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La maquinaria rusa ganó la batalla ‘online’ del referéndum ilegal

El Gobierno y los medios públicos no reaccionaron a tiempo ante la red de bulos

Manifestación por la liberación de los exconsejeros encarcelados.
Manifestación por la liberación de los exconsejeros encarcelados.Cristobal Castro
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El independentismo catalán, falto de los recursos necesarios para lograr el objetivo de romper con el resto de España, puso sus mensajes y noticias falsas al servicio de la gran maquinaria prorrusa, que los amplificó a través de miles de perfiles en redes sociales en el entorno del Kremlin y en el chavismo venezolano, con el enlace de activistas como Julian Assange. Según varios estudios sobre la conversación social en Internet, esa estrategia consciente convenció a la opinión pública internacional porque no obtuvo resistencia alguna por parte de las instituciones del Estado español.

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Ni el Gobierno, ni los partidos políticos ni los medios públicos respondieron de forma organizada al ataque en su contra en redes sociales. Una prueba: según un análisis de la conversación social efectuado en la universidad George Washington durante los días anteriores y posteriores al referéndum del 1 de octubre se crearon dos narrativas con forma de burbuja. Un 78,2% de mensajes defendían la independencia de Cataluña y retrataban al Estado español como represor por alentar la brutalidad policial. Otro 19,2% defendía la legitimidad del Estado español de impedir un referéndum por ser este inconstitucional.

En ese estudio, al que ha tenido acceso EL PAÍS, se ha utilizado un software avanzado de medición y análisis de big data que utiliza tecnología española. Su autor, Javier Lesaca, es investigador visitante en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la George Washington University. Ha analizado en total 5.029.877 mensajes en Twitter, Facebook y otras redes sociales entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre.

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La principal conclusión: “La verdadera batalla del 1 de octubre en Cataluña se libró en el campo de la opinión pública. El plan de comunicación desarrollado por los organizadores del referéndum fue un éxito”. La prueba es que “el mensaje dominante en la opinión pública global ese 1 de octubre fue el que convenía a los independentistas: policías españoles que actuaron con violencia contra ciudadanos catalanes pacíficos que querían expresar su opinión de forma democrática en las urnas. La narrativa y las imágenes a favor del Gobierno y contra la celebración del referéndum no lograron dominar o atraer el interés de la conversación digital”.

En cuestión de volumen, y atendiendo sólo a las 50 informaciones más populares, los mensajes proindependentistas se compartieron 966.132 veces mientras que los favorables a la estrategia del Gobierno sólo llegaron a ser compartidos 47.321 veces. Un exiguo 4% de esos mensajes criticaba a los organizadores de un referéndum previamente declarado inconstitucional y un 2% daba ejemplos de fraude como fotos de personas votando en más de un colegio.

El objetivo: legitimar la anexión de Crimea

Una oportunidad que la maquinaria rusa detectó en el pulso separatista catalán fue la de tratar de dar legitimidad al independentismo que sí beneficia al Kremlin, es decir, la anexión de la península de Crimea y el Donbás durante el conflicto ucranio de 2014.

Según ha confirmado la investigadora Donara Barojan, del Atlantic Council, “los medios separatistas en el este de Ucrania intentaron emplear la crisis catalana como una vía de legitimar la anexión ilegal de Crimea”. Barojan, en un análisis del Digital Forensics Lab, afirma que esta no es la primera vez que algo así ocurre.

Los medios prorrusos en Ucrania ya interpretaron del mismo modo el referéndum pactado de independencia que se realizó en Escocia en 2014, en el que acabó imponiéndose el ‘no’.

En cualquier caso, el Kremlin ha aprovechado la crisis. Según Barojan, la crisis catalana ha permitido “un resurgir de los argumentos rusos y de los líderes separatistas que empezaron a usarse en la crisis de 2014”.

La reiteración en la maniobra ha favorecido el apoyo al gobierno español de sus homólogos de las repúblicas bálticas y exyugoslavas.

