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Rajoy evita en la cumbre una invitación de Merkel para hablar de Cataluña

El presidente español sostiene que el desafío catalán "es un asunto interno" que "no estaba en la agenda"

 El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, conversa con la primera ministra británica, Theresa May.
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, conversa con la primera ministra británica, Theresa May.Julien Warnand (EFE)

Versión oficial del Gobierno español: no se habló de Cataluña en el Consejo Europeo porque nadie pidió al presidente Mariano Rajoy una sola explicación. Contra esa versión, hasta tres fuentes presentes en la cumbre explicaron este viernes que la canciller alemana, Angela Merkel, invitó a Rajoy a hablar sobre Cataluña durante la cena informal del jueves. Junto a los ñoquis, el faisán y el resto del menú que se sirvió en Bruselas a la hora de hablar del Brexit, Turquía, Irán o Corea del Norte, la canciller pretendía que España explicara al resto de líderes la situación de la crisis de Estado en Cataluña y los próximos pasos del Gobierno. Rajoy declinó la invitación, pese a que Berlín es uno de sus grandes aliados: Merkel ha asegurado en Bruselas que “apoya” al Gobierno español en su búsqueda de soluciones “dentro del marco constitucional”.

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El presidente del Consejo, Donald Tusk, tanteó a Rajoy tras la invitación de Merkel. Rajoy rechazó con un ademán, sin una sola palabra, con solo su lenguaje corporal. Y eso fue todo, según las fuentes consultadas: con ese gesto se desvaneció uno de los momentos más esperados del Consejo, con Cataluña fuera de la agenda oficial pero presente en las declaraciones de todos y cada uno de los líderes.

Los Estados miembros cierran filas con Rajoy, según las fuentes consultadas. Pero ese apoyo lleva varias apostillas: los socios quieren diálogo dentro del marco constitucional y, sobre todo, no desean más imágenes de cargas policiales. Las tesis del Gobierno catalán no tienen tracción en Bruselas: los Estados miembros condenan la violación del marco legal, institucional, incluso de los tratados europeos por parte de Cataluña. Pero cuando aparece el asunto, los diplomáticos e incluso los líderes añaden de inmediato una segunda derivada: los problemas políticos requieren soluciones políticas, según la tesis que comparten las cancillerías. Tusk resumió en esta cumbre esa posición con brillantez: “No hay ningún margen para ningún tipo de mediación internacional. Cataluña no está en la agenda y no hay espacio para una intervención de la UE, pero todos nosotros tenemos emociones y opiniones” acerca del desafío catalán.

Merkel dejó en la cena la pelota en el tejado de Rajoy. Pero España no quiere un debate europeo al respecto: el presidente español no recogió el guante. Tan solo habló de Cataluña el viernes ante los periodistas y, muy brevemente, en una reunión bilateral con el presidente francés, Emmanuel Macron, la tarde del jueves. A preguntas de los periodistas, Rajoy sintetizó su estrategia en Bruselas: Cataluña “es un asunto nacional, de España"; "preocupa a los dirigentes europeos, pero todos han apoyado la posición del Gobierno español”, dijo el presidente español en una concurrida rueda de prensa. Allí justificó que no se hablara de Cataluña “porque no está en la agenda fijada por Tusk”, pero no dijo una palabra de la invitación de Merkel.

Las fuentes consultadas en la delegación alemana no quisieron apuntar los motivos de esa petición, pese a que la canciller sabía perfectamente que Rajoy no quería dar explicaciones.

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