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La medicina que cura a bebés prematuros gracias a la cercanía de sus madres

Los hoteles para las progenitoras en hospitales cumplen diez años en Andalucía con unas 2.000 usuarias al año

Pepa Nogales y Roberto Prieto, junto a su hija Valeria, en el hospital de Valme (Sevilla).
Pepa Nogales y Roberto Prieto, junto a su hija Valeria, en el hospital de Valme (Sevilla).PACO PUENTES
Antonio J. Mora

La pequeña Janett nació por cesárea el pasado 2 de abril. Lo hizo casi dos meses antes de lo que estaba previsto. Midió 34 centímetros y pesó 760 gramos. "Nos cabía en la palma de una mano", recuerda su madre, Aquilina Tejada, de 23 años. Ambas han vivido durante más de un mes y medio en el Hospital Universitario de Valme, en Sevilla. Janett, en una incubadora; Aquilina, en el hotel para madres del centro hospitalario. Durante todo este tiempo, han podido estar cerca las 24 horas. Desde hace una década, Andalucía ofrece este servicio de alojamiento y comida para progenitoras con bebés prematuros ingresados en la unidad de Neonatología. El objetivo es ayudar a mejorar los problemas de salud que puede presentar el recién nacido y a fomentar el vínculo familiar. "El contacto con los padres es fundamental para la evolución del pequeño", asegura el director de esta área en el Valme, Javier Casanovas.

Aquilina recuerda que sintió "un gran escalofrío" cuando cogió a su bebé en brazos por primera vez. "Al principio, me daba mucho miedo cogerla, cambiarla, era tan pequeña", asegura la mujer sin dejar de mirar el rostro de su hija. "Hay padres que llegan a pensar que el niño está mejor en la incubadora, pero no, el bebé tiene que estar con su madre", asegura la directora de cuidados del área de Neonatología de dicho hospital sevillano, Nieves Domínguez.

El poder estar cerca las 24 horas gracias a este servicio, señalan, es beneficioso tanto para el pequeño como para la progenitora. "Favorece la lactancia materna, ayuda a preservar el vínculo madre-hijo, el bebé está más tranquilo...

"Es cierto que al principio te cuesta cogerlo, pero cuando ya lo haces, cada vez quieres hacerlo más", afirma Jesús de la Torre, presidente de una asociación de padres de prematuros (Pequevidas Valme) y cuya hija Irene nació pesando 720 gramos. "Una asistencia a los recién nacidos que no esté basada en términos de humanización y, en lo que se llama, cuidados centrados en el desarrollo no es hacer una medicina moderna basada en la evidencia", explica el director del Proyecto de Humanización de Atención Perinatal, Julio Romero. 

El poder estar cerca las 24 horas gracias a este servicio, como señala Casanovas, es beneficioso tanto para el pequeño como para la progenitora. "Favorece la lactancia materna, ayuda a preservar el vínculo madre-hijo, el bebé está más tranquilo, le mejora la frecuencia cardíaca...", enumera el experto. A ello se suma el hecho de que los padres puedan ir participando en el cuidado del niño. "Aunque el peso de la atención lo lleva el personal sanitario, los progenitores pueden ir participando poco a poco. Van cambiándoles el pañal, posicionándolos,... Y lo que es más importante, el contacto directo piel con piel de madre e hijo", afirma el especialista.

Este último cuidado, denominado canguro, se viene realizando en dicho hospital desde la década de los noventa tras comprobarse científicamente sus múltiples beneficios. "Está demostrado que con ese contacto, disminuye las necesidades de oxígeno del bebé, se normaliza su frecuencia cardíaca, en definitiva, todas las variables señalan que el niño está más confortable que en ningún otro sitio", afirma Romero. "La respiración de los dos se acompasa, sirviendo como estímulo para evitar apneas, con menos episodios de llanto, lo que hará que gaste menos energía y aumente mejor de peso", añade Casanovas.

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Aquilina Tejada junto a su hija Janett.
Aquilina Tejada junto a su hija Janett.

Presente en 19 hospitales andaluces, este servicio es utilizado por unas 2.000 mujeres al año, según los datos de la Consejería de Salud. Ofrece a las progenitoras que hayan recibido el alta la posibilidad de alojarse en el hospital mientras su bebé siga ingresado. "El fin es que no haya separación entre el recién nacido y la madre porque la no separación favorece el vínculo afectivo que, no solo va a ser importantísimo para el resto de la vida, sino también para la instalación y mantenimiento de la lactancia materna", afirma Romero, quien señala que los primeros piel con piel también hacen que la madre "se enamore" del pequeño.

Con 79 camas en toda Andalucía, el servicio cuenta en el Valme con tres plazas en una habitación con baño completo. "Cuando hay una mayor demanda, se atienden a criterios como que la madre le vaya a dar lactancia exclusiva, la situación socioeconómica de la familia, el peso del bebé, la distancia del domicilio familiar... Hay que tener en cuenta que el hospital da servicio a todo la zona sur de Sevilla, con municipios que están a 30 o 40 kilómetros de la capital, y lo que eso supone para que los padres vengan todos los días", señala Casanovas, quien apunta que de los 3.000 partos que de media se atiende en este centro cada año, el 8% es prematuro.

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Para mitigar esa preocupación y miedo de los padres, cuentan los expertos, el personal sanitario les ofrece una visita guiada para que conozcan la unidad y puedan ir familiarizando. "Ven tantas máquinas, tantos cables... que es normal que se asusten", explica Domínguez. Junto a ello, la asociación que preside De la Torre participa en charlas para ayudar y apoyar a los progenitores. "El primer consejo que les doy es que si tienen alguna duda le pregunten al personal y que si no se sienten cómodos que también se lo digan", señala. Esta apuesta por la cercanía se suma a la filosofía de puertas abiertas implantada en los centros hospitalarios para que, en general, los padres pueden ver a sus hijos las 24 horas. 

Asimismo, al servicio de hoteles para madres se suma otro muy parecido: el de las habitaciones compartidas. En este caso, la progenitora tiene a su bebé en una cuna en su misma habitación. Está destinada a recién nacidos con enfermedades leves o como paso de transición antes de la vuelta a casa después de que el pequeño haya estado ingresado en Neonatología una temporada. "Hemos tenido que volver porque Valeria no expulsaba la bilirrubina y no ganaba peso", señala su padre, Roberto Prieto, quien destaca la tranquilidad que supone poder alojarse en el hospital y no tener que ir y venir todos los días desde Mairena del Alcor (a más de media hora del hospital de Valme). "Te llegas a sentir como en casa", señala. 

Aquilina termina de vestir a su hija. Le coloca un gorrito de hilo blanco y rosa. Hoy vuelven a casa tras mes y medio en el hospital. "No he salido ningún día, mi familia me ha traído todo lo que iba necesitando. Hasta que no me la llevara, no me iba a ir de aquí", asegura antes de mostrar el colgante que lleva con el nombre de su hija y un pequeño corazón rojo.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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