La influencia del Kremlin

Atendiendo a enlaces informativos, la suma de los medios estatales rusos RT y Sputnik superó a cabeceras globales como CNN o The Guardian e incluso a diarios españoles como El Mundo o La Vanguardia. Es más, la resistencia que opusieron los medios públicos españoles fue inexistente. La suma de los mensajes de los dos medios estatales rusos tuvo 10 veces más influencia en redes que la suma de los dos medios públicos que ha analizado este informe, RTVE y EFE, cuya influencia fue meramente testimonial.

Otro reciente análisis, del grupo The Integrity Initiative, que se dedica a combatir la desinformación rusa en Europa, asegura que “el Kremlin busca influencia sobre Madrid”. “Lo que detectamos es un ejemplo clásico de mecanismo de control y amortiguación común en el KGB. Al apoyar ambas partes, Rusia se coloca en la posición de intentar evitar que la crisis de la independencia catalana avance por un camino indeseado o quede fuera del control de Moscú”, dice el informe, titulado El contexto de la injerencia rusa en la cuestión catalana.

Esto explica que el propio Vladímir Putin dijera en un discurso pronunciado el 19 de octubre que lo que sucede en Cataluña “es un asunto interno de España y debe solucionarse según las leyes españolas y de acuerdo con las tradiciones democráticas”. El análisis de The Integrity Initiative no cree que haya contradicción alguna entre las palabras de Putin y los mensajes afines del independentismo de medios financiados por el Kremlin. Simplemente, Rusia busca tener ventaja jugando en ambas partes del juego.

Es más, ese instituto apunta a que el verdadero objetivo de Moscú pueda ser alentar un resurgimiento de la ultraderecha en España. Según ese informe: “Los votantes de ultraderecha y los conservadores decepcionados con el PP muestran una creciente simpatía por la Rusia de Putin. Aunque ese sector aún no es políticamente relevante, el auge del nacionalismo español como reacción al asunto catalán probablemente desencadenará el crecimiento de partidos como VOX”.

#RajoyDimision

Ahí es donde hace su incursión una de las obsesiones más comunes de las redes prorrusas y sus aliados populistas en el este de Europa: George Soros, el magnate nacido en Hungría, superviviente del holocausto y comprometido con diversas causas progresistas. Varios medios minoritarios afines a Rusia, como El Espía Digital, que publica informaciones de RT y Sputnik, han publicado informaciones que aseguran, sin pruebas convincentes, que Soros financia el independentismo catalán.

En cualquier casi, la campaña proindependentista en Internet está organizada y no se vale sólo de la actividad voluntaria de simpatizantes en Internet. Lo demuestra que, según el análisis de Lesaca en George Washington, los mensajes de RT y Sputnik fueron compartidos en redes sociales por perfiles que en un 87% pueden definirse como falsos o automatizados, activados y controlados por una entidad superior. En este cometido ayudaron las redes chavistas, que en un alto grado contienen también perfiles robotizados. La gran mayoría de esos mensajes eran claramente perjudiciales para la estrategia pactada por el Gobierno español con la oposición.

Otro indicio: el sexto término más usado en la conversación en redes sociales en los días previos y posteriores al referéndum del 1 de octubre fue #RajoyDimision. Según este análisis, “la introducción de este elemento entre los términos más populares sugiere la hipótesis de que, en una estrategia deliberada, varios grupos o individuos estaban interesados en asociar la crisis en Cataluña con la imagen del presidente del Gobierno”.

Toda la información sobre la injerencia rusa

A una semana de que se celebrara el referéndum ilegalizado de independencia en Cataluña, diversos equipos de seguimiento de la desinformación rusa en redes sociales alertaron de un incremento de mensajes favorables al soberanismo por parte de cuentas afines al Kremlin. Entre sus mensajes habituales, relacionados con Donald Trump, Ucrania o Siria, comenzaron a colarse defensas del independentismo catalán.

