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El comisario Villarejo intentó vender sistemas de encriptación a China e Irán

Villarejo viajó a Pekín para ofrecer este software a la empresa SAE Electronics y aprovechó una escala en Dubai para hacer lo mismo con la empresa iraní Idro

Villarejo en los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid en junio.
Villarejo en los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid en junio.Álvaro García

El comisario jubilado José Villarejo intentó vender, estando todavía en activo como policía, sistemas de encriptación y seguridad de llamadas a empresas públicas de China e Irán. En marzo pasado, viajó a Pekín, acompañado de media docena de posibles socios para ofrecer este software a la empresa SAE Electronics y aprovechó una escala en Dubai para hacer lo mismo con la empresa iraní Idro a través de un conocido hombre de negocios ruso. Antes, lo había intentado sin éxito con Telefónica y Vodafone en España.

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La actividad del comisario-empresario Villarejo fue especialmente intensa en los meses anteriores a su jubilación, en agosto pasado. Según ha podido saber EL PAÍS, en el mes de enero, se produjo una reunión en hotel Villamagna de Madrid para organizar la expedición para vender una sofisticada tecnología de comunicaciones a posibles clientes orientales.

A esa reunión asistieron Villarejo y su socio en la mayoría de sus empresas, Rafael Redondo (ambos encarcelados ahora acusados de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales), junto al financiero Adrián de la Joya (imputado en el caso Lezo por hacer presuntamente de intermediario en Suiza en un pago de Javier López Madrid a Ignacio González), el abogado Enrique Maestre (especialista en estructuras fiscales y socio del controvertido despacho de Arespacochaga), Paul Manafort (exjefe de campaña de Donald Trump, actualmente en prisión por sus negocios con Rusia) y el empresario de start ups tecnológicas Hector Hoyos.

A este grupo se unió el expresidente de Telefónica Juan Villalonga en el viaje que emprendieron a China el 3 de marzo. Se trataba de intentar comercializar un software de encriptación y seguridad de llamadas que no habían conseguido colocar en España (lo intentaron con Telefónica y Vodafone) a la todopoderosa empresa china SAE Electronics, vinculada a sus servicios secretos. De camino, aprovecharon la escala en Dubai para mantener una reunión con el empresario ruso del aluminio Oleg Devifaska, socio de la hija del expresidente chino Hu Yin Tao y con contactos en Irán.

Problemas legales

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La propuesta de este controvertido grupo de personas consistía en fabricar en China estos equipos de alta tecnología, cuya licencia tenían Manafort y Hoyos, y montar un sistema de exportación a diversos países, incluido Irán. Fuentes empresariales informaron a este periódico que la operación no consiguió cuajar, porque planteaba todo tipo de problemas legales internacionales. El propio Villalonga decidió salirse del negocio, al comprobar las consecuencias diplomáticas que podría tener la venta de una licencia estadounidense a empresas de China e Irán.

Además, el controvertido grupo de hombres de negocios intentó también cerrar un acuerdo con el China Development Fund (a través de el citado empresario ruso) para comprar con descuento deuda pública de los Estados de Ecuador y Puerto Rico, este último en situación de default. En todos los casos, José Villarejo ofrecía sus servicios de conseguidor y de intermediario en las operaciones planteadas.

Durante muchos años, Villarejo desarrolló un entramado de sociedades dentro y fuera de España, que compaginaba con su función de policía encubierto, con el consentimiento de los sucesivos ministros del Interior. Esa doble actividad le ha llevado a estar imputado en dos casos (Nicolay y la doctora Pinto), además de encontrarse en prisión incondicional por supuestas actividades de blanqueo vinculadas con Guinea Ecuatorial y China.

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