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El jefe del espionaje exterior ruso acusa a España de “represión política”

El director de los servicios de inteligencia exterior reprocha la “brutal violencia policial” que las fuerzas de seguridad emplearon el 1 de octubre

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, este jueves en Moscú.
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, este jueves en Moscú. YURI KADOBNOV (AFP)
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El director de los servicios de inteligencia exterior de Rusia, Serguéi Naryshkin, acusó a las autoridades españolas de “represión política” contra los impulsores del referéndum de Cataluña, que fue suspendido por el Tribunal Constitucional, y reprochó la “brutal violencia policial” que las fuerzas de seguridad emplearon el 1 de octubre en algunos colegios electorales.

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Las declaraciones del alto funcionario ruso se producen poco después de que el Gobierno de Mariano Rajoy dijese constatar la intervención de hackers procedentes de Rusia y Venezuela en la crisis catalana. Este calificó la consulta impulsada por la Generalitat como “suprema forma de expresión democrática de la voluntad popular” durante la intervención que realizó en una conferencia dedicada al 30 aniversario de la fundación del Instituto de Europa (IE). Integrado en la Academia de Ciencias de Rusia, el IE se dedica a estudiar los problemas del continente, organiza diálogos sobre ellos y es uno de los think tanks de carácter consultivo, que elabora análisis, informes e ideas para las instituciones que formulan la política exterior rusa.

Las élites europeas, dijo Naryshkin, se “continúan posicionando como ejemplares portadores de la democracia”. “Sin embargo”, continuó, “cuando en Cataluña los resultados del referéndum, como la suprema forma de expresión democrática de la voluntad popular, les resultaron incómodos, no solo se negaron a reconocerlos, sino que sometieron a los iniciadores de la votación a la represión política de hecho, y a los participantes de las acciones callejeras en apoyo de la independencia a una brutal violencia policial”.

Naryshkin mencionó Cataluña junto a otros temas en el marco de una exposición crítica sobre la política de la UE. El jefe del espionaje ruso hizo un “paralelo histórico” y una comparación “curiosa” entre el comportamiento del Gobierno español y la joven Rusia soviética, que en el otoño de 1917 concedió la independencia a Finlandia, porque era una “decisión justa desde el punto de vista histórico y verdaderamente democrática”. “Las autoridades de España, país miembro de la UE, país que se considera Estado de derecho, actuaron de otro modo”, sentenció Naryshkin.

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Finlandia obtuvo su independencia el 6 de diciembre de 1917, aprovechando la revolución bolchevique y su proclamación del derecho de autodeterminación de los “pueblos de Rusia”.

Naryshkin es presidente de la sociedad de historia de Rusia, y como tal figuraba en el programa de la conferencia de aniversario del IE, cuyo anfitrión era el director del instituto, Alexéi Gromiko, nieto del legendario ministro de Exteriores soviético Andréi Gromiko.

Entre los asistentes al acto estaban el jefe de la comisión de relaciones internacionales del consejo de la Federación (cámara alta), Konstantin Kosachov, y el representante de Rusia en la OTAN, Alexandr Grushko. Los asistentes constataron el progresivo distanciamiento entre la UE y Rusia.

Naryshkin trabajó con Vladímir Putin en la alcaldía de San Petersburgo y llegó a ser jefe de la Duma estatal (Cámara baja del Parlamento), de donde pasó en otoño de 2016 a dirigir el servicio de espionaje exterior.

El funcionario subrayó que su intervención estaba “basada en el análisis de la información” que llega al servicio que dirige. Se trata, agregó, tanto de “documentos no públicos” como de “opiniones públicas” de altos cargos de la política mundial. Naryshkin matizó, no obstante, que Rusia está interesada en que la UE sea un “socio fuerte, fiable y de desarrollo estable”.

Perjudicar las relaciones

Pero esta no fue la única intervención de una autoridad rusa ayer sobre la polémica. La portavoz del ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, dijo que las acusaciones de “injerencia rusa” en el problema de Cataluña “perjudican las relaciones” entre los dos países. “Quisiéramos que nuestros colegas españoles comenzaran a responder de sus palabras y presentaran hechos concretos”, afirmó la portavoz. “Lamentamos profundamente que la ola de campañas antirrusas que se ha desatado en los medios de comunicación occidentales haya sido respaldada en Madrid a nivel oficial en el contexto de la crisis catalana”, señaló.

Zajárova manifestó “especial perplejidad” por las palabras del ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, sobre el “supuesto interés de Rusia en debilitar a España” y reiteró que Rusia ha mantenido una posición firme sobre el tema de Cataluña. También acusó a las autoridades españolas de “ignorar los factores objetivos y de dejarse llevar de forma injustificada por acusaciones sin fundamento” que proceden de “fuentes dudosas y no embellecen a la diplomacia española”. “El único resultado de pasos como estos será el perjudicar las relaciones hispano-rusas", agregó. Preguntada sobre el aumento del número de países que se quejan de “injerencia rusa”, Zajárova afirmó que las pruebas son nulas y que las acusaciones responden a dificultades en la política interna de los países acusadores. “En lo que se refiere a España, es un absurdo. La posición rusa era precisa y la hemos confirmado en conversaciones con los españoles a todos los niveles”, dijo.

Barcelona y Grozni

Tras la desintegración de la URSS, Rusia necesitó dos guerras para someter el territorio independentista de Chechenia. La primera se prolongó de 1994 a 1996 y la segunda, de agosto de 1999 a 2003, año en que aquel territorio caucásico aprobó en referéndum una constitución local que lo subordinaba a Moscú. Tras los combates y los bombardeos de dos contiendas, Grozni, la capital de Chechenia, era una fantasmal ciudad en ruinas. El jueves, cuando los altos cargos rusos criticaban la política europea, el nuevo embajador de la UE en Moscú, el alemán Markus Ederer, marcó las diferencias al comparar la Grozni de posguerra con Barcelona. “Después de que arreglemos Cataluña de un modo u otro, Barcelona tendrá mejor aspecto que Grozni. Eso sí lo puedo decir. Estoy seguro de eso, porque actuamos de acuerdo con el Estado del derecho, tal como es percibido en el conjunto de Europa”, señaló.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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