Así lo reveló la herramienta Hamilton 68 de la Alianza para Asegurar la Democracia, un proyecto nacido en el seno del German Marshall Fund después de que la proliferación de noticias falsas en las elecciones norteamericanas de 2016 le permitiera a Donald Trump ganar la presidencia. Esa herramienta analiza de forma permanente 600 cuentas, automatizadas o no, en la órbita del Kremlin. En las semana previa al referéndum, uno de los hashtags más empleados por esos perfiles prorrusos era #Catalonia.

A esas cuentas se les sumó Julian Assange quien, desde su encierro en la embajada ecuatoriana en Londres, se dedicó a agitar en Twitter a los seguidores de Wikileaks para propagar una versión idealizada de la consulta del 1 de octubre. Se le unieron pronto, ente otros, el colectivo de hackers Anonymous y el analista Edward Snowden, prófugo de la justicia norteamericana a quien Rusia ha concedido asilo.

En la recta final al 1 de octubre, ante las maniobras de la policía para impedir la logística de la consulta, un grupo de hackers catalanes se valió de compañeros en países de la antigua Unión Soviética, Rusia incluida, para aflorar los dominios bajo los que alojaban el censo y la logística tecnológica de la votación. Finalmente, para garantizar que participaría el máximo número de personas posibles, la Generalitat decidió por aceptar un censo universal controlado con registros manuales.

A las fotos de las cargas de la policía para impedir la votación, el independentismo sumó informaciones exageradas y fotografías antiguas. Además, la propia Generalitat difundió noticias falsas, como que los heridos superaban el millar, algo de lo que las redes prorrusas en Internet se hicieron eco, añadiendo comparaciones con el franquismo y el fascismo. El objetivo, reflejado en la cobertura de los medios estatales rusos RT y Sputnik, era mostrar a una Unión Europea debilitada.

Pasado ya el referéndum, EL PAÍS reveló que el Gobierno catalán había trabajado durante años en una Administración íntegramente digital, según un proyecto del consorcio Administració Oberta de Catalunya, dependiente de la Generalitat. Diversos altos funcionarios catalanes habían viajado repetidamente a Estonia para copiar su modelo de gobernanza vía Internet. El Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona descubrió y frustró esos planes, encontrados en los registros de la Guardia Civil del 21 de septiembre ordenados por el juez Juan Antonio Ramírez Sunyer.

El presidente ruso, Vladímir Putin, y sus portavoces diplomáticos han asegurado de forma reiterada que los problemas de Cataluña competen únicamente a España. Sin embargo, el 26 de octubre EL PAÍS reveló que un político separatista afín a Putin visitó Barcelona con la intención de establecer lazos entre la órbita del Kremlin y una posible Cataluña independiente, según fuentes de la inteligencia española. Dimitri Medóev, funcionario osetio afín a Moscú y ministro de facto de Exteriores de la república irredenta de Osetia del Sur incluso abrió una oficina en Barcelona para establecer relaciones bilaterales.

Paralelamente, representantes de dos organizaciones no gubernamentales rusas visitaron Cataluña, en un viaje organizado por la Organización Mundial Contra la Tortura, para estudiar los efectos de las cargas policiales registradas en el referéndum ilegalizado del 1 de octubre. Yuri Dzhibladze, presidente del Centro para el Desarrollo de la Democracia y los Derechos Humanos, y Olga Zakharova, directora del Centro de Análisis de Documentos para la Libertad, contactaron a la OMCT para pedir asistencia en su visita a Cataluña.

Previamente, la Audiencia Nacional aprobó la extradición a EE UU del hacker ruso Piotr Levashov, investigado por el FBI por su supuesta implicación en el ciberespionaje de la campaña electoral del año pasado, que ganó Donald Trump. La investigación cree que Rusia organizó el hackeo de los ordenadores del Partido Demócrata. Levashov fue detenido en abril en Barcelona. En esa misma ciudad detuvo la Guardia Civil en enero a otro hacker, Stanislav Lísov, acusado de estafa bancaria. La Audiencia Nacional decidió extraditarle a EE UU en agosto para ser juzgado por presuntos delitos de asociación ilícita para cometer fraude y abuso por medios electrónicos.

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