven por matar a su vecina con una cizalla en Gran Canaria

Alberto Montesdeoca asesinó a Saray González tras una disputa por el ruido que ocasionaba el condenado cuando jugaba a los videojuegos

La calle Pérez del Toro en Las Palmas de Gran Canaria, donde fue asesinada en 2015 Saray González.
La calle Pérez del Toro en Las Palmas de Gran Canaria, donde fue asesinada en 2015 Saray González.GOOGLE MAPS

La Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado este lunes a 19 años de cárcel a un joven de 18 por el asesinato de su vecina. El jurado y la posterior resolución judicial consideran probado que Alberto Montesdeoca mató a Saray González debido a una disputa por el ruido que ocasionaba cuando el ahora condenado jugaba a los videojuegos. Los hechos se remontan a 2015, cuando la víctima recriminó a su asesino y vecino, en un edificio ubicado en la calle Pérez del Toro de la capital grancanaria, el gran estruendo que estaba ocasionando con el volumen de la televisión y las voces que estaba profiriendo mientras jugaba a los videojuegos.

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Ante la reprimenda, Alberto Montesdeoca fue al cuarto de herramientas de la casa que compartía con sus padres, quienes no se encontraban en ese momento en la vivienda, y se armó con unas tijeras-cizalla de las utilizadas para cortar metal. Posteriormente, subió hasta el piso de Saray y tocó a la puerta. Sin mediar palabra le propinó tres golpes en la cara y la víctima cayó inconsciente.

El joven continuó con la agresión. Tras más de 20 golpes en la cabeza, el condenado bajó a su casa y dejó a González moribunda. Finalmente, fue encontrada por sus compañeros de piso, pero ya era tarde. La joven palmera falleció en el portal sin que nadie pudiera hacer nada por salvar su vida. El asesino confeso de Saray se declaró culpable del asesinato y la defensa argumentó que fue su adicción a los videojuegos lo que motivó el crimen.

En la sentencia a la que ha tenido acceso EL PAÍS, se reconoce que los videojuegos a los que jugaba el acusado se caracterizaban por ser especialmente violentos, pues consistían en matar a sus contrincantes utilizando todo tipo de armas, tanto blancas como de fuego, y que el joven condenado tenía una gran adicción a los mismos, quería llegar a ser jugador profesional de dichos videojuegos y se acostaba a altas horas de la madrugada para poder practicarlos.

El juez Miguel Ángel Parramón no considera acreditado que "el acusado, a consecuencia de su adicción a los videojuegos asociada a una personalidad esquizoide, presentara en el momento de los hechos las capacidades intelectivas y volitivas anuladas, muy disminuidas o levemente alteradas".

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El asesino no había sufrido episodios violentos ni había estado sometido a tratamiento psiquiátrico por trastorno mental alguno. Además de a 19 años de prisión, el asesino ha sido condenado a indemnizar a la familia de la víctima con 150.000 a cada uno de sus padres y con otros 100.000 euros a su hermana.

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