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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Villarejo arranca un ventilador averiado

El comisario ha impulsado varias entrevistas con el fin claro de intimidar al Estado

Villarejo en los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid en junio.
Villarejo en los juzgados de Plaza de Castilla en Madrid en junio.Álvaro García

José Manuel Villarejo, el comisario jubilado que compaginaba su función policial con sus negocios millonarios, inició este fin de semana una campaña de blanqueo de su imagen e intentó contraatacar con acusaciones sin demostrar contra altos funcionarios del Estado, del Gobierno, de algunos partidos políticos y contra sus propios compañeros del Ministerio del Interior. Ayudado por los que él mismo define como sus “periodistas infiltrados”, Villarejo ha impulsado varias entrevistas, en diarios digitales y en La Sexta, con el fin claro de intimidar al Estado y evitar acabar en prisión por alguno de los dos casos en los que se encuentra imputado.

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Este Torrente con tintes sicilianos anda muy preocupado por la marcha de los dos procedimientos penales contra él y otras investigaciones en marcha que podrían acarrearle nuevas imputaciones. La red de favores mutuos que fue creando durante años (formada por políticos, empresarios, jueces, fiscales, editores de medios de comunicación, periodistas, abogados y policías en activo o en excedencia), no le está sirviendo en esta ocasión para evitar sentarse en el banquillo de los acusados.

Él mismo reconoce en sus entrevistas que ha decidido dar la cara una vez que la juez de Madrid le llamara a declarar como investigado por el apuñalamiento de la doctora Elisa Pinto. La dermatóloga le reconoció “sin lugar a dudas” como la persona que le clavó un cuchillo en el estómago en presencia de su hijo; y la juez, además de llamarle a declarar, ha decretado una orden de alejamiento de 500 metros de Pinto. Inicialmente, la investigación había concluido con el caso sobreseído, pero la Audiencia Provincial de Madrid decidió hace un mes que había que reabrirlo ante los claros indicios de delito y la escasa investigación llevada a cabo.

El excomisario-empresario niega su implicación en el caso, e incluso que fuera contratado por el empresario Javier López Madrid para solucionar su problema con la doctora. Sin embargo, el propio López Madrid reconoció en sus declaraciones que acudió a Villarejo (se lo recomendó Francisco Granados, el líder del PP de Madrid acusado de corrupción) y en el sumario aparecen más de 100 llamadas realizadas entre los teléfonos móviles de ambos.

Cuando se refirió a este tema en la entrevista del domingo en el programa televisivo Salvados, Villarejo balbuceó varias veces antes de decir que él usaba muchos teléfonos.

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En su intento de salir del paso, el policía ha hecho público este fin de semana lo que lleva diciendo en privado desde hace meses; que hay una conspiración contra él urdida por las altas esferas del Estado y ejecutada por el director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán; la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; su jefa de gabinete, María González Pico; y este periodista, al que acusa de ser un agente del CNI. Esta ridícula teoría de la conspiración le ha llevado a presentar diversas demandas que han sido rechazadas de entrada (la última, el pasado viernes) o que ha perdido en los tribunales.

El miedo a que este procedimiento siga adelante y le acaben procesando por los delitos de amenazas, coacciones y agresiones, ha llevado a Villarejo a la segunda fase de su estrategia defensiva (la primera fue publicar en las webs amigas viejos asuntos ya publicados en su día), que consiste en poner en marcha el ventilador y amenazar con divulgar información sensible contra los que considera sus enemigos.

El problema es que, hasta ahora, está utilizando un ventilador averiado, ya que se limita a lanzar acusaciones a diestro y siniestro, sin documentación alguna que las prueben. Y, todo ello, con la ayuda de los periodistas que le han entrevistado y que se limitan a poner la grabadora y dejar que Villarejo lance sus advertencias para que la amenaza surta efecto. ¿Dónde está el periodismo que comprueba lo que dicen los demás?

Además del caso del apuñalamiento de la doctora Pinto, el policía está imputado por grabar, manipular y difundir una conversación entre dos policías y dos miembros del CNI, por lo que se le acusa de revelación de secretos. Este procedimiento es una de las piezas del caso Nicolay, que también preocupa mucho a Villarejo. La comisión judicial de la Policía Nacional sigue investigando el caso y existen varias piezas separadas, decretadas como secretas, en las que aparece el comisario. La que parece preocuparle más es la de las posibles estafas, en la que aparece su buen amigo Adrián de la Joya, que le llamó hasta 20 veces en las horas siguientes a la detención de Francisco Nicolás Gómez Iglesias.

Ninguno de los periodistas que le ha entrevistado este fin de semana le ha preguntado sobre si su visita a Corinna en Londres la hizo como policía o como detective privado. Si fue como policía, ¿quién se lo encargó?; y si fue como detective privado, ¿con qué intención lo hizo? Lo mismo sucede con su supuesta investigación sobre el accidente del Yak-42, en la que un Policía Nacional no pinta nada; salvo que la hiciera por su cuenta.

Se trata de un doble juego en el que Villarejo acude indistintamente como comisario o como solucionador privado de problemas, a sabiendas de que esa información le servirá en un momento dado bien para obtener ingresos, bien para presionar a sus clientes o amenazar a diestro y siniestro. Y si no, lo presenta como informe policial.

“¿Qué te parece mi papel de tronquete con Ignacio González?”, preguntó Villarejo a Jordi Évole cuando escucharon una parte de la grabación de una conversación entre ambos en una cafetería de Madrid. Una grabación que mostraba claramente que el policía se ofrecía a solucionarle el problema, pero que al final, al no conseguir nada, optó por la denuncia. La doble cara de un comisario de policía al que le han permitido actuar como detective privado… y otras cosas más.

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