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Exteriores pidió explicaciones al embajador ruso por las injerencias en la crisis catalana

Korchagin negó cualquier implicación del Kremlin y tachó las informaciones de "invención"

Miguel González
El embajador de la Federación Rusa en España, Yuri Korchagin.
El embajador de la Federación Rusa en España, Yuri Korchagin. EFE

El Ministerio de Asuntos Exteriores preguntó hace dos semanas al embajador de la Federación Rusa en Madrid, Yuri Korchagin, por las informaciones que apuntan a una injerencia de hackers al servicio del Kremlin en el conflicto catalán, según fuentes gubernamentales.

El diplomático ruso, con una dilatada experiencia, aseguró desconocer el asunto y se comprometió a preguntar a Moscú. Dos días después, Korchagin trasladó al Ministerio de Asuntos Exteriores que esas noticias carecían de cualquier fundamento y las atribuyo a una invención de medios de comunicación españoles, en alusión a EL PAÍS.

La misma versión ofreció Korchagin en su intervención en un seminario organizado por el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (INCIPE), a principios de la semana pasada, y también el viernes último a través de un tuit de la Embajada rusa que calificaba de “burbuja” la intervención de una “mano rusa” en Cataluña.

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La gestión con el embajador ruso en Madrid ha sido la única realizada hasta este lunes por el Gobierno ante una injerencia de la que “hay informes bastante contrastados”, en palabras del jefe de la diplomacia española, Alfonso Dastis. No fue, matizaron las mismas fuentes, una protesta ni una queja formal, pero sí una primera petición de explicaciones.

Ante la acumulación de indicios sobre la actuación de los servicios rusos, el Gobierno ha decidido dar un paso más pero, en vez de hacerlo en solitario, ha preferido ir de la mano de la UE, alegando que no se trata de un problema exclusivamente español, ya que el verdadero objetivo de Moscú nos es dañar a España sino desestabilizar a la Unión.

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Ha aprovechado para ello que el orden del día del Consejo había un punto dedicado a "comunicaciones estratégicas", en el que España guardaba tradicionalmente silencio. Contaba con granjearse el apoyo no solo de los países del Este, tradicionalmente receleosos de Moscú, sino también de Francia o Alemania, que han visto como los medios en la órbita del Gobierno ruso intentaban influir en sus campañas electorales mediante la difusión de filtraciones interesadas o noticias abiertamente falsas.

Fuentes gubernamentales subrayan que, si hasta ahora las interferencias de Moscú en el conflicto catalán han podido tener un efecto muy limitado, su contunidad puede acarrear consecuencias mucho más graves ante la inminencia de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre.

Aunque en público evita acusar directamente al Kremlin –la ministra María Dolores de Cospedal solo dijo que las acciones de desinformación "vienen de territorio ruso y algunas otras también replicadas desde territorio venezolano"--, el Gobierno español no tiene duda de que los ataques están orquestados desde el entorno de los servicios secretos, controlados por Putin. La paradoja es que España es uno de los países europeos más favorables a Rusia, por quien ha terciado en el seno de la UE frente a la beligerancia de otros socios, y que la posición oficial de Moscú ante el conflicto catalán ha sido de apoyo expreso a la unidad de España. “Los rusos son maestros en el doble juego y ante la posibilidad de crear problemas a la UE la amistad con España queda en segundo plano”, advierte un experto.

 

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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