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Las dos muertes de Marina Rodríguez Barciela

La mujer fue asesinada en Navidad de 2015. Su marido, único acusado del crimen, fue declarado ‘no culpable’ ante la ausencia de pruebas

Protesta en el municipio de Mos. Vídeo: imágenes de la excarcelación del sospechoso, en febrero.Vídeo: salvador sas | ATLAS
Manuel Jabois

Marina Rodríguez Barciela, de 69 años, apareció en la noche del 29 de diciembre de 2015 tirada muerta en el suelo de su cocina en Mos (Pontevedra) con un boquete en el cráneo.Un año antes había denunciado a su marido, Florencio Alonso Calvar, de 71 años, por maltrato físico y psicológico continuado. La familia de ella dice que vivía en continuo estado de pánico y que era amenazada frecuentemente. Esa denuncia acabó siendo retirada por la mujer.

La noche del crimen Florencio Alonso dijo haber localizado el cuerpo en la cocina: llamó a Marina por su nombre, le preguntó si estaba bien y salió en coche al puesto de la Guardia Civil, donde se le reprochó no haber llamado antes a una ambulancia. Al llegar a las dependencias policiales, los agentes estaban atendiendo a otras personas y Florencio esperó a que terminasen. Después informó de cómo se había encontrado a su mujer; cuando la Guardia Civil llegó a la casa y vio la escena, fue detenido. Por la incongruencia de su actitud y porque, atendiendo a su versión, había tardado una hora en llegar al cuartel cuando el trayecto no debería de haberle llevado más de quince minutos.

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Según el escrito de la fiscal, Florencio Alonso había llegado a su casa al anochecer del 29 de diciembre tras estar en un bar cercano, se dirigió a la cocina sabiendo que estaba allí su mujer y con un objeto “duro y contundente” la golpeó primero en el tronco hasta derrumbarla, y en el suelo tres veces más hasta reventarle la cabeza. El hijo de ambos, al ser preguntado si creía que su padre había matado a su madre, preguntó: “¿Y entonces quién iba a ser?”. Pero no había pruebas: ni rastros biológicos de Florencio en la escena ni arma del crimen. Los investigadores informaron de la escasa sangre que había pese a la brutalidad de los golpes, que evidenciaba que el asesino había limpiado la cocina.

Florencio Alonso fue encarcelado después del asesinato y estuvo 14 meses en prisión; su puesta en libertad meses antes del juicio provocó un escándalo en Mos. Recurrió la Xunta de Galicia, que se presentó en el juicio como acusación particular, y hubo un minuto de silencio en el Ayuntamiento encabezado por la alcaldesa, Nidia Arévalo, que dijo: “Pido a la Justicia que este hombre vuelva a la cárcel, que es donde tiene que estar". “Hay indicios y antecedentes clarísimos”, dijo. Leyó un comunicado conjunto en nombre de la Corporación municipal: “Que el principal sospechoso del asesinato regrese a la cárcel cuanto antes y permanezca encarcelado hasta que se celebre el juicio”. Entre otros testimonios recogidos en el pueblo del mismo tenor por el periódico Atlántico Diario, la dependienta de una tienda recordaba hace meses cómo la mujer le dijo una vez: “Me voy ya, que como él llegue a casa antes que yo me mata”.

El juicio se celebró esta semana en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Fue un quiero y no puedo: ninguna prueba incriminaba a Florencio Alonso Calvar. La única contradicción en que se movía era la hora de llegada a casa: si había ido a la hora en que él decía, alrededor de las diez de la noche, o si había ido una hora y media antes, con lo cual tuvo tiempo para matar a su mujer y limpiar de pruebas la escena del crimen, así como hacer desaparecer el arma. Ese tiempo Florencio dijo haberlo pasado en el bar. Allí, el camarero y la cocinera del bar lo confirmaron: pidió un vino y no quiso el pincho porque dijo que su mujer estaba haciendo la cena. Pero del establecimiento salió, según ellos, sobre las 20.30 horas. Él no recuerda la hora, pero la cree más tarde. Apareció alrededor de las 22.00 horas en la Guardia Civil, por eso levantó sospechas que hubiese tardado tanto en llegar.

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A esa hora y media que no explicó en el juicio (sólo aceptó responder a preguntas de su abogada) se aferraron tres miembros del jurado popular para discrepar con los seis restantes, que lo declararon ‘no culpable’. “La sensación que tenemos todos es que fue él porque todo lleva a él, pero no hay nada que lo pueda condenar; hacerlo sería un escándalo”, dice uno de los presentes en el juicio. Ya fue un escándalo judicial, dicen otras fuentes, que estuviese en prisión 14 meses declarándose inocente y sin nada que lo incriminase. Y escándalo social fue que saliese en libertad antes de la vista.

Lo detuvieron el día del asesinato, según explicó un guardia civil, porque “no había nadie allí que hubiese podido ser, tenía que ser él”. El día que declararon los agentes y los sanitarios describieron una casa llena de cartones, enseres y suciedad, y un padre y un hijo “inexpresivos”, sin muestras de dolor; nadie, ni la familia de la víctima ni del acusado, acudió al juicio. Ese semblante inexpresivo de Florencio Alonso Calvar no cambió tras escuchar el veredicto del jurado popular. Salió el jueves cerca de la medianoche de la Audiencia Provincial de Pontevedra caminando en silencio, dirigiéndose a un párking a coger su vehículo para regresar a su pueblo. El asesinato de Marina Rodríguez Barciela, una mujer vencida en vida, que llevaba casi 50 años casada con el hombre que la maltrataba, no tiene culpable. Sólo un sospechoso.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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