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La publicidad de Netflix que hiere a las víctimas de ETA

Una asociación de guardias civiles denuncia ante la fiscalía la polémica campaña de la plataforma televisiva que promociona 'Fe de etarras' en San Sebastián

Mikel Ormazabal
Cartel gigante colocado por Netflix en San Sebastián para promocionar la película 'Fe de etarras'.
Cartel gigante colocado por Netflix en San Sebastián para promocionar la película 'Fe de etarras'.JAVIER HERNÁNDEZ

Una lona gigante, de seis pisos de altura, exhibe en San Sebastián un anuncio publicitario de Netflix para promocionar la película Fe de etarras dirigida por Borja Cobeaga. El cartel colocado en pleno centro de la ciudad lleva escrito el siguiente mensaje: Yo soooy españooool, españoool, españoooool. Las tres palabras "españoool" aparecen tachadas con color rojo, aunque son legibles. La campaña de márketing ha causado un sonado revuelo en las redes sociales y muchas voces han exigido la retirada del rótulo. El director de la comedia se mantiene "al margen" de la polémica y asegura a EL PAÍS que tiene "la conciencia muy tranquila".

Netflix ha vuelto a lograr su objetivo de agitar la controversia. Con un señuelo impactante, ha cubierto el camino más corto para que, en vísperas de inaugurarse el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, la película que quiere promocionar esté ahora en boca de todos. Fe de etarras es una comedia alocada que se sitúa en el verano del 2010, cuando toda España celebra los triunfos de la selección española en el Mundial de Sudáfrica y un peculiar comando etarra, cuyos miembros interpretan los actores Javier Cámara, Miren Ibarguren, Gorka Otxoa y Julián Núñez, espera órdenes para perpetrar un atentado.

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El cineasta guipuzcoano y la coproductora Mediapro han decidido "no hacer declaraciones" sobre la polémica, afirma Cobeaga. Solo hablarán de la película cuando se estrene el próximo 29 de septiembre en el pase previsto en el Velódromo de San Sebastián, con aforo para 3.000 personas. La película se ofrecerá a los abonados de Netflix desde el 12 de octubre, día de la Hispanidad. "Yo tengo la conciencia muy tranquila", declara el director, que se remite a unas declaraciones realizadas recientemente a Europa Press, en las que se mostraba "extrañado" por el revuelo que ha causado el anuncio porque "la película no se ha estrenado y nadie la ha visto". Y añade que el tráiler no contiene "nada" que pueda herir sensibilidades.

No opina lo mismo la Unión de Guardias Civiles. Su portavoz estatal, José Manuel Manrique, confirma que esta asociación ha presentado este miércoles una denuncia ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional por un posible delito de humillación a las víctimas del terrorismo. Manrique sostiene que la campaña de Netflix "atenta contra la dignidad de las víctimas y contra la reparación que les deben tanto los asesinos como el resto de la sociedad silenciosa".

Alfonso Sánchez, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), opina que "no se puede banalizar con el terrorismo de ETA" porque "aún hay muchas heridas sin cerrar y se podía haber tenido un poco más de sensibilidad con el anuncio elegido". Sánchez apoya la retirada de la campaña publicitaria porque "hay familiares de víctimas de ETA que se han sentido ofendidas". "Muy cerca del lugar donde han colocado el cartel han muerto cinco personas asesinadas por ETA, entre ellas el padre de Maite Aralucea, nuestra secretaria general".

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Consuelo Ordóñez, de Covite, considera que "Netflix juega con la ambigüedad, ya que no aclara en qué contexto se realiza el anuncio". "Poner un anuncio de esas características implica que la polémica esté asegurada, que es precisamente lo que están buscando. Cada minuto que dedicamos a comentar el anuncio es una victoria para ellos", se lamenta. Y sentencia: "Utilizar el humor para hablar de ETA, como ocurrió con Ocho apellidos vascos, entraña un riesgo: banalizar el terror".

La campaña de Netflix se ubica en uno de los puntos más castigados por la banda criminal. ETA ha consumado cerca de un centenar de muertes en las calles de San Sebastián. Los colectivos que agrupan a los damnificados por la organización terrorista, como Voces contra el Terrorismo, también han expresado su malestar: "Seguro que si ETA hubiesen asesinado a familias de los directivos de Netflix no producirían una parodia de sus asesinos. Otra burla", dejó escrito en su cuenta de Twitter José Alcaraz.

“Es un contexto idóneo. Nos permite repasar todo lo que ha ocurrido en Euskadi y nos da cierta perspectiva de lo absurdo de haber vivido con esta violencia”, afirmó Cobeaga a este diario en mayo pasado para quitar hierro a los efectos que puede tener abordar en el cine un asunto tan delicado como los 50 años de terrorismo etarra. El director ya se atrevió, cuando aún estaba viva la violencia armada de la banda, a tratar con humor y sátira la situación del País Vasco en el programa de ETB Vaya semanita, donde se ridiculizaba incluso a la izquierda abertzale.

Netflix guarda silencio. Sus responsables no van a declarar "nada" sobre el lanzamiento de Fe de etarras. "Son muy reservados con las campañas de márketing que planifican", explica un portavoz del equipo de Comunicación de la plataforma televisiva online. Por el momento, no contemplan retirar el anuncio, como tuvieron que hacer en febrero de este año con las vallas publicitarias de la serie Santa Clara Diet. En aquella ocasión eligieron un enorme cartel con un dedo cortado en pequeñas rodajas sobre un plato y bañado sobre sangre que simulaba al famoso currywurst.

De polémicas publicitarias está curtida Netflix. Para promocionar la serie Narcos, en diciembre de 2016 colgó en la Puerta del Sol de Madrid un cartel de grandes dimensiones con el eslogan Oh, blanca Navidad, en clara referencia a la cocaína. Volvió por sus fueros con otro reclamo controvertido. El mensaje colocado en el mismo emplazamiento madrileño en agosto pasado decía Sé fuerte. Vuelve Narcos, en una alusión explícita al SMS que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, envió al extesorero del PP Luis Bárcenas en 2013 cuando afloraron los papeles de Gürtel.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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