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Los girasoles que deslumbran a los japoneses

El número de turistas asiáticos que visitan Carmona (Sevilla) crece atraídos por esta planta

Antonio J. Mora
Una turista japonesa en un campo de girasoles de Carmona (Sevilla).
Una turista japonesa en un campo de girasoles de Carmona (Sevilla).
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A Mai Muraki le encantan los girasoles. "Son preciosos. Me fascina su color, su brillo, su elegancia...", enumera esta japonesa. Pero no recuerda desde cuándo. "Creo que desde pequeña, siempre me han llamado la atención", dice. Y no es la única. Los campos de girasoles de la localidad sevillana de Carmona se han convertido en parada obligada de turistas asiáticos que, como Muraki, recorren la provincia. "El aumento de visitantes de Japón, Corea y China ha sido muy importante en los últimos años. Es difícil asegurar que solo sea por los girasoles, pero raro es el día que no vengan varios grupos o parejas interesados en ir a verlos", señala la responsable de la oficina de turismo del municipio, Paula Moreno. Según los datos de esta entidad, el número de visitantes asiáticos ha pasado de unos 2.900 en 2012 a más de 4.000.

"Me transmiten alegría, felicidad, positividad...", cuenta una mujer que ha visitado los campos

Muraki y su amiga esperan en la oficina de turismo al taxista que les acercará a los campos de girasoles. El viaje, de ida y vuelta, incluye parada para inmortalizar el momento y perderse por ese mar amarillo y verde. "No sé si me dará tiempo a hacer todas las fotos que quiero", afirma la chica. "Los visitantes tienen dos opciones: ir en taxi o con la empresa Girasoles de Carmona, que ofrece un recorrido por sus terrenos, incluso en coche de caballos si el tiempo lo permite, e información sobre el cultivo", afirma Moreno. A casi 35 kilómetros de la capital andaluza, el municipio cuenta con una superficie de más de 5.000 hectáreas de estas plantas.  "En sus países también hay, pero no en extensiones tan grandes como aquí. Les maravilla que se les pierda la vista", explica la responsable, quien indica que están en continuo contacto con agencias y touroperadores interesados en estas visitas. La temporada comienza a mediados de mayo y se prolonga hasta julio.

Mai Muraki (izquierda) y su amiga, en los campos de girasoles de Carmona.
Mai Muraki (izquierda) y su amiga, en los campos de girasoles de Carmona.

Y, ¿por qué les encantan? "Me transmiten alegría, felicidad, positividad...", asegura Muraki mientras juega con la bolsita de pipas para sembrar que le han regalado en la oficina de turismo. "Están llenos de luz, de vida...", agrega la chica. "A nosotros nos cuentan que, para ellos, los girasoles representan la vitalidad, la fecundidad, energía positiva...", afirma Moreno, antes de señalar que en algunos puntos de Japón, incluso, celebran una fiesta en su honor. "Ellos dicen que representa el sol, la vida, la luz...", añade Victoria Pérez, de la empresa Girasoles de Carmona, antes de apuntar que durante las visitas les enseñan a comer pipas. 

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El japonés Jun Zhang asegura que se "enamoró" de los girasoles tras ver a la "gran Sophia Loren" en medio de uno de estos campos en la película Los girasoles. "Me fascinaron", asegura tras describir las parcelas de Carmona como "un mar de luz sin final". "Me siento lleno de vida, en paz, con mucha felicidad", asegura tras haberse adentrado en uno de estos campos. "Dan ganas de perderse y quedarse allí escondido, al menos, 24 horas", bromea. 

Ante la creciente atracción, además de las visitas, la empresa Girasoles de Carmona ofrece a los turistas la posibilidad de tener su propia plantación virtual. A través de Internet, los interesados pueden apadrinar por 250 euros una parcela de 40 metros cuadrados y recibir vídeos y fotografías de todo el proceso: desde la siembra hasta la recogida. Tras la recolecta, recibirá uno de los girasoles de su terreno disecado. "Para ser el primer año, hemos tenido unos cuantos pedidos. Pero, sobre todo, lo que recibimos son consultas y preguntas", afirma Pérez. 

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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