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¿Por qué Europa debate hoy sobre Cataluña y España en una semana?

PP, PSOE y Ciudadanos negocian y dan la vuelta a una discusión en el parlamento europeo sobre la violencia contra los pacíficos ciudadanos catalanes

Javier Casqueiro
Delegados asisten y votan en un pleno en el Parlamento Europeo.
Delegados asisten y votan en un pleno en el Parlamento Europeo.PATRICK SEEGER (EFE)

¿Por qué el parlamento europeo puede debatir este miércoles sobre la crítica situación que se vive ahora mismo en Cataluña y el Congreso de los Diputados no lo hará, como mínimo, hasta la semana que viene? Es una pregunta de fácil y directa respuesta (porque esa cámara legislativa en Europa tiene esa agilidad para introducir asuntos de actualidad en el orden del día y nadie puede impedirlo), pero de peor digestión política y ciudadana.

Lo que es cierto y llamativo es que las consecuencias del 1-O y de la conflictiva jornada que se vivió el pasado domingo en Cataluña se debatirán antes en el Parlamento europeo, oficialmente y en el pleno que comenzará sobre las 15.00 horas de la tarde de este miércoles, que en el Congreso español. Esa constatación ha provocado críticas y cierta desazón hacia la lentidud y los problemas que tiene la Cámara baja en España para articular sesiones con urgencia, de máxima actualidad y de interés para sus ciudadanos. La principal razón es que en el parlarmento de Estrasburgo, pese a las acusaciones de burocrático y en ocasiones estéril, los debates pueden provocarse de manera mucho más rápida y en principio inevitable.

Es lo que ha sucedido con este caso. El pasado jueves la equiparable junta de portavoces del Parlamento europeo estudió una propuesta del grupo GUE (en el que están los partidos españoles Podemos e Izquierda Unida) y de los Verdes (donde se engloba ERC) para que la Comisión produjera un pronunciamiento sobre "la masiva violencia policial contra los pacíficos ciudadanos en Cataluña" y lo hizo antes incluso de que se pudieran ver en todo el mundo los incidentes y enfrentamientos que tuvieron lugar al final en la jornada del pasado domingo 1-O. Eso decía literalmente esa propuesta. El PP entró en alarma en cuanto observó el contenido de esa iniciativa y se preocupó de boicotearla. Los portavoces populares españoles en la cámara entablaron contactos con los representantes del PSOE y de Ciudadanos y negociaron el rechazo a esa pretensión, no sin algunos problemas con representantes incluso de esos partidos en otros países europeos.

El problema se agravó el mismo domingo 1-O. Muchos eurodiputados de diversos países vieron las imágenes de las distintas agresiones que tuvieron lugar en Barcelona, la actuación de las fuerzas policiales, los atrincheramientos en muchos colegios electorales, y empezaron a difundir sus opiniones por las redes sociales. Muchas negativas e inquietas, según fuentes de esos partidos al tanto de las negociaciones. También hicieron llegar esos mensajes de malestar a sus jefes de filas. El lunes, el día después del 1-O, los portavoces de esos partidos se volvieron a reunir para ultimar el orden del día del pleno habitual que comienza este miércoles y constataron el malestar de numerosos eurodiputados de sus propias filas.

Los portavoces españoles del PPE y del PSOE-E se comunicaron con los responsables de sus áreas en las cúpulas nacionales de esos partidos y trasladaron, por un lado, esa inquietud, y por otro, que había que actuar para evitar que el asunto de Cataluña se colase al final en el orden del día con un enfoque mucho más negativo y fuera de control para los intereses de España, según han confirmado a EL PAÍS varios de los negociadores. Había preocupación pero también poco margen de tiempo. Se temía la inclusión del conflicto catalán en la cámara europea de una forma poco apropiada para los intereses de España y justo el día después del 1-O y cuando el presidente catalán, Carles Puigdemont, había demandado la mediación de Europa tras el balance que hizo de la jornada del domingo.

Los máximos representantes del PP, PSOE y Ciudadanos en Europa decidieron actuar y proponer a cambio de meter el conflicto catalán en el pleno con la pretensión de discutir los presuntos ataques a "ciudadanos pacíficos" con otro objetivo. La propuesta final del PPE, de S&D (donde está el PSOE) y de ALDE (donde está Ciudadanos) consistió en oferta un debate más genérico sobre la "Constitución, el Estado de Derecho y los Derechos Fundamentales en España a la luz de los recientes eventos en Cataluña". La idea salió adelante y así estaba previsto que se abordara en el pleno de la tarde de este miércoles.

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El PSOE, además, apuntó que si se incluia en ese enunciado el añadido final de "los derechos fundamentales" sería posible acoger el apoyo de partida también de los Verdes y de algún eurodiputado próximo a Iniciativa per Catalunya. Así ocurrió y así se verá, en teoría, en el debate. Los negociadores acordaron acotar la discusión con la intervención solo de los portavoces del grupo (que no serán además eurodiputados españoles) para evitar al máximo las salidas de tono o discursos más o menos extemporáneos de eurodiputados próximos al independentismo.

El plan se culminó así pero tampoco se descarta que antes del comienzo de ese pleno, y durante la intervención matinal que está programada para preparar el próximo Consejo Europeo, alguno de los 750 eurodiputados representados en la cámara se levante e improvise una intervención relacionada con Cataluña y con los enfrentamientos del pasado domingo. Podría suceder. Esas alocuciones apenas duran uno o dos minutos.

Todo eso ocurrirá este miércoles en Estrasburgo una semana antes, más que probablemente, de que el Congreso de los Diputados albergue la petición de comparecencia que planteó el propio presidente Mariano Rajoy en su declaración del pasado domingo.

La mesa del Congreso ha aprobado esa petición demandada por Rajoy, pero no ha sido capaz aún de cerrar el día. Será la semana que viene cuando Rajoy y el Gobierno puedan, es lo que ha remarcado la presidenta, Ana Pastor. Y no parece fácil encajar el día. El lunes y el martes Rajoy debería viajar a Chipre para asistir a la cuarta sesión del foro de los países del sur de Europa que propuso en su día el francés François Hollande y que ya ha celebrado sesiones en Grecia, Portugal y España. Una cancelación de ese desplazamiento se uniría a la que ya hizo Rajoy en la reciente cumbre de jefes de gobierno en Tallin (Estonia) también por el desarrollo de los acontecimientos en Cataluña. Parecería que el presidente español no es capaz de continuar con su agenda normal y sus encuentros internacionales y daría una mala señal. Pero es que la semana que viene se celebra en España, el jueves 12, la fiesta nacional y toda esa actividad limitaría las opciones de la comparecencia en el Congreso al miércoles 11 o a postergar la cita otra semana más. Y eso sería aún menos justificable.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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