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Los empresarios vascos reclaman un marco estable ante el frente soberanista

ELA continuará presionando al PNV para que abandone su modelo pactista

Pedro Gorospe

Los empresarios vascos se mueven entre la prudencia y la preocupación, ante la posibilidad de que el frente independentista que impulsa el sindicato mayoritario en Euskadi ELA-STV, con EH Bildu, pueda provocar fractura social, como temen desde la presidencia del Gobierno vasco. Las patronales vascas reclaman un marco estable para aprovechar el crecimiento de la economía y creen, de manera genérica, que una sociedad dividida y crispada tiene mucho que perder.

El lehendakari, Íñigo Urkullu, en el Parlamento vasco.
El lehendakari, Íñigo Urkullu, en el Parlamento vasco.L. Rico

"El actual clima de confrontación laboral no es sostenible", han indicado este domingo desde la dirección de una de las asociaciones de empresarios, sin entrar a prejuzgar qué consecuencias podría tener añadirle crispación política a la que ya sufren en las empresas. Tanto Confebask como las patronales provinciales, además del Círculo de Empresarios vasco quieren ser prudentes a la espera de ver si la suma de fuerzas soberanistas, sociales y políticas, genera una división social más allá del debate parlamentario entre diferentes.

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En cualquier caso ELA no va a dejar de presionar al PNV para que abandone su modelo pactista y se sume a un frente exclusivamente soberanista que imite la vía unilateral adoptada por la Generalitat de Cataluña, en busca de la independencia.

El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, el sindicato con cerca de 100.000 afiliados y el 40% de los delegados en Euskadi, —va a seguir en el cargo dos años más— lo ha reafirmado este domingo en una entrevista publicada en el diario Gara. "Urkullu tiene una estrategia de dormir el conflicto político en Euskal Herria", y para ello pacta con el PP y al PSE, lo que a su entender concede a las fuerzas no nacionalistas la posibilidad de bloquear el proceso soberanista.

“Les concede derecho de veto frente a una hipótesis de mayorías vascas que podrían abrir otra fase", ha explicado en una de las respuestas, tras reconocer que para armar el desafío al Estado necesita a las fuerzas políticas, porque "el movimiento sindical solo no puede".

Alonso: "No se puede imitar a Cataluña"

El presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, afirmó ayer que la "vía vasca de diálogo" debe de ser una referencia para los catalanes. En una entrevista al diario Deia sostiene que "no podemos imitar el callejón sin salida de Cataluña, aquí estamos en una pista de despegue en muchos e interesantes proyectos". Alonso es partidario de "preservar el diálogo con el PNV en un contexto en el que "en Cataluña hay una dinámica de ruptura, de división social que no tienen ninguna posibilidad ni política ni jurídica".

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"Si a la estrategia de confrontación que utiliza ELA se suma la confrontación política y detrás está ese concepto de revolución para imitar a Cataluña, habrá un problema", augura el directivo de una gran empresa que prefiere mantenerse en el anonimato. Con igual prudencia se manifiestan desde el sindicato UGT y CC OO en Euskadi.

No quieren añadir nuevas críticas a las que hacen de forma habitual al modelo sindical de la fuerza mayoritaria, por primar la negociación en el seno de la empresa a la sectorial, y buscar la unidad de acción de forma exclusiva con sindicatos con los que coinciden en sus preferencias nacionales. Prefieren esperar a ver cómo evoluciona ese frente, y ver hasta dónde llega el papel que está dispuesto a jugar EH Bildu ante las presiones del sindicato de Adolfo Muñoz.

Huelgas largas

"ELA está haciendo una estrategia clara de contrapoder, pero eso viene ya de lejos", ha declarado este domingo el secretario general de UGT Euskadi, Raúl Arza. A ELA le gustan las huelgas largas en las que tira de su potente caja de resistencia para pagar un sueldo a los huelguistas, casi desde el primer día. La del sector de residencias de mayores de Bizkaia es la última. Llevan más de 200 días.

Un sindicalismo de contrapoder que mezcla lo social y lo político desde que el anterior secretario general, Joxe Elorrieta declara en 1997, en un acto en Gernika que "el Estatuto vasco está muerto".

Con su proclama rompió con aquella mayoría social y política que había apostado por ese modelo autonomista y empezó a defender el soberanismo, aunque entonces la unidad de acción se limitó al sindicato LAB, no hubo convergencia con la izquierda abertzale. La persistencia de ETA que incluso llegó a asesinar a un afiliado suyo el 11 de marzo de ese mismo año de 1997, lo impidió. El psicólogo de la cárcel de Martutene, Francisco Javier Gómez Elósegui, murió con un tiro en la nuca. Había sido uno de los redactores del documento sobre el acercamiento de presos de ETA que ELA y LAB presentaron ante la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco en diciembre de 1996. Era partidario de la negociación con ETA y del acercamiento. Veinte años después, el pasado enero, ya con ETA en vías de autodisolución, Elorrieta aseguró en Bilbao que "hay cuerpo para articular un bloque desde la izquierda que tenga una dimensión también política en clave soberanista".

No es el único partidario de un frente que tome el relevo en Euskadi del desfío catalán. Desde la izquierda abertzale, el que fuera secretario general del sindicato LAB, Rafael Díaz Usabiaga, el último encarcelado por el caso Bateragune, declaró el pasado enero que "ya se dan las condiciones" para armar un frente que luche por el Estado vasco.

En una entrevista en Naiz aseguró: "El espacio socialista e independentista es la segunda fuerza política, el sindicalismo abertzale ha ampliado su mayoría, la sociedad vasca mantiene una gran capacidad de auto organización. Lo que falta es integrarlos y liderarlos".

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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