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El arte de pactar los Presupuestos

Diputados expertos en las cuentas analizan el acuerdo de PP, Ciudadanos, PNV, CC y NC

Juan José Mateo
Cristóbal Montoro y Pedro Quevedo, a su entrada al pleno.
Cristóbal Montoro y Pedro Quevedo, a su entrada al pleno. LUIS SEVILLANO ARRIBAS

El diputado número 176 nació el 29 de marzo. Ese día, Pedro Quevedo anunció que Nueva Canarias votaría en contra de la primera tramitación de los Presupuestos y que solo negociaría su apoyo posteriormente. La decisión tuvo tres consecuencias. El protagonismo de su partido no quedó diluido en las negociaciones del Gobierno con Ciudadanos, el PNV y Coalición Canaria, que se aliaron contra las enmiendas a la totalidad (175 votos). Quevedo se convirtió en el diputado decisivo para sacar adelante las cuentas, que previsiblemente se aprobarán este miércoles (176). Y los nacionalistas disfrutaron de un mes bajo los focos, rematado con un pacto económico (200 millones) y político (nuevo estatuto y ley electoral canarios). Todo un ejemplo de la importancia de gestionar bien los tiempos en un Congreso fragmentado, que no vivía negociaciones así desde los Gobiernos en minoría de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

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“La clave de negociar unos Presupuestos se resume en el qué quiero yo, qué quieres tú y luego cómo lo vendemos”, resume Iñaki Anasagasti, exdiputado del PNV, que acordó las cuentas con el PP de Aznar, la CIU de Jordi Puyol y Coalición Canaria. “Muchas veces consiste en meter la partida cuando se está elaborando el proyecto, para luego no tener que andar explicándola”, sigue. Y subraya: “La opinión pública importa muchísimo. A nosotros nos impidió abordar la transferencia del sistema de la Seguridad Social, igual que ahora el tema de prisiones [el acercamiento de los presos de ETA] no se puede casi ni nombrar”.

Todos los políticos consultados por EL PAÍS conceden la máxima importancia a los gestos que acompañan a las negociaciones. Igual que el PNV ha evitado la foto de la firma del acuerdo —subrayando que el pacto con el PP es puntual— los dos partidos canarios han intentado demostrar a sus votantes su capacidad de influencia con sendas ceremonias de firma con Mariano Rajoy.

“Nadie puede pretender ganar por 10 a 0, pero nosotros no hemos negociado para hacer paripés”, dice Quevedo, que ha apostado porque se conocieran sus reuniones en La Moncloa con Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno; Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda; y Alberto Nadal, secretario de Estado. El diputado 176 registró enmiendas por unos 450 millones y ha cerrado el pacto en 200. Una demostración de que pactar es pasar de peticiones maximalistas a acuerdos realistas.

“La negociación consiste en achicar las pretensiones [de los posibles socios] en número y cantidad y encajarlas en las posibilidades del Presupuesto”, explica Francisco Fernández Marugán, exdiputado socialista que negoció los votos que le faltaban a Zapatero para aprobar sus cuentas. “Para incrementar el gasto en una partida tienes que bajar el gasto en otra, así que el proceso es cruento si no tienes un mecanismo que lo lubrifique”, sigue sobre la partida que recoge el proyecto desde sus inicios para financiar esos acuerdos. “Nuestra concepción era que había que lograr que el equilibrio del Presupuesto fuera compatible con que los diputados pudiera lucir algunas enmiendas en sus territorios”.

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Juego de equilibrios

El PP ha tenido que a tejer una alianza sin precedentes entre partidos antindependentistas (Ciudadanos) y formaciones nacionalistas (PNV, CC y NC). A Ciudadanos le concedió más de 4.000 millones para sus propuestas. Al PNV, un cálculo favorable del Cupo e inversiones millonarias en infraestructuras en Euskadi. Coalición Canaria ha logrado más de 400 millones para las Islas. Nueva Canarias, 200.

“La clave para gestionar bien los tiempos es tener claras las prioridades, cuáles son tus objetivos máximos y mínimos, ser capaz de estimar los de la otra parte con la mayor fiabilidad, y ser conscientes en todo momento de cuál es el verdadero poder negociador de cada parte”, fotografía Toni Roldán, negociador de Ciudadanos. “Dejar claro que no estamos en venta [para ocupar cargos] nos ha permitido poner el foco en nuestras prioridades, que son unas políticas en las que creemos y evitar distracciones”.

Lograr el acuerdo sin que las concesiones a un socio irritaran al resto ha obligado al Ejecutivo a un juego de equilibrios.

“Yo siempre empiezo las reuniones preguntando: ¿Queremos llegar a un acuerdo o estamos disimulando?”, resume Carlos Floriano, diputado del PP con una larga trayectoria en la comisión de Presupuestos. “Cuando hay una voluntad expresa de llegar a acuerdos, siempre hay capacidad de llegar a un entendimiento, porque siempre hay posibilidades de buscar fórmulas que recojan los pareceres de todos, entendiendo que tenemos que saber conducirnos todos a un punto de encuentro común a través de renuncias”, añade. “En estos Presupuestos no me consta que se haya pactado el cómo contarlo. En otras ocasiones sí: haciendo ver que no hay vencedores y vencidos”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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